tag:blogger.com,1999:blog-8307708442316517512024-03-19T00:49:01.257-07:00mis panfletos intelectualesJuan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.comBlogger392125tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-21413732735376033682024-03-18T12:09:00.000-07:002024-03-18T12:09:47.459-07:00A LA PASIÓN DE CRISTO <p><br /></p><p><br /></p><p>Raíz ensangrentada de la Pasión celestial,</p><p>honda en la tierra del suelo natal,</p><p>se hace oscura la luz inmortal,</p><p>cruz, muerte y sangre, cáliz de dolor,</p><p>sensualidad trágica del fervor,</p><p>primavera de espinas y flagelación, </p><p>solemnidad amarga de oblación,</p><p>profundidad de la vida y de la muerte,</p><p>del alma en oración que se entristece</p><p>por la agonía del Puro sufriente, </p><p>pecado y corrupción en noche grave </p><p>de Redención de la maldita carne.</p><p>Es el Sí de Dios frente a un No ancestral</p><p>que ahora ya no se nos imputará. </p><p><br /></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-13857809140668866752024-02-20T08:29:00.000-08:002024-02-20T08:29:54.757-08:00CARTA DE AMOR AL AMOR<p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;">Me he decidido a escribirte esta carta, Amor, siguiendo el ejemplo de la conocida monja portuguesa Mariana Alcoforado, supuesta autora en el siglo XVII de las también célebres <i>Cartas de amor de una monja portuguesa</i> y de la que se decía que estaba enamorada del Amor. Yo también siento hacia ti mismo el sublime sentimiento del enamoramiento que idealiza, ennoblece y eleva siempre, de manera transfiguradora, su objeto. En este bajo mundo lleno de imperfección y transitoriedad y de la vulgaridad y la grosería que inevitablemente impregnan nuestra servidumbre a las tareas cotidianas y nuestro vernos atrapados en la insustancialidad de la vida social convencional, tú eres fuente de idealización y sublimación de nuestra existencia, afecto que es vía de acceso a las grandiosas cumbres de una espiritualización no represiva, sino intensificadora y ampliadora de las posibilidades de Eros. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> Pero, yendo más allá de esta idea de Herbert Marcuse de la “sublimación no represiva”, bien estaría decir que tú cuando eres auténtico en tu pureza no tienes nada que ver con el deseo sexual y alcanzas una sublimidad que trasciende toda pulsión carnal, al convertirte en idealización pura del objeto al que vas dirigido. Hay que fijar una estricta separación y aun una contraposición entre la Afrodita Urania, la Afrodita del amor celestial y espiritual exaltada por el divino Platón, y la Afrodita Pandemós (para los romanos Venus vulgivaga o Venus popularis), la del amor de los vulgares e inferiores placeres sensuales. Yo, por supuesto, me dirijo a ti bajo la advocación de la Afrodita Urania. Suscribo plenamente las palabras que en relación con esto escribe el filósofo Otto Weininger en el capítulo de su antaño famoso libro <i>Sexo y carácter </i>dedicado a exponer su teoría del amor: “Existe, pues, el amor “platónico”, aun cuando lo nieguen los profesores de psiquiatría. Podría incluso decir <i>que sólo existe el amor “platónico”. </i>Lo que también se suele llamar amor pertenece al reino de lo inmundo. Únicamente hay un amor: el amor por <i>Beatriz, </i>la adoración de la <i>Madonna.</i> Para el coito está destinada la prostituta babilónica”. Y antes había dicho el mismo filósofo vienés en el mismo capítulo: “Cuando un hombre desea a una mujer y dice que la ama, o miente o no sabe lo que es el amor: así son de diferentes el amor y el impulso sexual”. Y añade Weininger, despiadado pero con más razón que un santo: “He aquí que casi siempre se deba considerar como una hipocresía cuando se habla de amor en el matrimonio”. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> Por todo ello y por mi cansancio y mi indignación ante la manera en que las masas vulgares y filisteas mancillan tu nombre y tu idea, Amor, esta carta también quiere ser una carta de desprecio. De desprecio hacia los señores pequeñoburgueses y las señoras peuqeñoburguesas que te confunden con el cariño, de origen último biológico, es decir, animal, que ellos y ellas les toman a sus parientas o parientes y a la prole en el seno del matrimonio o de sus falsas superaciones dadas en sus actuales sucedáneos “de pareja”. De desprecio a los que, por la extensión del uso de la expresión “hacer el amor”, no en su sentido español castizo, sino en su sentido frívolo francés (en español tradicionalmente esta expresión significaba cortejar, manifestar a una mujer un deseo amoroso, no practicar la cópula), te mezclan con la “desublimación represiva”, como diría también Herbert Marcuse, de la promiscuidad y el guarreo que hay en la sociedad actual.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> Pero hay que dejar claro que lo que yo opongo aquí a la sentimentalidad burguesa funcional matrimonial y a la vez a la promiscuidad sexual (llamada hoy, en el contexto del progresismo banal que nos asola, “poliamor”) no es el mito romántico del amor-pasión , que no puede desmentir su fundamento último en la fiebre extática del deseo y del placer, sino el amor puramente ideal, el amor que consiste en el entusiasmo interior, puramente subjetivo, sin realización práctico-material, ante una persona que se convierte en referencia sublime de todos nuestros impulsos superiores completamente idealizadores y transfiguradores. El amor romántico, como magistralmente señala Max Scheler en su libro <i>Esencia y forma de la simpatía,</i> es una mezcla de sensualidad y espiritualidad y el amante romántico lo que hace en realidad es condimentar con veleidades intelectuales y culturales su deseo de gozo carnal. (Ni que decir tiene que cuando hablamos aquí de amor romántico no nos referimos a la sensiblería cursi que es tenida por tal amor romántico en el lenguaje del vulgo, sino al amor del romanticismo entendido como movimiento literario, ideológico e incluso filosófico que nace a principios del siglo XIX y que deja sentir su onda expansiva hasta momentos muy posteriores de la sociedad burguesa tradicional). El Amor al que aludimos en esta carta y el Amor que amamos es el Amor completamente sublimado, no equívocamente espiritualizado como el amor-pasión de los románticos. Es el “Amor puro” también en el sentido clásico del Amor que no espera recompensa, que no necesita tener esperanza en su consumación para arder divinamente en su llama pura. Eso eses tú, Amor sublime (“hohe Liebe”, como decían los Minnesinger, los trovadores alemanes de la Edad Media), y eso es el sentimiento profundo, noble e intensificador de la vida que queremos seguir sintiendo, aunque ya falte toda efectividad del deseo carnal y toda capacidad mundana de amar convencionalmente y trivialmente. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 32px; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 9pt; line-height: 24px;"> </span></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-42043377071530397102024-02-15T09:34:00.000-08:002024-02-15T09:35:20.216-08:00EL MAYO DEL 68 Y NOSOTROS<p> Pongo aquí un artículo escrito por mí en noviembre de 1987 en la revista de Daimiel "La venganza de don Pato", al comienzo del curso siguiente a la revuelta estudiantil del Cojo Manteca, en la que participé activamente</p><p><span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><br /></span></p><p><span style="font-family: Calibri, sans-serif;">En el ya próximo año de 1988 se cumplirá el 20 aniversario de los famosos acontecimientos del Mayo francés del 68. Durante esos 20 años la cultura oficial ha tenido tiempo de convertir esa importante revuelta contracultural de la juventud francesa, que hizo temblar a la burguesía de toda Europa, según palabras de su líder más destacado, el judío alemán Dany Cohn-Bendit (estudiante de sociología en Nanterre), en un “gran acontecimiento histórico”, la ha hecho entrar en la “historia de los grandes movimientos ideológicos y políticos del siglo XX”, en definitiva, ha sabido convertir esa revuelta estudiantil en un mito histórico, robando su recuerdo de esa manera a la conciencia viva y palpitante de los que más podrían aprender de ese recuerdo, los jóvenes de hoy, para provecho de la propia estabilidad del sistema de dominación política, que sigue siendo el mismo contra el que se rebelaron los estudiantes franceses, al mismo tiempo que para provecho de profesores de humanidades, sociólogos, filósofos de andar por casa (o sea, de leer en El País) y otros onanistas mentales y buitres de lo que la cultura oficial sabe robarle a la vida para convertirlo en carroña histórica. Sin duda el año próximo los medios de comunicación de masas, espoleados por el mercado cultural, que últimamente parece haber encontrado muy rentable la moda de la celebración de efemérides de todo tipo, tratarán de consumar este proceso de “momificación historicista del Mayo del 68”.</span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> No se trata de negar la relevancia de esta fecha dentro de la historia de las ideas políticas (hubo cosas que quedaron muy claras, por ejemplo el carácter burgués, cómplice con el sistema, de la línea reformista y economicista seguida por el partido comunista francés y sus homólogos europeos), ni el enorme impacto que esta fecha tuvo sobre el estilo de vida y de pensamiento de muchos jóvenes, que encontraron gracias a ella su madurez política o simplemente un estímulo vital (uno más de los muchos que ofreció la prodigiosa década) o un modelo de acción contestataria. Desde luego no se puede estar de acuerdo con aquello que decía hace tiempo una persona de talante conservador de que el Mayo francés del 68 fue simplemente una algarada organizada por los gamberros bohemios del barrio latino parisiense. Por aquel entonces, hasta los chicos del PSOE, convertidos hoy a todo lo que está en las Antípodas del espíritu del 68, el pragmatismo más cínico, el dirigismo más manipulador (como el propio don Pato ha tenido ocasión de experimentar en su propia carne), el tecnocratismo “modernizador” más típicamente tardocapitalista, la desideologización, etc., creían por aquella época en la necesidad revolucionaria de asaltar el Palacio de Invierno, metáfora desde la traicionada y “fracasada” revolución bolchevique de 1917 de los órganos supremos del poder clasista del Estado burgués.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Aquel momento fue un gran momento para toda la izquierda con vocación sinceramente transformadora de la realidad social, pero la nostalgia no es un sentimiento revolucionario, y menos todavía el culto historicista de los grandes acontecimientos. Conviene recordar lo que Nietzsche advirtió en su segunda consideración intempestiva de 1874 “Sobre la ventaja y desventaja de la historia para la vida”: “cuando el programa vital, el programa de futuro de la vida decaen, el amontonamiento del saber histórico se convierte en un lastre, más aun en un peligro para la vida” (Eugen Fink, <i>La filosofía de Nietzsche, </i>pg. 44). Sencillamente el poder, convirtiendo el Mayo del 68, a través de sus mecanismos de control cultural (Universidad, medios de comunicación, intelectuales pseudocríticos, etc.), en un “gran acontecimiento histórico, trataría de evitar que algo parecido a ese ”gran acontecimiento histórico” pudiera volver a ocurrir. Cuando un acontecimiento histórico se repite, su segunda aparición se convierte en una caricatura de la primera, dijo Marx. El miedo a realizar una caricatura de Mayo del 68 puede convertirse en un lastre para un proyecto de izquierdas pero de verdad, es decir revolucionario. La única manera de evitar esto es rechazar la mitificación historicista de Mayo del 68, y ver en esta fecha simplemente un episodio de la ya larga lucha contra el dominio capitalista de la clase burguesa, que sin duda para seguir adelante con éxito debe cultivar lo que Nietzsche en la obra antes citada llama una “historia crítica”, es decir, debe mirar al pasado para aprender de cara a la acción de futuro, para perfeccionar su fuerza actual (y de aquí la ventaja de la historia para la vida), pero si recurre al pasado para llorar su pérdida y para mitificarlo dará una muestra de debilidad y su “programa vital” se resentirá de ello.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Por otra parte, tal como están las cosas, también parece equivocada otro tipo de lectura del Mayo francés defendida por el mismo Dany Cohn-Bendit hace poco en una entrevista televisiva (2ª cadena y a una hora de escasa audiencia: típico ejemplo de lo que Marcuse llamó, precisamente allá por el 68, “tolerancia represiva”). Según esta lectura del Mayo del 68, este movimiento, si no consiguió la conquista del poder, objetivo de todo movimiento revolucionario que se precie, sí por lo menos habría conseguido producir un cambio en las pautas culturales de comportamientos de los jóvenes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Sin embargo, hoy más bien parece, o nos parece a nosotros, que las cosas son muy distintas: la imaginación no solo no está en el poder, sino que también parece estar en vías extinción dentro de nuestras cabezas, pues como es bien sabido hoy ya no nos dejamos “comer el coco” por rollos “raros” (léase lo que nuestro ilustre paisano Pepe Sanroma dice al comienzo de su valiente y recomendable opúsculo <i>Persistir en la lucha por la revolución de los pueblos</i> de 1980 sobre el uso “ideológico”, en el sentido marxista del término “ideológico”, es decir, sobre el uso interesada y maliciosamente “comecocos” que el dispositivo de control cultural del poder hace de esta expresión de la jerga juvenil, “comer el coco”).<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Además, poco espacio parece quedar hoy para la imaginación en nuestras cabezas, definitivamente conquistadas por la “razón instrumental”, casi omnipotente hoy en su apoteosis informática…<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Por otra parte, actualmente sigue siendo tan necesario como en el 68 un movimiento que sea al mismo tiempo anticapitalista y anticomunista (por emplear para entendernos el término anticomunismo como sinónimo de antisovietismo, cosa que no es ni mucho menos correcta), o como dijo Cohn-Bendit, anticomunista por ser anticapitalista, que es lo mismo que decir un movimiento contrario al capitalismo en sus dos versiones actuales, la versión imperialista de tendencia monopolista “made in U.S.A.” y la versión burocrática y estatalista de la U.R.S.S. (ojalá sea inoportuno decir esto al comienzo de la era Gorbachov). Sin embargo, a pesar de todo ello lo que hoy predomina es la posmodernidad, esa gilipollez, y sus debilidades reaccionarias: el “pensamiento débil”, que es una invitación a la frivolidad tanto práctica como intelectual o el hedonismo también débil, y trivial, que sabe convivir en las mismas personas con “ideologías” de contenido ascético también sabiamente debilitadas por sus representantes terrenales, cuando no degeneran en fenómenos que si bien son también débiles en sus contenidos ideológicos ( sin comillas esta vez) no lo son tanto en su fuerza “desconcienciadora “, cuando no “descorporalizadora”, fenómenos tales como el de las “drogas” ( música popo, televisión, alcoholismo, heroína, etc.) o como el también gilipollesco fenómeno de las tribus urbanas (heavies, punkies, pijos, horteras -la gran mayoría-, yuppies, etc.).<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Tal vez ante semejante panorama, a los que más allá de modas culturales, y desde luego más allá de “fiebres de juventud” seguimos rechazando el poder de la burguesía, con sus obsoletos, hipócritas y mistificadores valores ético-morales; su “cultura de consumo”, cada vez más inaguantable en su vulgaridad y en su idiotismo; su interesada, “ideológica”, sacralización del trabajo “alienado” al que nos condena ( cuando no es al paro a lo que os condena); su concepción productivista y lucrativa de la economía (a costa de la clase trabajadora y del Tercer Mundo, por supuesto) etc., no nos quede más remedio que recurrir a la nostalgia…, que aunque no es un sentimiento revolucionario, como sentimiento romántico que es (por favor, entiéndase el término romántico en su sentido serio, viril y profundo, y no en su sentido sensiblero, vulgar y femenino) tal vez sea ingrediente necesario de ese “escapismo bueno” ( contrario al malo de las “drogas”) al que tal vez estemos condenados aquellos a los que nos gustaría seguir viendo ese hilo rojo de la historia (siempre viva y hacia delante) del que habló Ernst Bloch, filósofo de la esperanza utópica…<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> EL PSICOPATO DE LA COLINA, Noviembre de 1987 <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-31228086566477944712024-01-20T08:37:00.000-08:002024-01-20T08:37:10.281-08:00PLACER PERDIDO <p><br /></p><p><br /></p><p>Dulce cuerpo entristecido,</p><p>en ti busco sin templanza</p><p>las señales de tu olvido,</p><p>la carne y la sangre huidizas,</p><p>el grave placer perdido.</p><p>Desespero en tu silencio,</p><p>sufro el dolor sin sentido</p><p>de tu alma despiadada,</p><p>quiero el don enfurecido</p><p>de tu amor siniestro y loco, </p><p>pero oscuro y maldecido </p><p>encuentro la soledad </p><p>de un clamor desvanecido. </p><p><br /></p><p>Juan Gregorio Álvarez Calderón</p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-35301430141585928832023-10-25T21:19:00.001-07:002023-10-25T21:19:35.392-07:00PSIQUIATRÍA <p><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Materia y naturaleza contra el alma conjuradas,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">clasificación de las derivas extrañas del espíritu,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">química del interior negado,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">química de la noche de la mente ebria.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ciencia y medicina de muerte,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">doloroso misticismo a tecnocracia reducido,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">control del grito y del delirio,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">aniquilación de sentidos supremos,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">burocracia de sagrados dones.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Blasfemias de felicidad y calidad de vida,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">normalización de subjetividad sublime,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">método filisteo de la clínica y la nosografía,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">destrucción de los sufrimientos divinos.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Cerebros y nervios en victoria horrorosa</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">sobre el puro sentir de lo supremo. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Curas las heridas resplandecientes </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de los raptos absurdos que iluminan.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Eres la vocación de la filantropía fatal</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">para la voluntad heroica del ánimo </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-feature-settings: normal; font-kerning: auto; font-optical-sizing: auto; font-size-adjust: none; font-size: 11px; font-stretch: normal; font-style: normal; font-variant-alternates: normal; font-variant-caps: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-ligatures: normal; font-variant-numeric: normal; font-variant-position: normal; font-variation-settings: normal; line-height: normal; margin: 0px;">destruido en plenitud radiante. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-45234498394946166442023-09-16T10:01:00.003-07:002023-09-16T10:01:39.886-07:00HEINRICH VON STEIN, FILÓSOFO WAGNERIANO Y PRECEPTOR DE SIEGFRIED WAGNER<p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial, sans-serif;">HEINRICH VON STEIN, FILÓSOFO WAGNERIANO Y PRECEPTOR DE SIEGFRIED WAGNER<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial, sans-serif;">“Stein ist unser Stolz.”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="EN-US" style="font-size: 12pt;">[1]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">(Stein es nuestro orgullo.)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> Richard Wagner<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span lang="EN-US" style="font-family: Arial, sans-serif;">“Ich habe ihn wirklich geliebt.”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span lang="EN-US" style="font-size: 12pt;">[2]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">(Yo le he amado realmente.)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> Friedrich Nietzsche<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><h1 style="break-after: avoid-page; color: #2f5496; font-family: "Calibri Light", sans-serif; font-size: 16pt; font-weight: normal; margin: 12pt 0cm 0cm;"> <o:p></o:p></h1><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> I<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[3]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><i><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></i></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Karl Heinrich Freiherr von Stein zu Nord- und Ostheim nació el 12 de febrero de 1857 en Coburgo. Procedía de una familia de la nobleza de Franconia con árbol genealógico rastreable hasta 1273.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Con 17 años se trasladó Stein a la Universidad de Heidelberg para estudiar Teología. Entre los profesores cuyas lecciones allí escuchó cabe destacar a Kuno Fischer, famoso historiador de la filosofía clásica alemana, con quien mantuvo un contacto personal y que le causó una fuerte impresión. Pero ya en Heidelberg se convirtió Schopenhauer en su filósofo favorito. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">Posteriormente se trasladó a la Universidad de Halle. Allí los teólogos protestantes liberales le desilusionaron profundamente, y tras una intensa lucha interna, de la que dan prueba sus diarios, renunció al estudio de la Teología y desde la Pascua de 1875 estudió Filosofía y Ciencias Naturales (concretamente, perteneció a la facultad de Matemática y Física) durante dos años en Berlín. Allí tuvo como profesores, entre otros, a Du Bois-Reymond (destacado positivista autor de la famosa frase “Ignoramos e ignoraremos”, referida a las preguntas metafísicas últimas) y a Helmholtz (importante físico que también hizo influyentes aportaciones a la filosofía desde su saber científico). Pero el profesor que iba a convertirse en la influencia decisiva sobre Stein fue, sin duda, Eugen Dühring (del que más abajo hablaremos), que tenía una filosofía propia a la que él mismo llamaba “filosofía de la realidad” (Wirklichkeitphilosophie), situada, podríamos decir, en los límites del positivismo y del socialismo. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En junio de 1887 aprobó Stein su examen de doctorado con un trabajo titulado “Sobre la percepción”. Y al año siguiente apareció su primer libro, titulado significativamente <i>El ideal del materialismo</i>, que fue calificado por el mismo Stein como “filosofía lírica”. Se trata de una colección de especulaciones, anécdotas, cuentos, pequeñas novelas, poemas y teorías políticas y sociales. Stein, además de dedicarse académicamente a la filosofía, también ejerció como poeta. <o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En Roma conoció Stein a Malwida von Meysenbug, amiga tanto de Wagner como de Nietzsche, y ella lo llevó hasta el Maestro. Stein llegó a Villa Wahnfried en el otoño de 1879, justo después del verano en el que Wagner había comenzado el trabajo definitivo en la partitura de “Parsifal”. Y lo hizo para tomar posesión de su puesto como preceptor de Siegfried Wagner, puesto para el que le había recomendado a los Wagner la propia Malwida Von Meysenbug, protofeminista hoy sin embargo bastante olvidada, autora de las <i>Memorias de una idealista.<o:p></o:p></i></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;"> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: Arial, sans-serif;">A pesar del furibundo antisemitismo de Dühring<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[4]</span></span></span></a>, Wagner sentía una viva animadversión hacia este profesor de economía política, y parecer ser que, según nos informa Martin Gregor-Dellin, se burló de la inclinación de Stein hacia la sociología anticristiana de Dühring<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[5]</span></span></span></a>. Pero a pesar de ello, Wagner pronto se sintió seducido por el inteligente joven y reconoció, como muestra la </span>primera de las citas con las que encabezamos este artículo, que Stein era uno<span style="font-family: Arial, sans-serif;">de los espíritus más prometedores, a parte de ser también de los más independientes, de todo el círculo de Bayreuth.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Con motivo de la llegada de Stein a Bayreuth, lo describe Cosima en sus diarios como un “hombre joven, rubio, vistoso”, y añade esta señora con su viscoso punto de vista sobre esta cuestión de la apariencia física “racial”: “un completo alemán”. Pero a continuación dice Cosima: “lo único que nos contraría en nuestro nuevo amigo es encontrar en él a un ‘duhringiano’, un enemigo, pues, de la Cristiandad”. “Pero todo se presenta en él”, concluye la mujer de Wagner, “modesto y también noble”.<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[6]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNoSpacing" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En una anterior entrada de su diario, del 1 de octubre de 1879, se había preguntado Cosima, siguiendo una vez más su particular obsesión racial: “Conversación sobre la visita de Heinrich von Stein, ¿será posible para nosotros educar al niño [Siegfried] según nuestro pensamiento, conducirlo realmente como un piadoso cristiano, por lo tanto como un no-judío [unjüdisch], a la Comunión?”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[7]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Puede resultar sorprendente que teniendo los Wagner estas intenciones que expresa Cosima sobre su hijo recurrieran para su educación al discípulo de un conocido pensador antirreligioso como Dühring. Permítasenos en este punto aventurar la hipótesis de que Wagner en la última fase de su trayectoria vital y creadora albergaba intensas contradicciones internas sobre la religión cristiana<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[8]</span></span></span></a>, contradicciones que él supo sublimar de manera excelsa con el sagrado arte de “Parsifal” como sustituto de la religión convencional cosificada en creencia literal y conformismo dogmático y ritual, tal y como se plantea en un famoso pasaje del ensayo del propio Wagner <i>Religión y arte<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[9]</span></b></span></span></a>.</i> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Parece ser que a pesar de la bella apariencia y de las ventajas de su personalidad, a Stein se le podía poner la pega de ser “al principio algo parado y de envarada reserva”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[10]</span></span></span></a>. Malwida von Meysenbug, a pesar de haber sido quien lo recomendó a los Wagner para el puesto de preceptor de Siegfried, veía en él “un ser algo reservado, retraído, poco expresivo”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[11]</span></span></span></a>. Pero ello no fue obstáculo para que la relación con su discípulo Siegfried y con el mismo Wagner y los amigos de Villa Wahnfried se desarrollara de la manera más satisfactoria. Su actitud se fue abriendo y aquí se desarrollaron sus más decisivos y esenciales impulsos. Para Stein el tiempo pasado con los Wagner fue la época más feliz de su vida.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Stein permaneció un año como huésped de los Wagner, los meses de otoño de 1879 en Bayreuth y la primera mitad del año 1880 en Nápoles. Pero su padre (barón y teniente coronel), contrariado porque su singular hijo fuera huésped y preceptor en casa de un polémico músico, exigió el regreso de Stein a Halle para su habilitación como docente, y Stein con dolor de su corazón obedeció esta exigencia de su padre. En la Pascua de 1881 se habilitó para la docencia en la Universidad de Halle con un tratado titulado “Sobre la significación del elemento poético en la filosofía de Giordano Bruno”. Tras ello enseñó en la universidad dando lecciones sobre Schopenhauer y, como primer docente de Alemania en hacerlo, sobre la cosmovisión de Wagner, además de ocuparse también de Rousseau<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[12]</span></span></span></a>y, en general, sobre las relaciones entre filosofía y arte. En relación con Wagner, se ocupó en concreto de sus escritos de teoría artística, en especial de <i>Ópera y drama.</i><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Por esta época se convirtió Stein también en colaborador de las “Hojas de Bayreuth”. Nos dice Günter Ralf que sus trabajos para este órgano, sobre Lutero, Jean Paul, Goethe y Schopenhauer, pertenecen, a pesar de estar inicialmente lastrados por el estilo de la prosa bayreuthiana, a las mejores aportaciones de la revista.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En julio-agosto de 1882 Stein fue a Bayreuth al estreno de “Parsifal” y vivió en la misma casa con el pintor Paul Joukowsky, Malwida von Meysenbug y Lou Salomé<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[13]</span></span></span></a>, la amiga de Nietzsche que tanto le hizo sufrir a éste.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Desde la Universidad de Halle se traslada Stein a la de Berlín, donde, como discípulo de Dühring y amigo de Wagner, tuvo que luchar contra una fuerte resistencia. Su primer trabajo para la habilitación para la docencia, sobre filosofía del lenguaje, fue rechazado y tuvo que presentar otro, un tratado histórico con contenido puramente académico sobre Descartes y Boileau, con el que, contando con el apoyo de Dilthey (el famoso representante del vitalismo historicista), consiguió la habilitación en 1884. El mismo Dilthey consiguió que se creara una cátedra de Estética para Stein, en la misma Universidad de Berlín, para la que fue finalmente nombrado en 1887. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Ya como profesor en Berlín, quiso Stein dar lecciones sobre Wagner, lo cual le fue desaconsejado por la superioridad: si seguía con su proyecto lectivo, podía despedirse de su carrera académica. No obstante, Stein siguió adelante y llegó a impartir lecciones que abarcaban hasta “El holandés errante”, cuando la muerte le sorprendió a los treinta años de un ataque al corazón. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero antes de este fatídico momento, Stein había publicado primero una colección de cuadros dramáticos bajo el título <i>Héroes y mundo. </i>Este libro apareció con una introducción de Wagner en 1883, que fue precisamente el penúltimo trabajo literario del Maestro. En el mismo año de 1883, Stein publicó junto con C. Fr. Glassenap un <i>Wagner-Lexikon, </i>una selección de textos del mago de Bayreuth ordenados temáticamente. Este trabajo fue emprendido por petición de Cosima Wagner. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En Berlín también publicó Stein su principal obra científica <i>El origen</i><i>de la estética moderna </i>(1886). Allí igualmente tuvo su primer éxito docente con sus lecciones sobre “la estética de los clásicos alemanes.”<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero, como hemos dicho, esta brillante carrera académica se vio truncada por su repentina muerte en 1887, a los treinta años de edad. Fue enterrado en el mismo Berlín en el cementerio de los inválidos (Invalidenfriedhof), donde reposan gran cantidad de ilustres prusianos. En su lápida aparece el epitafio por él elegido: “Bienaventurados los puros de corazón”. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> II<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">Heinrich von Stein llegó a defender una filosofía en la que la estética se convierte en órgano de la “concepción del mundo”, pues según esta filosofía el mundo tiene un sentido que solamente la creación estética puede penetrar. Se da, según Stein, una intuición estética que permite conocer tanto la obra de arte como el principio divino de la Naturaleza. A partir de aquí, Stein desarrolló una “teoría del conocimiento” según la cual el conocimiento en sentido estricto constituye solo un primer paso hacia la comprensión del “sentido”, para llegar al cual es necesaria una “endopatía”, que puede cultivarse y reforzarse.<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[14]</span></span></span></a>En este sentido, Stein puede ser puesto en la nómina de la larga y rica tradición germánica de la comprensión intuitiva como forma de conocimiento opuesta a la del conocimiento analítico y explicativo, tradición germánica cuyo principal representante en la misma época de Stein sería Dilthey.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Stein llevó estas ideas a la defensa del wagnerismo y de lo que consideraba como la filosofía del wagnerismo, basándose para ello en la totalidad de sus estudios de filosofía natural y teología.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Stein también llegó a mantener una filosofía espiritualista, pues arte y naturaleza son para él creaciones espirituales que, aunque diferentes (el acto divino del que procede la Naturaleza tiene un carácter absolutamente creador, mientras que en el arte hay un acto a la vez creador y plasmador), pueden ser ambas penetradas por la intuición estética, y el examen del arte constituye un camino para aprehender el sentido de la creación espiritual radical<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[15]</span></span></span></a>. Pero los orígenes filosóficos académicos de Stein no están precisamente en el espiritualismo, pues fue discípulo destacado en la Universidad de Berlín, como ya hemos dicho, nada menos que de Eugen Dühring, defensor de un cientificismo antimetafísico y antirreligioso que, por otra parte y como se recordará, fue declarado “non-sancto” por Engels en su famoso libro <i>Anti-Dühring o la transformación de la ciencia por E. Dühring </i>(1878).<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero conviene hacer algunas puntualizaciones sobre el pensamiento de Dühring para poder calibrar justamente su influencia sobre Stein. Es fácil y común presentar a Dühring como “positivista”, “materialista” y “socialista”. Pero esto hay que matizarlo. En cuanto al positivismo, Ferrater Mora en su impagable <i>Diccionario de Filosofía </i>nos dice que es cierto que su oposición a la metafísica acercaba a Dühring al positivismo, pero al concebir la filosofía como una concepción del mundo (no como una simple clarificación, organización sistemática y fundamentación epistemológica de la ciencia, como es habitual en todo positivismo) negaba en la práctica todo positivismo. En lo referente al materialismo, Dühring no lo habría sostenido propiamente, pues rechazó la idea de que los procesos mentales puedan reducirse a procesos puramente materiales; no obstante, para Dühring los procesos metales tienen lugar cuando la conciencia se encuentra con un mundo y es compelida a conocerlo o transformarlo. Para Dühring el materialismo representa un pesimismo que él rechazaba, pero rechazaba aun con más fuerza la religión, a la que consideraba un conjunto de supersticiones que había que destruir prioritariamente. El socialismo de Dühring era indudablemente antimarxista, como quedó claro con el famoso libro de Engels antes citado. Dühring entendía su socialismo<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[16]</span></span></span></a>como un “socialismo libre”, según el modelo del socialista utópico Fourier. En este punto las ideas de Dühring están también próximas al “culto a la humanidad” de Feuerbach y Comte<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[17]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Puede ser encontrada en Dühring una idea que seguramente atrajo sobre todo al joven Heinrich von Stein: en un contexto filosófico muy distinto a de Nietzsche, habla Dühring de una “concepción heroica de la vida”, que él entiende como una decidida afirmación de la vida que es el germen de toda vida feliz, que Dühring piensa que el hombre puede y debe alcanzar en este mundo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Precisamente, Günter Ralfs en la introducción a su citada antología de textos de Stein<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[18]</span></span></span></a>, nos dice que, en Dühring, Stein apreció sobre todo la actitud heroica ante la dureza de su destino (Dühring era invidente). Vio en Dühring menos sus límites racionalistas que el impulso reformador, apreció en él sobre todo al luchador. No obstante, nos dice también Günter Ralfs que el joven Stein pudo encontrar en Dühring algo que hasta entonces le había faltado: una estrictamente científica educación conceptual. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Si tomamos como punto de referencia el trabajo con el que Stein aprobó su examen de doctorado en 1877, cuando se encontraba bajo la plena influencia de Dühring, puede parecer a primera vista que aquí nuestro joven filósofo se muestra como un puro positivista, que mantiene una posición contra Kant basada en conceptos de Dühring y Heimholtz. Pero si profundizamos en este trabajo, se ve clara la revelación de una viva tensión del espíritu de Stein: él busca conferir a la realidad un elevado valor a través de una natural elevación de la conciencia sobre las cosas. Se trata de ver en el más elemental acto de la percepción la tensión entre sujeto y objeto, como una conversación entre la conciencia y el mundo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En cuanto al libro <i>El ideal del materialismo. Una filosofía lírica</i>, publicado, bajo el seudónimo de Armand Pensier, solo un año después de la obtención del doctorado, en 1878, el biógrafo de Nietzsche Curt Paul Janz nos dice que en este libro se puede descubrir ya que a Heinrich von Stein no le satisface el materialismo, que no le puede proporcionar las ansiadas respuestas que andaba buscando. El mismo Curt Paul Janz observa que Stein, a través de sus años de aprendizaje académico, fue haciendo tentativas en diferentes campos temáticos que no llegaron a satisfacerle: “teología, dogmática, sistemática filosófica, racionalidad de las ciencias naturales”, en nada de ello encontraba las respuestas buscadas. Hasta que finalmente encontró en el arte el medio que le proporcionó las intuiciones que él deseaba<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[19]</span></span></span></a>. Y en este descubrimiento la personalidad rectora de Richard Wagner fue crucial. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Si por una vez, y refiriéndonos exclusivamente a esta cuestión de la evolución intelectual de Heinrich von Stein, hacemos caso del, por otra parte, poco recomendable (por sus conocidas ideas racistas) Houston Stewart Chamberlain<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[20]</span></span></span></a>, de origen inglés y yerno de Wagner, el gran y benéfico efecto que éste ejerció sobre Stein no se debió a que nuestro joven filósofo hubiera encontrado la oportunidad de conocer la obra del Maestro, sino directamente al contacto inmediato, que pudo mantener durante su año de estancia junto a los Wagner, con la genialidad personal del Maestro. En éste todo sería intuición, “su inteligencia era completamente visión”, no había en él ni abstracción ni cálculo<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[21]</span></span></span></a>. Esta naturaleza ocular (prejudicativa, podríamos decir) e intuitiva de la genialidad, evidenciada en persona, habría cambiado radicalmente la concepción del conocimiento que Stein tenía y de ella habría surgido su “teoría del conocimiento” estética y ya totalmente elevada sobre cualquier forma de positivismo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En este punto debemos también hacer la advertencia de que Stein nunca tuvo una actitud de animadversión hacia la religión, entendida ésta en un sentido “espiritual” amplio y no confesional. Él fue siempre un espíritu religioso, si bien el desengaño que le causó la teología establecida en su tiempo, cuando estudiaba en Heidelberg en la facultad de esa especialidad, le hizo distanciarse de la ortodoxia protestante. Si volvemos a recurrir a Houston Stewart Chamberlain, podemos aceptar que Stein fue un espíritu imbuido de un impulso protestante originario, entendido éste como un impulso, que más allá de todo dogmatismo y de toda confesionalidad conformista, busca defender al individuo frente a toda “cosificación” de la vida religiosa que se deriva de cualquier “despotismo eclesial”. Para el citado Houston Stewart Chamberlain, este sentido originario de la idea de Reforma habría tenido su continuación desde mediados del siglo XVIII en el movimiento espiritual de los grandes poetas y pensadores alemanes (“Wieland y Herder, Goethe y Schiller, Kant y Schopenhauer), movimiento destinado a remodelar el “pensar y el sentir” religioso<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">y en cuya estela se habrían situado tanto Stein como el propio Wagner<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[22]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En 1875, época en la que se estaba produciendo la crisis que llevaría a Stein a abandonar la Facultad de Teología para desplazarse a los estudios de filosofía y ciencias naturales, declaró nuestro joven filósofo a uno de sus profesores: ”Lo que en mí permanece y conforma el más interior fundamento de mi corazón es el amor a los asuntos religiosos, el anhelo de una correcta fe”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[23]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Esta religiosidad “espiritual” y “protestante” de Stein acabó aflorando en su pensamiento bajo la forma de lo que podemos llamar una religión estética o del arte. Éste, estando plasmado de una manera sensible inmediata, le abre sin embargo al ser humano una realidad suprasensible: “Sensible-suprasensible. Tal es la esencia de lo bello”. Y en esta idea de la fuerza del conocimiento y del sentir que irrumpe en el arte adquiere una importante valoración positiva para Stein la interioridad humana, idea muy alejada de todo positivismo y también hoy de todo el pensamiento posmoderno de observancia heideggeriana o también wittgensteiniana: “Lo únicamente importante y lleno de valor en todo el mundo es la autenticidad del interior humano”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[24]</span></span></span></a>. Y como colofón también enteramente antipositivista y antimaterialista aparece en el pensamiento de Stein la idea de que esta fuerza del arte se hace consciente por medio del ser humano cuando le hace a éste elevarse por encima de su naturaleza.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Tenemos así que la filosofía de Heinrich von Stein termina constituyéndose como una cosmovisión estética, espiritualista, trascendente, personalista, heroica y religiosa en el mencionado sentido “libre”. Cabría preguntarse qué papel puede jugar en toda esta cosmovisión de Stein la influencia de la filosofía de Schopenhauer, que si bien no era materialista, tampoco era espiritualista (más bien podría calificarse su filosofía como un naturalismo metafísico<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[25]</span></span></span></a>). Este filósofo en una famosa frase (dirigida en primer lugar contra los filósofos del idealismo clásico alemán que él tanto criticó: Fichte, Schelling y Hegel) solía decir: “El espíritu, ¿quién es ese mancebo?”. La respuesta a la pregunta por la influencia de Schopenhauer en Stein está en que la principal idea que éste tomó de Schopenhauer es la correspondiente a la existencia de una intuición estética que, superando la dependencia de la razón con respecto a la voluntad de vivir que impulsa a la autoconservación, va más allá del conocer intelectual y permite la plena objetividad desinteresada en la aprehensión de lo individual. Es aquí y no en el pesimismo naturalista metafísico de Schopenhauer donde está su influencia sobre Stein. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En Heinrich von Stein, la intuición estética también descubre el impulso (Drang) como lo que subyace en el fondo metafísico de las cosas. Pero a diferencia de Schopenhauer, este impulso no se agota en un eterno sucederse circular de los deseos y la saciedad en su satisfacción, que no lleva a la liberación, sino al tedio, o en un alternarse sin fin de la exasperación del deseo y su negación en los pocos hombres ascetas o compasivos que puedan surgir excepcionalmente, sino que el impulso tiene un sentido ascendente, conduce de los estados inferiores del Ser a los superiores. Cuando se llega al hombre, éste tiene la capacidad de limitar el impulso y convertirse en el dueño de su fuerza. No aniquilando el deseo (como sería la enseñanza de Schopenhauer), sino limitándolo y encauzándolo el hombre puede encontrar una vía de mejoramiento moral. Aquí reside el idealismo práctico-ético de Stein. La formación de la personalidad y del carácter adquieren aquí, como en los clásicos alemanes, especialmente en Goethe, un papel fundamental.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero la personalidad no es la última expresión de la esencia del mundo. Stein habla de lo suprapersonal en el sentimiento de comunidad que crea el artista, pero sobre todo hay en él, especialmente en sus últimos escritos, una doctrina de lo santo, entendido como la capacidad incondicionada de superar el mundo, lo cual, no lo olvidemos, se capta siempre por el poder estético de aprehensión intuitiva de las figuras individuales que han tenido esa capacidad. Por eso Stein expresa esta idea principalmente en los cuadros dramáticos dedicados a personajes históricos, destacados por su victoria sobre el sufrimiento y la oposición del mundo, que forman su libro <i>Héroes y mundo.</i>Dice Stein: “El arte como mensajero de las grandes almas representa lo humano según su más alto sentido”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[26]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Y además, si el hombre puede perfeccionarse moralmente llegando a su espiritualización que es divinización, es porque en el impulso que subyace metafísicamente a las cosas está actuando ya un sentido espiritual ascendente emparentado con el espíritu humano que lucha por su divinización: “El hombre es el alma de las cosas”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[27]</span></span></span></a>. Igualmente: “Una muy bella mirada nos lleva al convencimiento de que una esencia amigable para nosotros de manera inexpresable domina en las cosas”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[28]</span></span></span></a>. Incluso Stein llega a decir en unos versos: “Aliento suave, igual al presentimiento/permanece en todas las lejanía Dios/esperando que el hombre le despierte”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[29]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Estamos ya muy lejos del impulso metafísico como voluntad de vivir irracional, sin sentido, sin finalidad, sin progresión ascendente, que es, como sabemos, lo que hay en Schopenhauer. Podemos decir que en Stein, de manera no especulativa, sino poética, aforística e intuitiva, llegamos por el idealismo ético a un idealismo que adquiere las tonalidades de un idealismo metafísico teórico. Y todo desemboca en Dios como meta: el ascenso a lo más alto, al infinito, a lo omniabarcante trae la liberación de la existencia individual. Pero no es la meta descansar en Dios, sino vivir en Dios. Este siempre renovado anhelo es prueba de que tenemos parte en lo eterno.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Frente a la negación de la vida schopenhaueriana, hay aquí una afirmación de la vida, pero también muy diferente a la de Nietzsche: se trata de una afirmación de la vida idealista y espiritualista, donde se unen cosmovisión y religión en una suprema dación de sentido a la vida vista a través del arte y su poder de intuición. <i> </i> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Así, la filosofía a la que llega Stein termina en la apertura de la posibilidad de la redención positiva (no en un mero cesar del sufrimiento, como en Schopenhauer), en la posibilidad de la espiritualización como divinización del hombre, y también, en un aspecto ético más mundano, en la posibilidad de la regeneración. Esto último nos pone en contacto otra vez con la figura de Wagner, con uno de los aspectos más problemáticos de su legado ideológico, frente al cual parece más inofensiva políticamente (aunque también más terrible metafísicamente) la idea de redención como hundimiento en la suprema inconsciencia (idea de la redención que por otra parte Wagner también expresó estéticamente de manera excelsa en “Tristán e Isolda”).<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Incluso, Stein veía la posibilidad de llegar a una solución del problema social<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[30]</span></span></span></a>de su época. Stein está de acuerdo con Wagner en ver en el arte el poder principal que puede traer una situación mejor para la sociedad humana. La más alta forma de la comunidad humana se da por mediación del arte. Pero la cosmovisión de Stein no es una filosofía de señores, sino que la comunidad correctamente entendida debe llevar a la renovación y el ennoblecimiento de toda la cultura humana, sin olvidar con ello la necesidad en la que se encuentra el pueblo. Hay en Stein, como en el mismo Wagner, una doctrina del ennoblecimiento y de la regeneración (palabra que usa el mismo Stein, como hemos visto en el título del poema arriba citado), pero que, como al menos el Wagner del exilio postrevolucionario, no se concibe al margen del mejoramiento social del pueblo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> III<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[31]</span></span></span></a><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">Stein protagonizó un episodio en la vida de Nietzsche, tras la muerte de Wagner, que muchas veces no sale a relucir cuando se incursiona, tan a menudo, en el recurrente tema de la amistad y posterior ruptura entre ambos colosos de la cultura alemana. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Entre el 26 y el 28 de agosto de 1884, Stein visitó a Nietzsche en Sils Maria, en la Alta Engandina suiza, mientras el autor de “Así habló Zaratustra” pasaba allí una de sus frecuentas temporadas en busca de reposo e inspiración. El encuentro entre ambos filósofos les produjo una recíproca impresión de admiración y de altamente positivo reconocimiento. En Stein la visita produjo además un vivo sentimiento de apasionada comprensión e incluso de compasión por el solitario Nietzsche, dolorido y cercado por diversos padecimientos físicos o psico-físicos como el insomnio y los dolores de cabeza. Nietzsche, por su parte, parece que vio en Stein abrirse la posibilidad de tener un discípulo o un alma gemela que aliviara su creciente sentimiento de aislamiento. Dijo Nietzsche en carta a su amigo Overbeck: “La experiencia del verano fue la visita del barón von Stein.(…) Es un magnífico ejemplar de hombre y de persona, y que a mí, a causa de su tono heroico de base, me ha resultado del todo comprensible y simpático. (…). ¿En verdad que está todavía ‘tres wagnetisé’ por el momento, pero también muy predispuesto hacia mí, a causa de la educación racional que ha recibido del lado de Dühring! ¡A su lado sentí continuamente, y del modo más fuerte, cuál es la tarea práctica que me corresponde en la vida, con solo que cuente primero con jóvenes suficientes de un tipo muy determinado!”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn32" name="_ftnref32" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[32]</span></span></span></a>. Stein a su vez, le decía a Malwida von Meysenbug: “Mi encuentro con Nietzsche queda como un bello acontecimiento, y no falto de significación para mí, ojalá que para ambos. Él desea discípulos -personas que comprendan una gran idea, todavía no revelada”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn33" name="_ftnref33" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[33]</span></span></span></a>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Precisamente también en carta a Overbeck cuenta Nietzsche algo que es interesante en relación con la actitud que por esta época se seguía manteniendo hacia él en Villa Wahnfried. Parece ser que Heinrich von Stein, que seguía perteneciendo al círculo más íntimo de la familia Wagner, le había comentado a Nietzsche que Daniela von Bülow, la segunda de las hijas de Cosima y Hans von Bülow, había roto su noviazgo y como consuelo leía la obra de Nietzsche “Schopenhauer como educador”, una de las <i>Consideraciones intempestivas.</i>Hay que tener en cuenta que Nietzsche todavía no había lanzado su artillería pesada contra Wagner, todavía no había escrito <i>El caso Wagner, </i>y que las <i>Consideraciones intempestivas</i>siempre fueron apreciadas en Bayreuth, aun después del alejamiento de Nietzsche, pues Cosima, después de la muerte de Wagner, se preocupaba por conservar en la memoria de la familia el Nietzsche anterior a <i>Humano, demasiado humano</i>como el “auténtico” Nietzsche.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Se ha llegado a interpretar la visita de Stein a Nietzsche en Sils Maria como una maniobra de los “bayreuthianos” para “rescatar” a Nietzsche y volver a llevarlo al redil del wagnerismo. El mismo Nietzsche alimentó esta interpretación ilustrando esta visita, en su correspondencia con el propio Stein, con una analogía mitológica (a las que tan aficionado era, recuérdese su recurso al mito de Ariadna y Dionisos para interpretar su relación psicológicamente triangular con Richard y Cosima). Concretamente, Nietzsche recurrió para esta analogía mitológica ala figura de Filoctetes, un guerrero griego del ciclo legendario troyano y en el que Sófocles basó una de sus últimas obras dramáticas. Este guerrero aqueo había sido abandonado en la isla desierta de Lemos a causa de que había sido mordido por una serpiente que le había producido una repugnante y pestilente herida. Pero como Filoctetes estaba en poder del arco y las flechas de Hércules, sin las cuales un oráculo había anunciado que nunca se tomaría Troya, el astuto Ulises y Neptolemo, hijo de Aquiles, acuden a la citada isla desierta de Lemos para tratar de convencer a Filoctetes de que vuelva con ellos o, en su caso, para robarle las armas de Hércules. Ulises trata de hacer esto último con sus tretas, pero Neptolemo apiadado del doliente Filoctetes se lo advierte, con lo que el guerrero herido se niega a cualquier transacción con sus antiguos compañeros de armas. Hasta que al final de la obra de Sófocles aparece como “deus ex machina” Hércules, que le impele a Filoctetes a aceptar su destino y reconciliarse con sus compañeros aqueos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En la analogía mitológica de Nietzsche, él sería Filoctetes y Stein sería Neptolemo, que había sido enviado por los “bayreuthianos” para propiciar la vuelta de Nietzsche-Filoctetes a las filas wagnerianas. Pero Stein se había apiadado del héroe-filósoof, como Neptolemo lo había hecho del héroe-guerrero, y había renunciado a presionar para su vuelta con los antiguos amigos. Además, la analogía de Nietzsche presenta un aspecto más inmodesto: él sería el depositario de la verdadera herencia de Wagner (las armas de Hércules) sin la cual no podía tener éxito la continuación bayreuthiana de su empresa artística.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Curt Paul Janz atribuye la admiración recíproca que Stein y Nietzsche sintieron en Sils Maria a la existencia de ciertos puntos biográficos e intelectuales de afinidad entre ellos: ambos había perdido pronto a uno de sus progenitores (la madre en el caso de Stein y el padre en el caso de Nietzsche); ambos se habían alejado decepcionados de la dogmática cristiana; ambos se sentían interesados en las ciencias naturales (aunque Nietzsche lo había hecho por libre, mediante lecturas que siempre le acompañaron); ambos estaban influenciados por Schopenhauer y también por Darwin; para ambos el arte era un tema central de la filosofía y no meramente una distracción de la vida; ambos habían llegado a la docencia universitaria inusualmente jóvenes y ambos estaban iniciados en el “misterio” Wagner. Y además ambos también coincidían intelectualmente en considerar que la personalidad que se plasma en una individualidad filosófica es más importante que el contenido positivo de sus doctrinas, como se puede ver respectivamente en las lecciones de Nietzsche. Sobre los presocráticos y en la actitud de Stein hacia Dühring. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero nos dice también Curt Paul Janz que los caminos de ambos filósofos siguieron trayectorias divergentes y desembocaron en terrenos muy diferentes: Nietzsche terminaría negando la intuición artística, lo poético como medio de persuasión filosófica (esto se notaría sobre todo, según Janz, en la IV parte del “Zaratustra” y ya anteriormente en “Humano, demasiado humano”).Por el contrario, Stein habría persistido en defender el derecho del arte, e incluso su obligación, de representar una cosmovisión, pues solo el arte puede representarla en su inmediatez vivenciable. Nietzsche, aunque en la tres primeras partes del <i>Zaratustra </i>habría jugado con la visión de lo estético que también tenía Stein, ya en la IV parte la habría superado, pasando su interés del <i>qué </i>del arte al <i>cómo, </i>sobre el que él se preocupará después en los textos donde habla del “gran estilo” y del arte con vocación “alciónica”. Esto no significa otra cosa que Nietzsche habría superado la concepción romántica del arte, mientras que Stein se habría hecho fuerte en ella, lo cual era debido en buena medida al influjo directo de Wagner. Los ataques de Nietzsche a este último tenían necesariamente que alcanzar la concepción espiritualista e idealista (principalmente en sentido ético-práctico) que Stein tenía del arte y que le unía indefectiblemente a Wagner, sin que en su caso se produjera ninguna separación traumática de él. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Esta diferencia filosófica entre Stein y Nietzsche afloraría plenamente con posterioridad a su encuentro en Sils-Maria, pero ya éste no acabó de manera muy halagüeña. A finales de noviembre, Nietzsche le envió a Stein un poema titulado “La nostalgia del solitario. Como recuerdo de Sils-Maria”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn34" name="_ftnref34" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[34]</span></span></span></a>y Stein le contestó invitándole a participar en un círculo de discusión en torno a la interpretación de su <i>Wagner-Lexikon</i>. Esta respuesta extrañó y decepcionó a Nietzsche, que le escribió a su madre y a su hermana: “¡Qué carta más oscura me ha escrito el barón von Stein. Nadie sabe ya comportarse!”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn35" name="_ftnref35" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[35]</span></span></span></a>. El resultado de todo ello fue que ni Nietzsche volvió a Bayreuth ni pudo retener junto a sí a Stein para formar la comunidad psicológica e intelectual que el autor del <i>Zaratustra </i>ansiaba. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> IV<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm 0cm 0cm 106.2pt; text-indent: 35.4pt;">CONCLUSIÓN<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">A toda filosofía cosmovisional, como la que representa el pensamiento de Stein, se le puede presentar la objeción de estar basada en la arbitrariedad de la elección de determinados presupuestos metafísicos (sean espiritualistas, materialistas o los que sean) y de no hacer otra cosa que venir a aumentar lo que los griegos llamaban la “diafonía ton doxon”, la disonancia de las opiniones. El plano de las cosmovisiones sería el de la arbitrariedad intelectual, la fantasía productora de imágenes del mundo absolutamente incontrastables empíricamente y la proliferación de invenciones que vienen a colaborar en la constitución de lo que Kant gustaba de llamar el “reino de Jauja” de la metafísica dogmática. Un positivista (esta vez sin tapujos y, por más señas, positivista lógico) del siglo XX como Rudolf Carnap terminó su opúsculo de 1932 “La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje”<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn36" name="_ftnref36" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[36]</span></span></span></a>estableciendo que la metafísica (que él consideraba, creemos que erróneamente, que siempre tiene una intención cosmovisional, de visión del mundo<a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftn37" name="_ftnref37" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[37]</span></span></span></a>) carece por completo de sentido cognitivo, teórico, y es siempre solamente la expresión de una actitud emocional ante el mundo. Pero dice Carnap que esta función de expresar actitudes emocionales ante el mundo la realiza mucho mejor el arte que la metafísica, sin pretender como ésta hacer otra cosa, dar un contenido cognitivo que en realidad la metafísica ni da ni puede dar. Y Carnap menciona expresamente la música. Llega a decir Carnap que los metafísicos son músicos sin capacidad musical. El metafísico en vez de fingir que está hablando con sentido cognitivo de relaciones objetivas existentes, debería renunciar a ello y dedicarse a expresar estéticamente mediante la música o también mediante la poesía la actitud emocional que le produce su contemplación del mundo. Stein no habría estado en desacuerdo con Carnap en pensar que toda cosmovisión reposa en un estado emocional básico ante lo real y que este estado encuentra el verdadero elemento donde él se plasma de forma suprema en la obra de arte. Pero no habría llegado a la conclusión, que sí saca Carnap, de que todo intento de la filosofía por llevar a conciencia lingüística lo que encierra conceptualmente la expresión de un sentimiento cosmovisional básico carece por completo de significado y es sólo un superfluo añadido a la expresión estética que no puede proporcionar nada teórico, nada cognitivo, a la emoción subjetiva que subyace a esa expresión. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Se puede pensar que si tenemos la obra de Wagner con su fuerza y calidad estética, no necesitamos ninguna condimentación cosmovisional de la misma, que como ya sabemos puede tener sus serios peligros ideológicos, pero también es verdad que debemos luchar por que el disfrute de la obra de Wagner no quede reducido a un suplemento decorativo (todo lo informado técnico-musicalmente que se quiera) de la vida “normal”, sino que sea una seria experiencia (reservada a la privacidad individualista de la recepción solitaria, para evitar tentaciones de comunitarismo estético-político que ya sabemos lo peligrosas que pueden ser) que alcance los estratos tanto psicológico-emocionales como espiritual-trascendentes de la persona, para lo cual la filosofía de Stein con su elevación de la estética a suprema espiritualidad y a “idealismo”, en sentido no metafísico sino en el sentido corriente práctico-ético de la palabra, no puede ser ni un estorbo ni algo superfluo. <o:p></o:p></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a> Declaración recogida en Cosima Wagner, Die Tagebücher 2. 1878-1883, Pieper, 1977, 12 de agosto de 1881, pg 779. Citado en Heinrich von Stein, <i>Idee und Welt, </i>antología de textos editada por Günter Ralfs, Alfred Kröner, 1940, pg. V<o:p></o:p></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a>Citado en Idem, pg. V<o:p></o:p></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a>Para los datos biográficos de esta sección hemos seguido principalmente la introducción por Günter Ralfs de Heinrich von Stein, op. ct. .También hemos seguido, en los pasajes donde se señala en las notas, las siguientes obras: Cosima Wagner,<i>Die Tagebücher 2 1878-1883 </i>; Martin Gregor-Dellin, <i>Richard Wagner 2 1864-1883 </i>; Curt Paul Janz, <i>Friedrich Nietzsche 3. Los diez años del filósofo errante.<o:p></o:p></i></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a>Martin Gregor-Dellin llama a Dühring “el inventor del léxico alemán antisemita”. <span lang="EN-US">Cf. Martin Gregor Dellin,<i>Richard Wagner 2. 1864-1883, </i>pg. 638<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Martin Gregor-Dellin, op. ct., pg. 638 <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></a>Cosima Wagner, <i>Die Tagebücher 2 1878-1883, </i>Pieper, 1977, 20 de octubre de 1879, pg. 427-428<i><o:p></o:p></i></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Cosima Wagner, op. ct., pg. 418<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a>Baste para ilustrar esto que decimos con transcribir aquí la cita de Schiller que encabeza el ensayo de Wagner “Arte y religión”: “Yo encuentro en la religión cristiana virtualmente la disposición para lo más elevado y lo más noble, y las distintas manifestaciones de esta religión en la vida me resultan tan molestas y desabridas solo porque ellas son falsas representaciones de eso más elevado.”<o:p></o:p></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></a>“Se puede decir que allí donde la religión se vuelve artificial, el arte se predispone a salvar el núcleo de la religión, en la medida que él aprehende los símbolos míticos, los cuales la religión quiere creer en un sentido literal, según su sentido imaginativo, para dejar reconocer a través de la representación ideal de los mismos su oculta profunda verdad”. <span lang="EN-US">Cf. Richard Wagner,<i>Religion und Kunst </i>(1880) en Richard Wagner, <i>Werke X, </i>Insel Verlag, 1983, pg.117<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Martin Gregor-Dellin, <i>Richard Wagner 2.1864-1883, </i>Alianza Música,1983, pg.638<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Curt Paul Janz, <i>Friedrich Nietzsche 3. </i></span><i>Los diez años del filósofo errante, </i>Alianza Universidad, 1985, pg. 257 <o:p></o:p></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a>El interés por Rousseau de Stein venía de antes y parece ser que intentó aplicar las ideas pedagógicas del<i>Emilio</i>del autor ginebrino en su labor como profesor particular de Siegfried Wagner<o:p></o:p></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[13]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Curt Paul Janz, <i>Friedrich Nietzsche 3. </i></span><i>Los diez años del filósofo errante</i>, Alianza Universidad, 1985, pg.257<o:p></o:p></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></a>José Ferrater Mora, <i>Diccionario de Filosofía, </i>Tomo IV, Ariel, 1994, pg. 3373<o:p></o:p></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a><span lang="EN-US">José Ferrater Mora, op. ct., pg. 3373<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Martin Gregor-Dellin (en <i>Richard Wagner 2. </i></span><i>1864-1883</i>, pg. 638) llega a decir que la filosofía de Dühring era antisocialista. Esto solo es correcto si identificamos socialismo con socialismo marxista, como parece que hace Gregor-Dellin, al parecer procedente de la antigua DDR. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a><span lang="EN-US">José Ferrater Mora, op. ct., Tomo I, pgs. 947-948<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a><span lang="EN-US">A partir de aquí, en los comentarios sobre la obra de Stein seguimos principalmente a Friedrich Poske, “Heinrich von Steins Weltanschauung” en Houston Stewart Chamberlain und Friedrich Poske, <i>Heinrich von Stein, </i>Georg Müller, 1905, pgs 71-120<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Curt Paul Janz, <i>Friedrich Nietzsche 3. </i></span><i>Los diez años del filósofo errante,</i>Alianza Universidad 1985, pg. 258<o:p></o:p></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></a>No me resisto a transcribir aquí en este punto un pasaje, que creo acertado y ecuánime, sobre Houston Stewart Chamberlain, escrito por alguien muy poco sospechoso de connivencia con su desviado mundo ideológico, Theodor W. Adorno: “lo que hay de verdad en aquel estereotipo debería estudiarse tal vez en el caso de Houston Stewart Chamberlain, cuyo nombre y actuación están vinculados con los aspectos más ominosos de la moderna historia alemana, con el nacionalismo y el antisemitismo. Resultaría útil comprender cómo ese inglés germanizado llegó a cumplir su lúgubre función política. El intercambio epistolar con su madre política, Cosima Wagner, ofrece un riquísimo material. Chamberlain fue originariamente un hombre cultivado, fino, hipersensible frente a la comercialización taimada de la cultura. En Alemania, sobre todo en Bayreuth, asimiló el rechazo del mercantilismo allí pregonado. Culpable de que se convirtiera en un demagogo racista fue menos su maldad natural, o incluso su debilidad frente a la dominante y paranoica Cosima, que su ingenuidad. Chamberlain absolutiza lo que él amaba en la cultura alemana, por oposición al capitalismo plenamente desarrollado de su patria. Vio en ello una cualidad natural inmutable, no el resultado de desarrollos sociales desiguales. Esto lo condujo insensiblemente a aquellas representaciones raciales que luego tuvieron consecuencias incomparablemente más bárbaras que el filisteísmo a que Chamberlain quería escapar.” Cf. Theodor W. Adorno “Sobre la pregunta ‘¿Qué es alemán?’” en Theodor Adorno, <i>Consignas</i>,<i></i>Amorrortu, 1969, pg. 98<o:p></o:p></p></div><div id="ftn21"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[21]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Houston Stewart Chamberlain, “Heinrich von Stein 1857-1887” en Houston Stewart Chamberlain und Friedrich Poske, <i>Heinrich von Stein</i>, Georg Müller 1905, pgs. 37-39<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn22"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[22]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Houston Stewart Chamberlain, “Heinrich von Stein”, en Houston Stewart Chamberlain und Friedrich Poske, op. ct., pgs. 8-9 <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn23"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[23]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Houston Stewart Chamberlain, “Heinrich von Stein 1857-1887”, en Houston Stewart Chamberlain und Friedrich Poske,<i>Heinrich von Stein, </i>Georg Müller, 1905, pg. 17. <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn24"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[24]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Heinrich von Stein, <i>Entstehung der neueren Ästhetik, </i>citado en Houston Stewart Chamberlain, “Heinrich von Stein 1857-1887” en Houston Stewart Chamberlain und Friedrich Poske, <i>Heinrich von Stein, </i>Georg Müller, 1905, pg. 4<i></i> <o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn25"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[25]</span></span></span></a>No podemos justificar aquí esta calificación de la filosofía de Schopenhauer. Sólo diremos que el filósofo español Gustavo Bueno también utiliza un oxímoron para referirse al pensamiento de Schopenhauer: idealismo materialista. Quiere esto decir que la famosa frase de Schopenhauer “El mundo es mi representación” significa que el mundo es una ilusión urdida por el cerebro, que como todo en la naturaleza es un producto de la voluntad de vivir. Lo importante es que la razón tiene un origen en la voluntad de vivir, que es igual al ser último de la naturaleza, y no tiene su origen en un principio distinto del que actúa en la naturaleza (la voluntad de vivir) al que pudiéramos llamar espíritu. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn26"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[26]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Heinrich von Stein, <i>Vorlesungen über Ästhetik, </i>Stuttgart, 1897, pg. 37<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn27"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref27" name="_ftn27" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[27]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Heinrich von Stein, <i>Aus dem Nachlass. Dramatische Bilder und Erzählungen,</i>(escritos póstumos), Leipzig, 1888, pg. 216<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn28"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[28]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Heinrich von Stein, <i>Giordano Bruno, </i>Georg Heinrich Meyer, 1900, pg. 90<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn29"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[29]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Heinrich von Stein, “Regeneration” (poesía)<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn30"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[30]</span></span></span></a>Friedrich Poske nos dice que Stein, como otros muchos nobles alemanes de su época y aunque siempre había tenido una preocupación social, tomó conciencia de la justificación del movimiento social de entonces como consecuencia de la implantación de las ley antisocialista de Bismarck. <span lang="EN-US">Cf. Friedrich Poske, “Heinrich von Steins Weltanschauung” en Chamberlain y Poske, <i>Heinrich von Stein, </i>George Müller, 1905,pgs.76-77<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn31"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[31]</span></span></span></a>Para los datos de esta sección véase Curt Paul Janz, <i>Friedrich Nietzsche 3. Los diez años del filósofo errante,</i>Alianza Universidad, 1985, pgs. 256-265, 290-292<o:p></o:p></p></div><div id="ftn32"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref32" name="_ftn32" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[32]</span></span></span></a>Friedrich Nietzsche, <i>Correspondencia</i>Volumen IV, Trotta, 2010<i>, </i>pgs. 479-480. <span lang="EN-US">Citado en Curt Paul Janz, op. ct., pg.261<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn33"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref33" name="_ftn33" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[33]</span></span></span></a><span lang="EN-US">Curt Paul Janz, op. ct., pg. 262<o:p></o:p></span></p></div><div id="ftn34"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref34" name="_ftn34" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[34]</span></span></span></a>Friedrich Nietzsche, <i>Correspondencia, </i>Volumen IV<i>, </i>pgs. 507-509<o:p></o:p></p></div><div id="ftn35"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref35" name="_ftn35" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[35]</span></span></span></a>Friedrich Nietzsche, <i>Correspondencia, </i>Volumen V, pg. 34<o:p></o:p></p></div><div id="ftn36"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref36" name="_ftn36" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[36]</span></span></span></a>Cf. A. J. Ayer (editor), <i>El positivismo lógico, </i>FCE, 1993, pgs 84-87<o:p></o:p></p></div><div id="ftn37"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://96522D97-F4F6-4030-B341-2B6CEFFDF219#_ftnref37" name="_ftn37" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[37]</span></span></span></a>No podemos desarrollar aquí la justificación de esta afirmación. Sólo diremos que si aceptamos con Aristóteles que la metafísica es la “ciencia que se busca” y que su objeto es “el ser en cuanto ser”, ello no implica que la metafísica tenga que desarrollarse necesariamente como cosmovisión. <o:p></o:p></p></div></div>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-28553886610887299742023-08-17T01:12:00.002-07:002023-08-17T01:12:34.423-07:00IMPRESIONES DE DOS REPRESENTACIONES DE BAYREUTH <p> <span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">Sin ninguna pretensión de meterme a crítico musical, labor para la que no tengo ni preparación ni capacidad, voy a intentar decir algo sobre las impresiones recibidas en las dos representaciones wagnerianas ( “El holandés errante” y “Parsifal”) a las que he tenido ocasión de asistir ( los días 11 y 12 de este mes) en Bayreuth.</span><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;"> </span></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Quisiera decir primero que para mí lo importante en las representaciones de las obras (“dramas musicales”) de Wagner es la música, aparte del entramado dramático al que ella va unido, y no soy de los que parece que, como es costumbre en la ópera convencional, plenifican y agotan su disfrute estético de estas obras en la comparación de versiones y en el análisis técnico o pretendidamente técnico de la calidad de las voces y de la dirección orquestal. Como decía el famoso musicólogo y sacerdote Ferderico Sopeña, algunas veces ante las conversaciones de estos aficionados “operísticos” dan ganas de preguntarse si, aparte de demostrar sus conocimientos técnico-artísticos de la calidad de las voces y de las distintas versiones discográficas existentes, a estos aficionados les gustará también la música. Pero dicho esto, también hay que decir que en la “música clásica” que se dé una buena interpretación de la obra es fundamental para que a uno, a cualquiera, le pueda gustar la obra. Aunque uno no sepa entrar en el análisis y la crítica técnicamente especializadas de la versión de la obra, si la interpretación es mala, lo más fácil es que a uno, aunque no sepa por qué, la obra no le guste. Como decía María Callas una ópera mal interpretada se puede convertir en algo horroroso. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Pero entremos en la materia prometida, aunque repito que no tengo conocimientos musicales técnicos ni mi oído es muy fiable, por lo que me limitaré a dar unas impresiones subjetivas sin justificación crítico-técnica y sin uso del leguaje especializado, guiándome también por las reacciones del grueso del público.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Las dos señaladas representaciones obtuvieron un éxito grande.”El holandés errante” contó con voces que cumplieron de sobra. Michel Volle –de cierto renombre wagneriano y que ha protagonizado como Hans Sachs la última representación en Bayreuth de “Los maestros cantores”, dirigida escénicamente por Barry Kosky y que debe de ser bastante curiosa ( existe grabación en DVD y Blue-Ray) y es recomendada como muy interesante por gente no especialmente adepta a las versiones “rompedoras”– es un holandés correcto aunque tal vez le falte oscuridad en la voz para este papel. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">En esta obra el mayor éxito lo cosechó George Zeppenfeld (como Daland, el marinero padre de Senta, la protagonista), que ha encarnado varios personajes en las obras del festival de este año y aparece en “Parsifal” como Gurnemaz, el gurú o iniciador de Parsifal en los misterios del Grial. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">En esta última obra obtuvieron una calurosa respuesta por parte del público, creo que enteramente justificada, la pareja protagonista, Parsifal y Kundry, sobre todo en el segundo acto, donde se desató el entusiasmo de los espectadores, que aquí en Bayreuth, como en toda Centroeuropa, suele manifestarse, cuando es grande y en contra de lo que es habitual por nuestras latitudes, en sonoros pateos por parte de los entusiastas. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">En cuanto a la dirección de nuestro compatriota Heras-Casado, la única particularidad que fui capaz de apreciar es que se mostró muy explosivo, intensificando el “fortissimo” en algunos momentos culminantes, por ejemplo en el “Encantamiento del Viernes Santo” del tercer acto. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Elena Garança, de bastante gana operística no wagneriana, fue la gran triunfadora de la noche como Kundry, y Andreas Sacher cantó, como digo sobre todo en el acto II, un Parsifal bueno, aunque no sé si los entendidos podrían decir que resultó </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">algo “gritón”. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Quiero dedicar un próximo artículo a expresar y clarificar mi posición sobre las puestas en escena “modernas”, o tal vez “postmodernas” de las obras de Wagner, por lo que de las vistas este año solo diré, de momento, que tenían, efectivamente, pretensiones vanguardistas, o como ahora se dice, creo que más modestamente, “rompedoras”:hasta el punto de que, como ya se ha hecho habitual, las dos puestas en escena no solo trasladan la acción a lugares y épocas no previstos por Wagner, sino que contradecían, principalmente en acciones incluidas al final de la obra, las intenciones dramáticas de Wagner. Esto último es lo que a mí me parece mal, no el que se rompa, o más habría que decir que no se vuelva, a la antigua tradición romántico- naturalista o que la acción cambie de lugar y época. Pero me parece que en los actuales directores de escena hay una voluntad –y en el anunciado artículo examinaremos si esto puede o no estar justificado– de contradecir el sentido espiritual superior, “sublimatorio”, de las obras de Wagner. Así tenemos que en “El holandés errante” presenciado la protagonista Senta, al final de la obra, en lugar de tirarse al mar para así redimir al protagonista masculino, el holandés, al hacer que haya habido una mujer que lo ha amado hasta la muerte, le pega un tiro. Y en “Parsifal” el protagonista, tras entrar en el Templo del Grial en el acto tercero con la Lanza Sagrada que ha recuperado y con la que cura a Amfortas, el sufriente rey del Grial anterior a la consumación de su obra redentora, rompe el Grial, representado con una vasija de vidrio, estrellándolo contra el suelo, en lugar de mantenerlo elevado para que lo veneren los caballeros del Grial. Y Kundry en lugar de morir, certificando de esta manera su redención por Parsifal, entra con él, dándole la mano, en una alberca circular que aparece en el escenario en los tres actos, insinuándose así, tal vez, que inicia una relación amorosa con Parsifal, lo cual contradice de plano el sentido dramático espiritual de la obra. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Bueno, con esto termino por ahora, a la espera de escribir el artículo anunciado sobre el problema de las puestas en escena “rompedoras” y vanguardistas, que ya anuncio que quiero que sea más denso. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-46361013067316302262023-06-10T02:22:00.001-07:002023-06-10T02:22:20.843-07:00VIDA ABSURDA Y REPUGNANTE <p> La vida del pequeñoburgués o la pequeñoburguesa dedicados a su “privatismo familiar-profesional”, es decir, al amor biológico familiar sublimado de manera social funcional,”personalista” si se quiere, y a profesiones utilitarias socialmente, que aportan medios para la vida pero no la determinación, a nivel político o ideológico-intelectual, de los fines humanos que deben ser perseguidos con esos medios; un privatismo familiar-profesional con su poquito de politiqueo ( aunque solo sea votar cada cuatro años) y su mucho de relaciones sociales insubstanciales y de satisfacciones sentimentales compensatorias de la inanidad existencial y desprovistas de sublimación espiritual extática; esa vida es repugnante y absurda. Pero ya es hora de convencerse de una vez por todas de que quien lleva esa vida es porque él o ella lo ha querido, porque se lo merece y porque es lo que le gusta, y además cumple con una función social que es necesaria que cumpla una mayoría para que pueda haber algunos dedicados a lo que tiene valor espiritual, a lo que se justifica como un fin humano valioso en sí mismo, que no necesita para tener valor ponerse como medio para otra cosa. </p><p>El ideal social del pequeño-burgués o de la pequeñoburguesa es que todos fuéramos “útiles” a la sociedad en su funcionamiento material, que todos estuviéramos dedicados a los medios de la vida y no a perseguir los fines humanos espirituales. Es decir, que existiera una sociedad totalmente absurda y no diferente esencialmente a un hormiguero. </p><p>Pero también es un error pensar que todos podríamos llevar una vida dedicada al libre desarrollo espiritual de la personalidad. Este error proviene de un democratismo moderno igualitarista que hay que olvidar de una vez por todas. Siempre ha existido, sigue existiendo y siempre existirá una masa a-espiritual y semi-animal que tiene que dedicarse a resolver los asuntos materiales de la existencia. La idea marxista de que “el desarrollo de las fuerzas productivas” ya permitiría, si la producción estuviera pensada para satisfacer necesidades y no para producir mercancías que engordan al capital privado, que ese “desarrollo de la personalidad” fuera para todos es una completa ilusión ilustrada y tecnocientificista que intenta “racionalizar” de manera “democratista” e igualitarista lo que solo puede surgir como excepción y “sopla donde quiere”, el espíritu.</p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-43660676818076951452023-06-10T02:16:00.001-07:002023-06-10T02:16:07.004-07:00AUTOJUSTIFICACIÓN<p><span style="background-color: white; caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">Quien es un inútil para “amar y trabajar”, y no por pereza, mala intención o “acomplejamiento”, sino que está confirmado en ello por diagnóstico facultativo contrastado a lo largo de toda una experiencia psicopatológica, y, lo que es más importante, está avalado también en ello por el sufrimiento que ha tenido que padecer tratando de demostrar que ello no era así y fracasando en ello repetidamente y sin escapatoria, tiene todo el derecho del mundo a ser sostenido </span><span style="caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;"><a style="color: #385898; cursor: pointer; font-family: inherit;" tabindex="-1"></a></span><span style="background-color: white; caret-color: rgb(5, 5, 5); color: #050505; font-family: system-ui, -apple-system, BlinkMacSystemFont, ".SFNSText-Regular", sans-serif; font-size: 15px; white-space: pre-wrap;">económicamente por el Estado social y del bienestar y a dedicarse, en la medida de sus posibilidades y haciéndolo mejor o peor, a la contemplación y creación de valores culturales espirituales.</span></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-32653211078511750552023-02-11T04:52:00.001-08:002023-02-11T04:52:33.229-08:00CARTA DE AMOR A LAS TÍAS BUENAS<p> ¡ Ya tengo mi carta de amor para el concurso de San Valentín del año que viene! </p><p><br /></p><p>CARTA DE AMOR A LAS TÍAS BUENAS </p><p><br /></p><p>Como dice un chiste Woody Allen, “hasta Freud habla del periodo de latencia”, pero a mí me habéis gustado vosotras, las tías buenas, desde tiempos infantiles. Y a partir de la pubertad, el deseo inagotable que yo he sentido de vosotras ha sido para mí como la rueda de Ixión, como el suplicio de Tántalo, como el trabajo de Sísifo, y he tenido que soportar todo un universo de desdichas y de dolor, cual condenado Atlas, por no ser capaz de ligar con vosotras. </p><p>Mi rareza, mi torpeza y mi naturaleza irremediable de tontiloco nunca me han permitido superar esta grave limitación de mi personalidad. Vosotras, que representáis la vida en su esplendor inocente y en su máxima salud exuberante y fértil, no podíais amar al desgraciado neurótico, al tontiloco, al raro. Pero eso no ha impedido que yo siempre os haya amado con locura, porque, como dijo Hölderlin, quien piensa lo más profundo, ama lo más vivo, y vosotras sois sin duda lo más plenamente vivo. </p><p>Sobre vosotras siempre he proyectado lo que yo sentía como lo superior y lo más excelso, porque la belleza sensible, como ya sabía Platón, es la más motivante manifestación de eso superior excelso aquí abajo. Con vuestra belleza corporal sois estímulo para ponerse en marcha hacia el Bien, la Verdad y la Belleza supremas, celestiales, de pureza inteligible. </p><p>Pero, ay, como mujeres que sois, sois también muy buenas psicólogas, y enseguida detectáis al que está dominado por bajos instintos que impiden que sean sinceras sus supuestas aspiraciones a lo ideal. Por eso no me habéis querido a mí. </p><p>Mucho es el resentimiento que esto me ha producido y mucho el desprecio hacia vosotras que de ese resentimiento ha emanado en mí. Os he querido encasillar y etiquetar, categorizar, como pequeñoburguesas, filisteas y como seres vulgares e insustanciales espiritualmente. Pero esto ha sido, como digo un mecanismo de defensa producido por mi resentimiento. Por mis fracasos con vosotras, me convertí en psicólogo resentido de vuestras personalidades. Pero nunca he podido engañarme totalmente a mí mismo y siempre he sabido en el fondo de mi alma que sois una maravilla de la creación. Os he ofendido muchas veces denigrando vuestras personas, por ejemplo con la afirmación de que sois la ironía de lo dionisiaco, es decir, que cuando sois adolescentes y jóvenes parecéis encerrar miles promesas de exaltación vitalista, pero que lo que en realidad queréis y buscáis es la normalidad vulgar del matrimonio, la maternidad y la vida pequeñoburguesa estable y asegurada. Pensando esto he querido yo ser más y mejor psicólogo de vosotras que lo que vosotras sois como psicólogas de los hombres. </p><p>Pero, a pesar de todo y de mi edad ya madura, yo conservo el amor desinteresado hacia vosotras, os amo como seres vital y espiritualmente superiores, aunque sé que ya no podré conseguir nada de vosotras. Esto es el “amor puro” que algunos místicos consideraron como el tipo más elevado de amor, incluso en relación con Dios. Yo, más modestamente, experimento este amor hacia vosotras y sé que los poetas Dante y Goethe no se equivocaban cuando consideraban a la mujer atractiva sensorialmente como una fuerza impulsora hacia lo alto, hacia lo divino ideal. </p><p>No puedo evitar, a pesar de mis esfuerzos por consideraros como simples objetos vulgares para satisfacer la pulsión sexual, sublimar mi deseo hasta esas cumbres de la idealización donde aparecéis como seres representantes del mundo celestial de la divina Belleza. </p><p>Y como final de esta carta, un modesto soneto dedicado a vosotras, tías buenas:</p><p><br /></p><p>Es sagrada vuestra alegre belleza</p><p>cuando estalla la fiesta poseída</p><p>por vuestra feliz carne bendecida,</p><p>que consume mi intelectual tristeza.</p><p><br /></p><p>Es el cachondeo vuestra destreza</p><p>para entusiasmar al alma perdida </p><p>en el ritmo y la disco enfebrecida</p><p>de noche de dionisiaca certeza.</p><p><br /></p><p>¡Qué ricura y hermosura en movimiento!</p><p>¡Qué placer de las almas deseantes!</p><p>¡Qué buenura el carnal ofrecimiento!</p><p><br /></p><p>Se olvidan esfuerzos desesperantes</p><p>de la vida extraviada en pensamiento</p><p>y es la hora de las juergas triunfantes.</p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-29023325222021634362023-01-16T10:25:00.000-08:002023-01-16T10:25:46.249-08:00 ¡ QUE ME DEJEN SER UN BORRACHO, POR EL AMOR DE DIOS! <p><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">Mi vida ha fracasado completamente tanto como vida afectiva como en el terreno profesional. No estoy muy seguro de que mi salud física se encuentre actualmente en buen estado. Todos sabemos que la situación mundial se convulsiona y se oscurece cada vez más. Dadas estas circunstancias, tengo claro que para mí lo mejor sería encaminarme directamente al abismo y lanzarme decididamente a él. En mi caso concreto, este abismo salvador viene representado por el alcohol. Si él es un abismo desde el punto de vista de la corrección vital burguesa, yo quiero hundirme en ese abismo, pues si bien ello significaría la ruptura definitiva con las apariencias de formalidad y sensatez burguesas, estoy seguro también que en él encontraría el vértigo entusiasta de la exaltación de todas las potencias del alma. Debo ser consecuente con mi fracaso práctico-material concreto en mis intentos de integrarme en la sociedad burguesa normal y aceptar que solo puedo obtener de la vida las satisfacciones que me puedan ofrecer frutos prohibidos para los burgueses, como el alcoholismo. Lo que para los burgueses es abismo de perdición y condenación a la marginalidad puede ser para mí paraíso del éxtasis y del misticismo dionisiacos, que realmente pienso que no tienen por qué estar ligados al nihilismo y a la existencia religiosamente maldita, sino que creo sinceramente que pueden ser un medio de alcanzar el vislumbre de una conciencia liberada de mojigaterías burguesas y pequeñoburguesas y de alcanzar también la sensación entusiasta y “trascendente” de una existencia superior liberada del yo convencional y petrificado ( o cosificado) de la socialidad y liberada también de la miseria trivial y empequeñecedora de la cotidianidad. Los burgueses reducen la experiencia del alcoholismo a la pérdida de la conciencia racional, que sería lo más preciado psicológicamente que poseemos. Pero existe sin duda un misticismo de borrachos ( despreciado por ese puritano pero gran escritor filosófico y religioso que fue don Miguel de Unamuno) que abre la conciencia a sensaciones profundas relacionadas tanto con el apego intenso a la tierra, al suelo natal, como con la acentuación de los anhelos de trascendencia, anhelos que tienen todo el derecho a llamarse religiosos. Los efectos de las sustancias que alteran la conciencia pueden ser muy variados en función de las personas que los usan, y si para los buenos burgueses convencionales la ingesta del alcohol suele conducir a estados psicológicos que no son otros que los del beodo ridículo y penoso, para los que no somos burgueses convencionales las bebidas muy bien llamadas espirituosas pueden producir efectos muy diferentes, de valor propiamente espiritual. Estos efectos espirituales puedo confirmar que son, principalmente, la comunión profunda con el sabor telúrico del suelo natal unido a la memoria intensa y profunda de los seres ya fallecidos y que reposan en la tierra de ese suelo natal, por un lado; y por otro, la sensación de liberación con respecto al cosificado y falso yo social, en la que es legítimo presentir una entusiasmada prueba del destino no enteramente terrenal de nuestro yo.</span><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;"> </span></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"> Amo el alcohol y como dice el Don Giovanni de Mozart “io mi voglio divertir”, yo me quiero divertir. No tengo absolutamente ningún escrúpulo burgués o pequeñoburgués que indique a mi conciencia que el alcoholismo es malo moralmente y las advertencias de los hoy llamados “expertos”, los médicos en este caso, sobre los efectos perniciosos para la salud física del alcohol tampoco son capaces de insuflarme el miedo puritano, burgués y formal al alcoholismo. Lo que quiero es disfrutar el tiempo que me quede de vida, poco o mucho, con un placer que reafirmo que es de valor espiritual superior e intensifica las potencias del alma: la memoria, haciéndonos experimentar una sensación de cercanía a los muertos queridos y trayéndonos también el gozo del recuerdo de los momentos vitalistas felices de nuestra existencia, especialmente de los relacionados con mujeres; la voluntad, identificándonos con nuestros deseos y anhelos al margen de las contingencias de nuestro yo constituido socialmente, y también el entendimiento, dejándolo inundar por nuestras aspiraciones profundas de carácter metafísico “trascendente” y librándolo del yugo de la racionalidad lógica, que no es otra cosa que parte del yo social cosificado y cosificante que necesita la lógica para su supervivencia y éxito en el medio social dado. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"> La tan preciada conciencia racional de los burgueses con su cohorte de tendencias, potencias e imposiciones sociales ( la tecnociencia, el capitalismo, el progresismo político racionalista, la ética del trabajo y de la racionalización burguesa de la vida, la racionalización tecnoburocrática del mundo de la vida y el desencantamiento del mundo en general) nos ha traído hasta la actual situación del mundo, que ahora cuando la decadencia, la barbarie y el desastre civilizatorio van llegando hasta los aspectos materiales de la existencia, los propios buenos burgueses empiezan a ver ya con temor. Habría que concluir que esa conciencia racional no es el máximo valor que creíamos, sino que más bien es una potencia enemiga de la Tierra y que debemos apostar por ir alejándonos de la Razón ( o, como decía el filósofo Ludwig Klages en su terminología, el espíritu) para ir al encuentro de la Vida, del Alma y de lo Elemental terrenal, y en todos los pueblos que han permanecido fieles a estas últimas potencias el uso de sustancias alteradoras de la conciencia ha sido fundamental. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"> Pero yo no puedo lanzarme al alcoholismo. Mi situación personal me lo impide, porque estoy sujeto a un poder humano que me reprime y me retiene para que no caiga en tal cosa. El políticamente muy problemático Carl Schmitt ( pero cuyo valor como gran pensador del Derecho y de la política es hoy reconocida por todo el mundo) se refería a las famosas palabras de San Pablo ( II Tesalonicenses 2, 7) en las que este decía que en su tiempo había un poder político humano ( el katejón) que retenía y sujetaba a los poderes malignos y antievangélicos para que no se produjera en el mundo la perversión total que sería el preludio del fin de los tiempos. Algunos piensan que se podía referir al Imperio Romano, pero parece que no está claro. Pues bien, esta situación de contención del Mal por el “katejón” que San Pablo plantea en un contexto político-escatológico se puede trasponer a mi situación vital personal. Existe en mi vida un poder ( creo que no es difícil adivinar a qué personas, con las que convivo, me refiero) que me impide salir a beber y con esto retrasa que yo caiga de lleno en la iniquidad del abismo del alcoholismo. Si ese poder faltara, ya hace mucho tiempo que me habría perdido. Igual que Carl Schmitt veía en esta doctrina del “katejón” un tema con el que poder desarrollar una filosofía política cristiana, yo tengo que ver en la existencia de mi “katejón” particular un signo positivo de la Providencia. Pero no puedo librarme de las ganas de beber que me hacen pasar malos ratos ( y algunas veces también beber “en la clandestinidad”, cuando tengo ocasión de ello). Pero debo estar agradecido a mi “katejón” y desear que siga existiendo mucho tiempo, porque, debo reconocer a pesar de todo lo dicho, el alcoholismo causaría el desastre total de mi vida y todo se quedaría en eso, no sería una solución. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-87600193958310869782022-12-10T05:52:00.005-08:002022-12-10T06:00:41.479-08:00LOS POETAS HABITUALES<p><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Elegantes e ingeniosos los poetas,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">gozadores del misterio de los signos,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que crean críptica belleza fría, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">los oscuros sentidos vanidosos, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">y ornamentan la vida con palabras.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Desconocen el real espíritu,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">más allá del signo y lo sensible, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">nos engañan con falsas metafísicas </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">del lenguaje y su verdad primordial.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Descubren la palabra inesencial,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">buscan sensaciones del intelecto</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que incrementan la confusión del mundo,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">odian la claridad elemental </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de la pasión pura y el sufrir sincero.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Mi yo no quiere ni imagen ni concepto,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">solo exclamación, interior sin Forma, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">no belleza ingeniosa para el mundo,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">ni placer de expresión triunfante en orden,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">solo decir mi voluntad fatal, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">mi deseo de plenitud inefable,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">mi yo de certeza honda y silente,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">expresar el alma y la sangre fieras</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">y dejar lo exquisito para el mundo,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">para su maldita exterioridad. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-29138393728370148542022-08-10T09:58:00.001-07:002022-08-10T09:58:07.696-07:00EL FILÓSOFO TONTO<p><br /></p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12.7px;"><br /></p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12.7px;"><br /></p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Había una vez un filosofo que era tonto porque todas sus equivocadas y vanas aspiraciones filosóficas no le permitieron ascender nunca al mundo de lo ideal inteligible, que es el Bien que nos salva del Mal que significa el mundo sensible.</p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Fue precisamente Platón quien dijo, en el libro VII de <span style="font-family: Helvetica-Oblique; font-style: italic;">La República, </span>aquello de que el descrédito había caído sobre la filosofía porque no la cultivaban los bien nacidos sino los bastardos. Vamos a exponer aquí el caso de alguien que siendo intelectualmente bastardo, por no poseer un claro y solvente entendimiento natural, pretendió dedicarse a la filosofía. Que no sean hoy tampoco infrecuentes los débiles mentales como él que tratan de ser filósofos sigue sin duda provocando el descrédito de la filosofía. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A nuestro filósofo tonto se le encendió la bombilla de querer ser filósofo cuando se dio cuenta de su invalidez para la vida burguesa y de que tampoco se podía salvar personalmente recurriendo a lo literario. En primer lugar, viendo durante su época de bachiller que su inteligencia no le permitía el cultivo de la ciencia físico-matemática, buscó en la filosofía un atajo para llegar a la superioridad del saber. Pero la filosofía no malnacida debe ser la culminación racional de la inteligencia científica efectiva, no una simple cultura ideológica al servicio de la voluntad de compensación psicológica de los débiles mentales. Desde la Antigüedad, los psicológicamente defectuosos buscaron una falsa filosofía, la sofistica de la cultura de "humanidades" acumulativa y memorística, que les sirviera de compensación a una incapacidad natural para la ciencia seria y que es el único camino con el que se puede iniciar el salvífico ascenso a lo inteligible. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dada esta incapacidad científica del filósofo tonto y comprobada también su ausencia de ingenio literario imaginativo y además su torpeza para lograr claridad y brillantez en el terreno de lo simplemente ideológico, surgió en él el deseo de filosofar como "hybris" del tonto. Pero sus impostadas alas de falso filósofo fueron quemadas por el implacable sol de la seria dificultad de lo que está en juego en la filosofía. Iba a comprobar en su propia biografía que la filosofía exige para su cultivo serio y exitoso un ascetismo de la razón, no el desarreglo bohemio de la mente y de la vida. La filosofía no es una fiesta para sensibilidades turbias y desviadas, sino un duro trabajo para la razón responsable. Además, el tonto seudofilosófico nunca se libró de una grave confusión entre lo literario, lo ideológico y lo filosófico. Y no era el primero en equivocarse buscando en la filosofía un consuelo para deficiencias vitales. Nunca tuvo claro que la filosofía es un recto camino hacia la supremacía de la razón y no las tortuosas vías trazadas por una psicología malograda. Ese camino debe llevar a las relucientes cumbres de la razón y no a las tenebrosas simas de una presunta profundidad del espíritu inaccesible a la inteligencia. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No en vano creyó el tonto ver despertada su vocación filosófica cuando leía a Nietzsche, ese simple "écrivain", como le llamaba Max Scheler, que a tantos débiles mentales ha seducido y perdido haciéndoles pasar por filosofía una enferma y destructora exaltación de las apariencias sensibles y su sensualidad transfiguradas mediante ese término que provoca la indeterminación irracional total, el término vida. Así, el tonto entendía la filosofía como un subversivo licor para embriagarse de nihilismo gozoso y para alcanzar la intensificación vital que él no podía alcanzar por las justas satisfacciones de una juventud espiritualmente honesta y sana. Y así, hacía uso de una supuesta filosofía como estímulo de una rebeldía sin razón, confundiendo los vapores, que en su caso eran también muchas veces etílicamente no metafóricos, del radicalismo y el entusiasmo adolescentes con la verdadera filosofía. De esta manera profanaba él, como intelectualmente mal nacido, el templo de la filosofía y la convertía en un estímulo para sus pobres nervios similar a ciertas músicas desaforadas de las que se hizo adepto, pervirtiéndose en él el secreto esencial inteligible de la música por el goce inmediato de su apariencia sensual. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Como les suele suceder a los débiles mentales, en su adolescencia le asaltaron vagas inquietudes románticas .Y la confusión mental que ello le producía le hizo albergar la ilusión de estar en posesión de una profundidad de espíritu que siempre sería, pensaba él, un valor de su subjetividad. Aprendió así a oponer desde temprano a la ciencia la profundidad de la "vivencia" de lo individual. Pero las inquietudes románticas eran solo el resultado de tontas, triviales y torpes pasiones sensuales que por su debilidad mental eran en él más fuertes que en otros adolescentes. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>También como tantos otros débiles mentales psicológicamente mal nacidos, vio en la filosofía un arma contra la religión cristiano-burguesa, esa forma de religión que permite un orden de vida y una racionalización moral de la misma que es condición para alcanzar la serenidad de espíritu que lleva al predominio de la parte buena superior de nuestra alma. La embriagante fruta prohibida que era la filosofía para él le condujo al librepensamiento que hunde y destruye la personalidad en el nihilismo.</p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nuestro falso filósofo era sin duda un débil mental y también un neurópata. Cabe la duda de si se le podría llamar, en realidad, tontiloco. Mezclaba con muy poco discernimiento un milenarismo seudomarxista con un rechazo nietzscheano de la normalidad de los muchos. Todo ello desembocó en una incapacidad para el estudio sistemático de la filosofía que no pudo menos que conducirle al fracaso y a una creciente confusión mental. Terminó en una seudofilosofía que exaltaba todo lo irracional, lo transitorio de lo corporal sensible bajo la forma de su inmediatez placentera, el desarreglo emocional y la intuición confusionista. Pero daba igual, porque su debilidad mental tampoco le permitía expresar en una obra coherente y acabada este irracionalismo maléfico. Siguió pensando, como consuelo seudofilosófico de su incapacidad creadora, que era algo espiritual esencial una supuesta superioridad del contenido interior en su profundidad frente a la exterioridad de las formas.</p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El desenlace de la historia de este filósofo tonto puede consistir perfectamente en que su alma no sobreviva a su cuerpo, pues puede haber perfectamente una inmortalidad del alma condicionada al desarrollo de nuestra parte intelectual y al predominio de ella sobre nuestro ser sensible para el ascenso al reino de lo eterno inteligible. Esto se consigue mediante el conocimiento racional, primero de la ciencia natural matematizada y luego mediante la verdadera filosofía que hace tomar conciencia del ser ideal, que es el único objeto posible de esa ciencia y que nos salva de la contingencia perecedera de nuestro ser sensible corporal.</p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El único problema real de la filosofía es el de la oposición entre lo sensible y lo inteligible y la posible primacía ontológica y de trascendencia ética y existencial crucial de lo segundo sobre lo primero. La renuncia de la filosofía del día a seguir investigando una razón que pueda despegarse totalmente de lo sensible constituye una auténtica "traición de los clérigos".</p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nuestro filósofo tonto nunca pudo moverse por el reino de lo inteligible puro pero tampoco servía para triunfar en la vida con sus placeres y negocios. Por eso quedó en una tierra de nadie donde tristemente existía como lo que era: tonto, fracasado y neurópata. </p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12.7px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></p>
<p style="font-family: Helvetica; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 12.7px;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span> </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-46676995557478864242022-07-19T09:39:00.001-07:002022-07-19T09:39:04.021-07:00FRAGMENTO SOBRE NIETZSCHE <p> <span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">Nietzsche es ante todo un caso psicológico que plantea el acúciense problema de cómo diferenciarse de las masas sin sucumbir a su poder cultural e ideológico totalitario, y aun más, plantea el problema de quién tiene el derecho, como hombre superior, a esa diferenciación, sin que su distanciamiento de las masas sea una maniobra encubridora y compensatoria de quien en realidad está por debajo de ellas, de su capacidad para adaptarse al medio social dado. Pero en todo caso no es el Nietzsche </span><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-style: italic;">humanamente </span><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">esencial el que sería el último gran portavoz de la “historia del Ser”, solo accesible, en su secreta coincidencia con los equivocados orígenes de la tradición metafísica en Platón, por los encopetados y circunspectos profesores heideggerianos.</span><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;"> </span></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Nietzsche plantea filosóficamente una altisonante negación del dualismo metafísico platónico, y es una simple zarandaja académica, dirigida al “afán de novedades” de los profesores filosóficos, presentar eso como una simple apariencia de su pensamiento y venir con el cuento de que Nietzsche consuma el platonismo –su subjetivismo de la verdad, su reducción del ser a valor y su “olvido del Ser”– bajo la forma de su inversión. Hay un problema real y vital, un verdadero problema filosófico y no un “seudoproblema” académico, que es el de saber si la realidad sensible mundana es la única realidad o no, y todos los cuentos chinos de los profesores no podrán escamotear con sofisterías que solo buscan la originalidad académica el carácter fundamental vital y la elementalidad acuciante e ineludible de ese problema del dualismo y su negación monista antiplatónica. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Heidegger en “Ser y Tiempo” apela al regreso a la elementalidad del pensamiento. Pero esa elementalidad está en los problemas de la tradición que todo el mundo puede entender y no en herméticos problemas para profesores. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">La “diferencia ontológica” de Heidegger no es sino la forma más abstracta y rebuscada de plantear la oposición entre lo sensible y lo inteligible. El ente es lo aprehensible sensiblemente y el “Ser”no es otra cosa que la totalidad de lo ente aprehendido intelectualmente. Aprehendida según los predicados que tienen un valor no particular-sensible, sino universal-inteligible, “el ente en cuanto ente”. El “Ser” es únicamente el resultado de hacer abstracción de todo lo que en el ente hay de particular-sensible y quedarse solo con lo que en él hay de determinaciones máximamente generales e intelectuales. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-28977645545460723972022-07-07T20:05:00.005-07:002022-07-07T20:05:40.693-07:00EL RÉPROBO DE LAS MUSAS<p><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Son enemigos por siempre arte y gracia</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de tu mísera alma fracasada,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">al interior sin expresión condenada,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">sin belleza torturante desgracia.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Forma, orden, proporción, armonía</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">son negación de tu ser desastroso, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">nada en tu impulso crecerá airoso, </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">confuso vivirás sin poesía. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Maldito será tu anhelo profundo,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">no tendrás nunca buena figura,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">mala forma, incomprensible estructura </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">serán tu rareza y tu fatal mundo. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">No tendrás comunión en la expresión,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">donde lo bien hecho reluce e impera,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">confuso deseo siempre te espera </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">al final de tu estéril obsesión. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Sentir desordenado y terrenal </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de la carne imperfecta y maldita </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">te impedirá la vivencia infinita</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de la bella Idea inmortal. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-90837379414383168082022-07-03T12:17:00.001-07:002022-07-03T12:17:25.984-07:00SECCIÓN DE UNA POSIBLE NOVELA<p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> EL CURA<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">El Pueblo era levítico y beato. En él se combinaban armoniosamente una religiosidad ya orientada hacia el individualismo familiar burgués, entre las capas más acomodadas, y una religiosidad de claro sentido mágico, entre las capas más populares. La fidelidad a la práctica del catolicismo y el arraigo en el suelo natal estaban todavía bastante confundidos en el Pueblo. El momento comunitariamente culminante de la localidad era el de las procesiones de Semana Santa, durante la cual las calles del Pueblo, con la afluencia de sus hijos residentes en otros lugares, se animaban más que durante la veraniega semana de las Ferias y Fiestas. La devoción al tótem representante de la advocación mariana patrona del Pueblo reinaba folclóricamente y de manera incuestionada sobre las conciencias de todos los estratos sociales del Pueblo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Mucha de la importancia residual que todavía se daban algunas de las “familias conocidas” venía dada porque algunos de sus miembros eran los laicos activistas más sobresalientes de las dos parroquias del Pueblo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pocos años antes de nuestro año del COU, había llegado al Pueblo un cura joven que traía aires de renovación moderna y aggiornata al panorama religioso local. Motivado principalmente por el interés en pescar vocaciones eclesiásticas, había desarrollado una intensa y animada labor pastoral entre los muchachos y muchachas del Instituto del Pueblo, en el que impartía la mayor parte de las clases de Religión. Se había convertido en líder de un buen número de jóvenes que se sentían interesados en su discurso pastoral sobre el “compromiso” y la renovación eclesial.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Los de la Pandilla, muy marcados la mayoría, de manera aproblemática, por nuestra educación católica, pertenecíamos al movimiento pastoral del Cura y asistíamos a reuniones semanales de una célula parroquial liderada y adoctrinada directamente por él. Germán también pertenecía a esta célula parroquial, “el grupo”, como la llamábamos, pero el año del COU se fue desvinculando progresivamente de ella y acabó por dejar de asistir a sus reuniones. Germán por aquella época había dejado de practicar el catolicismo y empezó a hacer esporádicas declaraciones de ateísmo. Cuando todavía asistía a alguna reunión del “grupo”, solía discutir con cabezonería y torpeza con el Cura y lo mismo hacía en las clases de Religión del Instituto. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En las reuniones del “grupo”, donde se pretendía que habláramos de cosas de la vida “serias y transcendentes”, las chicas de la Pandilla, en parte por temor respetuoso hacia el Cura y en parte por no tener nada que decir, solían permanecer en un mutismo casi total. Muchas veces, Germán con sus torpes intentos de filosofar críticamente y el cura con sus réplicas ortodoxas acaparaban el uso de la palabra en estas reuniones. A pesar de que los de la Pandilla continuábamos con nuestras prácticas católicas y a pesar de que sentíamos un sincero afecto y reconocimiento hacia el Cura, las prédicas de este contra la “sociedad de consumo” y contra el hedonismo juvenil tenían una limitada repercusión en nosotros. El Cura atacaba también al “relativismo”, pero el relativismo es una postura filosófica que nosotros simplemente ignorábamos y ni mucho menos habíamos asumido conscientemente. Queríamos divertirnos sin pasarnos y no nos habíamos planteado si era posible o no el conocimiento de una verdad única y objetiva. Sí éramos hedonistas, pero no de un hedonismo subversivo y disolvente, sino más bien acomodado y moderado. Más peso ideológico que el hedonismo seguía teniendo sobre nosotros la ética burguesa de la formalidad orientada a la integración exitosa en la sociedad existente. No pretendíamos de ninguna manera dejar de ser buenos chicos de buenas familias. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> El Cura hablaba de la “dinámica de grupos” como herramienta para la acción pastoral en sus células parroquiales. Se puede decir que la actividad en ellas, con tales “dinámicas de grupos”, fue en nuestro Pueblo un antecedente de las chorradas psicopedagógicas que poco tiempo después se irían introduciendo en la educación oficial. “Concienciación” mediante jueguecitos; uso de medios audiovisuales; organización pedagógica de los temas a tratar, distinguiendo entre contenidos, actitudes y valores, hablándose sobre todo de estos últimos; jerga emocionalista sobre la importancia de las actitudes sentimentales frente a lo intelectual, y todo ello envuelto en una reflexividad psicologista sensiblera, esa era la modernidad formal de la actividad pastoral del Cura entre los jóvenes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> La filosofía oficiosa del movimiento parroquial liderado por el Cura era el personalismo. El Cura solía decir que el considerar a la ciencia moderna como enemiga de la fe era cosa del siglo XIX, sin darse cuenta de que el que la Iglesia se tuviera que refugiar en una blandenguería psicologista como el personalismo era un efecto directo de la destrucción total de la cosmovisión católica clásica, aristotélico-tomista, por obra de la ciencia moderna. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Lo importante era la persona, pero también se le escapaba al Cura que en el catolicismo, como en cualquier religión con la pretensión de ser revelada, e implícita en las propias críticas suyas contra el relativismo y el hedonismo, hay una Verdad que está por encima de la subjetividad de la persona con sus inclinaciones al error y al mal, inclinaciones que para el catolicismo reposan en la propia naturaleza caída del ser personal humano, y que según todo esto lo único que da valor verdadero y último a la persona es el sometimiento a esa Verdad de validez sobrenatural suprapersonal.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Las buenas intenciones pastorales del Cura con su personalismo para jóvenes solían quedar en un psicologismo amoroso filantrópico y en una tópica sensiblería, muy lejos de servir para activar mitos movilizadores como los que debe poner en juego toda religión viva. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">-Porque cada persona, cada uno de nosotros es un mundo- dijo alguien en el “grupo” en alguna ocasión.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Entonces el Cura casi entusiasmado dijo:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Tenéis una formación teórica estupenda, solo os falta el compromiso.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> El personalismo que el Cura predicaba no era otra cosa que el intento de introducir una religiosidad privatista familiar y orientada a la racionalización burguesa de la vida como recambio de la religiosidad colectivista tradicionalista que había dominado secularmente en el Pueblo, y que todavía perduraba en muchos aspectos, pero que ya veían los más avezados dentro de la Iglesia que no podía servir de contención a la marea de secularización paganizante que crecía imparable por aquella época. En ese sentido era en el que la Iglesia estaba deslizándose hacia formas de religiosidad afines al aburguesamiento protestante, no en el sentido, como dijo una vez el Cura con bastante desorientación, de que en la Iglesia se hubiera infiltrado el pesimismo antropológico radical luterano. Más bien, la religiosidad del Cura y de sus más aventajados discípulos pecaba de cierto pelagianismo consistente en creer que la posibilidad de llevar una vida grata a Dios mediante el éxito de la integración burguesa era algo dependiente de la buena voluntad y de las buenas costumbres humanas. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> El catolicismo tradicional había sido un colectivismo ideológico propio de una sociedad que en un tiempo había sido orgánica, aunque corroída internamente su organicidad por la división de clases. La modernización había echado a perder definitivamente tal organicidad, y hacía falta ya cambiar ese colectivismo ideológico por una religiosidad del individualismo personalista burgués, centrado en la consecución de una vida ordenada y disciplinada en medio de un mundo plural, crecientemente de réprobos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Que el tipo de catolicismo que él procuraba introducir en el Pueblo era un catolicismo individualista, por muy orientado que es tuviera hacia lo familiar, frente al colectivismo ideológico tradicional, era algo de lo que no era consciente el Cura, que , por otra parte, se afanaba por predicar la filantropía guiada por la “opción por los pobres”. Esta era la religiosidad moderna, racionalización burguesa de la vida más preocupación social altruista, a la que el Cura se afanaba por atraernos. De dualismo metafísico enemigo del mundo y de la carne o de Buena Nueva de haber sido liberados del pecado por el sufrimiento expiatorio de Jesucristo había muy poco en el cristianismo del Cura. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Era conocida la poca simpatía que el Cura sentía por las procesiones de las cofradías de Semana Santa, que por aquellos años en el Pueblo seguían gozando de gran participación popular y eran respetadas por todos. Se producían frecuentes desacuerdos intraeclesiales entre el Cura y los cofrades, que a veces acababa en el enfrentamiento abierto. Fue famosa y fuerte una de estas agarradas, que se produjo porque la cofradía del Sábado Santo durante algunos años antes de la llegada del Cura al Pueblo había estado sacando al Resucitado para un encentro con la Virgen de la procesión antes de la celebración de la Pascua, y quería seguir haciéndolo. El Cura se encolerizó ante semejante disparate litúrgico, para impedirlo, pero el cretinismo y la cabezonería de los cofrades quería seguir cometiendo esa barbaridad. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> El Cura también predicaba, con muy poco éxito, contra las discotecas. Le había dado por decir que las luces y penumbras discotequeras favorecían el surgimiento de tendencias homosexuales. Pero a pesar de que con esto no lograba disuadirnos a los de la Pandilla de participar en las noches de cachondeo, bailoteo, ingesta de alcohol y, si se podía, ligoteo, el Cura hacía un trabajo no del todo baldío a favor de la ética del trabajo y de la contención burguesa. Uno se pregunta si los curas de la modernidad burguesa han sido otra cosa que asistentes sociales dedicados a evitar la desviación social y el hundimiento en la perdición, sobre todo juvenil, para el amor familiar y el trabajo. Con la pérdida de su poder social orgánico tras el hundimiento de la sociedad tradicional y, en lo que respecta a la historia de la Iglesia, tras el aburguesamiento del catolicismo a raíz del Concilio Vaticano II, la principal función religiosa de los curas era esta de preservar el correcto funcionamiento social burgués, especialmente de los fieles más jóvenes. Aunque es cierto que esto mismo hacían en España los curas del nacional-catolicismo, usando su poder social bajo los modos de la represión y la prohibición, que en nuestra época habían dado paso a la pastoral personalista, que había puesto en funcionamiento la mojigatería psicologista, pero orientada al mismo fin de producir buenos burguesitos. Ya habían pasado hacia la mitad de los ochenta los tiempos del obrerismo y el izquierdismo clerical sin tapujos. La función ideológica del clero de nuestra época era la de formar buenos chicos que no se desviaran de las expectativas burguesas y de la normalidad social que nuestras familias católicas querían para nosotros.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero, aunque toda la labor pastoral del Cura con nosotros se resolvía en eso, en hacer de asistente social vigilante de que, a pesar del cachondeo y de la creciente increencia, como él decía, no abandonáramos los caminos vitales pequeñoburgueses, el Cura tenía ciertos resabios de clérigo progre, resabios también propios todavía de la época, en la que tenía gran vigencia la teología de la liberación. Recuerdo perfectamente que en una de las reuniones del grupo parroquial juvenil llegó a citarnos a Herbert Marcuse:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Porque en los años sesenta hubo un movimiento juvenil que tuvo cosas positivas. Hubo un cansancio de la sociedad de consumo. Marcuse denunció la sociedad opulenta y John Lennon lideró un movimiento de los jóvenes por la paz. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Cuando oyó esto, Germán fue derecho a leerse <i>El hombre unidimensional.<o:p></o:p></i></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Pero en realidad, los únicos elementos de cultura profana que el Cura conocía bien y utilizaba con regularidad en sus reuniones parroquiales y en sus clases eran <i>La peste </i>de Camus, la película “Qué bello es vivir” de Capra, <i>El principito</i>y Erich Fromm, ese sermonero, como le llamaba el mismo Marcuse, amoroso, que le gustaba mucho. Una vez Germán tuvo la ingenuidad de preguntarle que si conocía a Hermann Hesse. El Cura denegó con la cabeza y sonrío levemente.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Como ya dijimos, Germán durante el año del COU se fue desvinculando progresivamente del grupo parroquial y las pocas veces que asistía a sus reuniones era para polemizar tercamente con el Cura. Este sabía, con la perspicacia psicológica que suelen tener los curas modernos, que no saben latín pero que son muy avezados en hacer acepción psicológica de personas, que Germán era un enfermo de los nervios. Presentía el Cura que Germán no estaba del “lado luminoso de la Fuerza”. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Ese chico es un nervioso y creo que se está desviando- me dijo en una ocasión<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Especialmente, Germán trataba de polemizar con el Cura a propósito del tema de la libertad humana con su torpe y patológica cabezonería. Un día el Cura se cansó de la insistencia confusa de Germán en negar el libre albedrío y le dijo:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Porque una persona cuando se levanta por la mañana hace lo que quiere, a no ser que sea un neurótico o un esquizofrénico.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Aquí el Cura confundió la libertad negativa, la libertad de obrar, con el tema filosóficamente mucho más serio de la libertad de la voluntad, del querer libre o libre albedrío. Este es el problema filosófico de la libertad, si lo que queremos lo queremos libremente o estamos determinados a quererlo, no si podemos hacer lo que hemos decidido hacer. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En otra ocasión el Cura, de manera más moderada le repuso a Germán: <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Porque todos somos como una cinta de casette en blanco y en ella podemos grabar una sinfonía o una canción pachanguera.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> El Cura era aficionado a estas metáforas facilonas y de gerundianismo pobretón. Para hacer la apología de la creencia en la supervivencia post-mortem, en lugar de recurrir a argumentos filosóficos de la tradición escolástica, solía recurrir a la analogía con la vida extrauterina que espera al niño cuando vive como feto en el seno de la madre. Seguramente existía alguna consigna pastoral en el sentido de que al “hombre moderno” no le convencen los argumentos “intelectuales” y es preferible sugerirle imágenes accesibles para él. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Que la libertad humana entendida y afirmada como lo hacía el Cura en su metáfora musical supone graves problemas relativos a su compatibilidad no solo con la omnisciencia divina, sino también con su omnipotencia como causa primera de todo lo real, amén de interferir gravemente con la dogmática relativa al pecado original y la Gracia, no era visto de ninguna manera por él, que no estaba, con su postura pastoral activista, para sutilezas teológicas. Ni él ni nosotros, sus discípulos, ni tampoco Germán, nos habríamos enterado de mucho si hubiéramos sabido algo de lo de la ciencia media de Luis de Molina, excogitada en el siglo XVI para resolver este problema teológico de la libertad humana, y la consecuente polémica “de auxiliis”, que otro pragmatismo eclesial, en este caso encarnado en la figura del Papa de turno, vino a cortar por lo sano dictaminando que el problema no tenía solución. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En cualquier caso, la ideología pastoral del Cura era algo errática y parecía guiarse por un eclecticismo seguidor de las consignas de turno recibidas de la superioridad eclesial. Daba la impresión de que no tenía empacho en aprovechar cualquier idea o reclamo que pudiera hacer atractiva a los jóvenes la sumisión al catolicismo. El terreno de su labor evangelizadora era el de la psicología de los adolescentes y el de la ideología social filantrópica y no intentaba nunca entrar en polémicas cosmovisionales con la ciencia moderna ni con el materialismo cientificista, pero en una ocasión se descolgó haciendo uso de la ciencia novísima para sus fines apologéticos:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> -Porque la idea cuántica de ubicuidad de la materia hace comprensible y plausible el dogma de la Transubstanciación. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> En realidad, el Cura, más que por cualquier ideología pastoral de evangelización o de renovación espiritual de la juventud del Pueblo, estaba dominado, en su intención subjetiva, por un pragmatismo derivado de la consigna eclesial de conseguir a toda costa vocaciones sacerdotales, en una época en la que los seminarios estaban ya bastante vacíos. Ese era el secreto de la insistencia del Cura en el “compromiso” y esa era la finalidad de toda su labor pastoral. Consiguió pescar algunas vocaciones entre sus seguidores más fieles, pero ninguna entre los de la Pandilla, que a pesar de asistir a las reuniones parroquiales no estábamos entre esos seguidores más fieles. Cualquier elemento ideológico confesional que el Cura viera que pudiera actuar como reclamo para la decisión de ir al Seminario era aprovechado por él. El resultado de este eclecticismo es que entre los que se metieron a cura gracias a él reinaba una disparidad ideológica bastante notable. Algunos de ellos se hicieron partidarios de la teología de la liberación y otros estaban marcados por un tradicionalismo de catolicismo castizo español. El Cura estaba situado en una zona tibia del espectro ideológico de la Iglesia, zona que venía marcada, como ocurre en todos los sacerdotes, por una identificación personal, asentada en estratos de psicología profunda, con la institución eclesial y se traducía en el deseo de beneficiarla de manera activista lo más posible.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Que semejante Cura pudiera tener sobre nosotros hacia la mitad de los años ochenta una importante influencia era una manifestación más, de entre las muchas que se daban en nuestro medio social, de lo que se puede llamar la “simultaneidad de lo no-contemporáneo”, tal y como ha sido traducida alguna vez una sofisticada expresión (“ungleichzeitlichkeit”) del filósofo marxista occidental Ernst Bloch: en un mismo intervalo cronológico del proceso de modernización y racionalización capitalista conviven sincrónicamente, en distintos situaciones y estratos sociales, distintas etapas de ese desarrollo de modernización. Entre nosotros, en nuestro medio rural y provinciano, todavía estaba presente una influencia del catolicismo que ya no existía entre las capas sociales juveniles más avanzadas y emancipadas, si así puede decirse, de la ideología religiosa. El principal efecto de tal retraso entre nosotros era el mantenernos preservados de los peligros de desviación social y de desviación ideológica a los que sí podían estar expuestos otros sectores juveniles, urbanos y más puestos al día. Nuestro cachondeo juvenil permanecía así controlado y limitado y era inmune a desviaciones hacia la rebeldía antisistema o hacia el nihilismo práctico, como el que se daba en aquella época por obra de las toxicomanías graves. La Iglesia, después de todos sus cambios y aggiornamientos, seguía ejerciendo su función ideológica de preservarnos de la perdición social en este mundo. <o:p></o:p></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-20177902827952074532022-05-22T21:58:00.002-07:002022-05-22T21:58:24.045-07:00FRAGMENTO PERSONAL-FILOSÓFICO <p> Soy ”piedra desechada” y lo único que me importa es no conformarme con ello mediante la autoafirmación trágica, romántica y totalmente irracionalista de mi identidad a través de una voluntad de poder suficiente para presentar mi perspectiva sobre la vida como perspectiva verdadera. No se trata, por tanto, de lograr, en un sentido liberal-escéptico, una “redescripción” de mí mismo, sino de afirmar una verdad personal de la que uno está íntimamente convencido. Y lo está porque el estar “de facto” en la perspectiva correcta y superior ofrece una evidencia de lo percibido desde ella que no puede justificarse discursivamente pero en la que uno está y que uno posee. A esto se puede aplicar perfectamente la idea spinoziana de la verdad como índice de sí misma y de lo falso: la perspectiva correcta y superior es índice de sí misma y de las perspectivas inferiores y falsas. Cuando se ESTÁ en esa perspectiva superior y correcta se sabe fácticamente que se está en la perspectiva verdadera y que hay otras perspectivas falsas e inferiores. No hay otra manera de percibir esa verdad de la perspectiva correcta y superior que ESTAR fácticamente en ella. La perspectiva correcta y superior, verdadera, no se justifica ni se fundamenta, se afirma y se sitúa uno en ella proclamando la verdad que desde ella se percibe.</p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-71416111015488866802022-05-15T09:06:00.000-07:002022-05-15T09:06:08.309-07:00DAIMIEL CULTURAL<p><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Muchos alardes culturales haces,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">pueblo de paletos hotentotes,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">¡anda y dedícate a los capirotes! </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">y callen tus culturetas falaces.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Nunca aprecias a los cultos audaces,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">solo tienen estética tus motes</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">y solo tienen gracia los escotes</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de tus incultas mujeres salaces. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ya cansan tantas Tablas y tanta Motilla</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">y es infame la parroquial hojilla</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que publican burgueses filisteos,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">amigos de plebeyos chismorreos </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que inundan tu alma de vulgar villa</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">con hechuras de ciudad horterilla. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-9573674844093714442022-04-26T23:47:00.004-07:002022-04-26T23:47:39.513-07:00MEDIODÍA <p><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Luz tranquila sobre total presencia,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">unidad perfecta de lo logrado</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">en inmensidad del día aquietado</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">con suave del azul incandescencia.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Pierde la sombra su fatal experiencia </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de cruel dolor ausente y olvidado,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">no volverá el ocaso desesperado</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">a levantar contra el amor su resistencia. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Latido gozoso de claridad</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">sin furor, ni esperanza, ni obsesión,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">solo con lejanía y soledad</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">donde la vista alcanza la efusión </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">del horizonte pleno de verdad</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">en el que habita cálida ilusión. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-7736406772279992462022-03-24T14:00:00.002-07:002022-03-24T14:00:32.138-07:00CONTRA EL ANTIHUMANISMO POSMODERNO<p> <span style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;">Hay que seguir reclamando, frente al antihumanismo de lo sub-individual y lo trans-individual, al individuo con una identidad y una historia claras y fuertes, capaz de constituirse como sujeto autocentrado de oposición y rechazo frente a la modernidad en estado de descomposición (posmodernidad) y de consumación del nihilismo. El individuo no deconstruido sino reconstruido, no “esquizofrénico” sino “neurótico” centrado en la identidad fuerte constituida edípicamente. El individuo con pulsiones no “líquidas” o disgregadas sino con pulsiones fuertes sublimadas.</span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt;"> </span></p><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: UICTFontTextStyleBody; font-size: 17px;"><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> El intento de los filósofos posmodernos de desbaratar el humanismo de la subjetividad fuerte y autocentrada es el último asalto del nihilismo, no su superación por un cuestionamiento del envanecimiento de la subjetividad humana hipertrofiada que sería responsable de la situación de nihilismo práctico destructor material del planeta.</p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> La subjetividad humanista clásico-burguesa no tiene nada que ver con la historia esgrimida por los posmodernos antihumanistas de una subjetividad convertida en fundamento metafísico del mundo y de la verdad que se habría enseñoreado destructivamente del planeta con la tecnociencia. El imperio maléfico de esta solo puede ser contrarrestado por la subjetividad humanista empeñada en un proceso de autoformación cultural (Bildung) frente a las exigencias de especialización y mecanización anímicas de la formación tecnocientífica. Los posmodernos que, con sus “esquizoanálisis”, “rizomas”, “decosntrucciones” y autodisoluciones en general, quieren terminar de cargarse a esa subjetividad humanista que busca un proceso de autocentramiento por la formación cultural trabajan a favor de la labor de zapa nihilista del espíritu iniciada en la modernidad. Son sus rematadores y los consumadores de su nihilismo, no sus superadores, tal y como a ellos les gusta presentarse.</p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> El regreso a la subjetividad humanista clásico-burguesa no significa ningún compromiso con el subjetivismo metafísico idealista, ni con un “gran proyecto” de dominio técnico depredador del mundo. La cuestión del subjetivismo metafísico idealista afecta solo a la “filosofía pura” y nunca se ha traducido en una cultura idealista efectiva en la historia práctico-social. Ha sido precisamente en ese nivel práctico-social donde se ha dado únicamente un “gran proyecto” tecnocientífico materialista, utilitarista y mecanicista (a pesar de todos sus disfraces pos-mecanicistas en su paradigma científico avanzado) que ha destruido casi por completo la subjetividad humanista clásico-burguesa y del que los posmodernos antihumanistas son cómplices con sus ataques a la individualidad bien conformada y autocentrada. Los posmodernos no son contradictores de la destrucción tecnocientífica, que antes de ser material ha sido y sigue siendo espirtual, sino sus aliados. El único punto de resistencia a tal destrucción solo puede ser la subjetividad humanista recuperada y erigida en fortaleza individual culturalmente fuerte y eminente frente a los estragos espirituales de la tecnociencia y sus exigencias formativas.</p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> Los posmodernos antihumanistas no son los sanadores de la patología de la modernidad, ni siquiera quieren serlo, sino que la agravan destruyendo la corriente interna a la modernidad que es la única instancia que puede oponerse a ella: el humanismo del individuo formado como subjetividad, idéntica, centrada y eminente.</p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> Esta subjetividad en busca de formación superior cultural puede fracasar y aun perecer en el caso de muchos individuos que buscan su consecución, y dar lugar así a fenómenos psicológicos que aparentemente pueden parecerse a los fenómenos posmodernos de la fragmentación, autodisolución y descentramiento. Pero se trata de casos muy diferentes: el fracaso de la subjetividad humanista “clásica” es un fenómeno trágico y romántico que no tiene nada que ver con los fenómenos de sub-individualidad gozosa posmoderna. Esos casos románticos y trágicos son todavía casos donde resplandece el <i>espíritu</i>, la personalidad valiosa más allá de toda inteligencia técnico-instrumental, mientras que los fenómenos posmodernos de autodisolución son fenómenos de destrucción del espíritu en una deriva nihilista que se regocija de su potencial no ya antihumanista, sino directamente enemigo de la humanidad. </p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> </p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"> </p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p></div><p class="MsoNormal" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;">Enviado desde <a href="https://go.microsoft.com/fwlink/?LinkId=550986" style="color: blue;">Correo</a> para Windows 10</p><p class="MsoNormal" style="-webkit-text-size-adjust: auto; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-70283027395316389202022-03-06T08:55:00.001-08:002022-03-06T08:55:09.543-08:00OTTO WEININGER, FILÓSOFO MISÓGINO Y WAGNERIANO<p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> I<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">El caso del filósofo vienés Otto Weininger (1880-1903), muerto con tan solo 23 años por suicidio (Weininger puso la mano sobre sí en la misma casa vienesa donde murió Beethoven, situada en la Schwarzspannierstrasse o calle de los Españoles Negros, en alusión a los frailes dominicos), es un caso extremadamente delicado y problemático, porque se trata de un autor que publicó un libro <i>Sexo y carácter<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[1]</span></b></span></span></a>, </i>muy popular en su época (publicado en 1903, llegó a las veintiocho ediciones hasta que fue retirado por los nazis)<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[2]</span></span></span></a>, que pretende desarrollar y fundamentar filosóficamente una doctrina misógina. Y para mayor problematicidad, uno de los capítulos del libro está dedicado a exponer, también con pretensión filosófica, una doctrina antisemita (siendo el propio Weininger judío). Ni que decir tiene que la polémica y la descalificación como enfermo mental han acompañado el nombre de Weininger hasta nuestros días<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[3]</span></span></span></a>. Pero también es obligado decir que Weininger fue expresamente admirado por una figura tan importante y tan presente en la filosofía académica de nuestros días como el también vienés y judío Ludwig Wittgenstein<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[4]</span></span></span></a>. Escritores tan reconocidos como Strindberg, Karl Kraus o Cioran<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[5]</span></span></span></a>también han prestado especial atención a Weininger.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> No es Weininger una figura del todo desatendida en nuestros días. Existe en español al menos una tesis doctoral sobre él, la presentada en la Universidad de Valencia por Noemí Calabuig Cañestro<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[6]</span></span></span></a>en 2012; el filósofo catalán Josep Casals, especializado en estética, le ha dedicado a Weininger unas sustanciosas páginas en su libro <i>Afinidades vienesas<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[7]</span></b></span></span></a></i>, y el prestigioso escritor italiano Roberto Calasso le dedica uno de sus ensayos recogidos en el libro<i>Los cuarenta y nueve escalones<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[8]</span></b></span></span></a>.<o:p></o:p></i></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Quizá algunos sepan que en el libro <i>Las conversaciones privadas de Hitler</i>aparece una siniestra alusión a Weininger<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[9]</span></span></span></a>cuando el tremebundo dictador alemán, recordando con aplauso algo dicho por el mentor de su primera época política, el poeta y publicista Dietrich Eckart, afirma que Weininger habría sido el único “judío decente”, porque se pegó un tiro cuando se dio cuenta, siendo él mismo judío, como queda dicho, de que “el judío vive de la descomposición de los pueblos”. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pues bien, Weininger fue un convencido y fervoroso wagneriano y en su obra (tanto en <i>Sexo y carácter</i>como en su libro póstumo <i>De las últimas cosas<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[10]</span></b></span></span></a></i>) hay alusiones a la obra del Maestro e importantes interpretaciones de algunos de sus momentos. A ello dedicaremos la tercera sección de este artículo tras una exposición, lo más condensada posible, de las ideas más generales de su pensamiento.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> II<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">Para comprender bien la diatriba antifemenina de Weininger y hacerle justicia, hay que tener muy en cuenta que ella no va dirigida, en teoría, contra las mujeres empíricas, reales, sino que Weininger establece, para poder justificar el conocimiento de las diferencias sexuales esenciales, el “tipo ideal” de la mujer absoluta o mujer total y es a esta entidad ideal, esta mujer puramente mujer, podemos decir, a la que el filósofo vienés atribuye toda la negatividad metafísica que él considera que pertenece esencialmente a lo femenino. En la realidad empírica no existe la mujer absoluta; todos los individuos, en su personalidad psicológica, son una mezcla de caracteres pertenecientes a la esencia femenina y de otros pertenecientes a la esencia masculina; es decir, Weininger afirma la bisexualidad psicológica de todos los individuos humanos. Generalmente, en los individuos de sexo masculino predominarán los rasgos masculinos, y en los de sexo femenino, los rasgos psicológicos femeninos, pero esto no tiene que se necesariamente así. En todo individuo habrá siempre una proporción de masculinidad y una proporción de feminidad. En el caso de las mujeres, cuanto más alta sea su proporción de feminidad, más se acercarán al “tipo ideal” de la mujer absoluta, y con ello, como veremos, al disvalor metafísico e incluso a la nulidad metafísica<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[11]</span></span></span></a>.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> También para una adecuada comprensión de Weininger que vaya más allá de una visión sensacionalista o escandalizada de su pensamiento es necesario tener en cuenta que su presupuesto metafísico básico es un extremo dualismo, que en el prólogo de <i>Sexo y carácter </i>el propio Weininger califica expresamente de “platónico-cristiano- kantiano”. Estamos ante un pensamiento que frente al mundo empírico, que es sensible, temporal, cambiante, imperfecto, afirma la realidad de un mundo ideal, inteligible, eterno, no sometido al cambio, perfecto, absoluto. No podemos entrar aquí en la explicación de en qué consiste la especial modulación kantiana del dualismo metafísico de Weininger<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[12]</span></span></span></a>, pero ella es esencial y muy destacada en su pensamiento. Solo diremos que el kantismo de Weininger le hace pensar que la realidad ideal-inteligible se halla ínsita en el propio sujeto en tanto yo “nouménico”, es decir como centro activo situado más allá de lo fenoménico, de la naturaleza de la que hay experiencia empírica. Ese sujeto no empírico impone su ley lógica y su ley ética a la realidad empírico-sensible. Ambas leyes “trascendentales”, la ley lógica y la ley ética, se encuentran, para Weininger, estrechamente vinculadas y dependen una de la otra: ser lógico es una exigencia ética, la exigencia de pensar con claridad y consecuencia en lugar de mediante los estados psicológicos que Weininger llama “hénides”, estados intermediios entre el sentir y el pensar que se tienen en semiconsciencia y con la vaguedad propia de lo imaginativo, sin un claro pensar racional; y, a su vez, podemos ser éticos en tanto somos conscientes de los principios lógicos que permiten tener asegurada nuestra identidad personal, y así sabernos responsables de los actos que han sido realizados por nuestra personalidad idéntica. Y tanto lo uno como lo otro dependen de la actividad de la memoria, que posibilita que, frente al flujo temporal de los estados psicológicos cambiantes y pasajeros, conservemos la permanencia evidente de nuestro yo supraempírico, en la que se basa la intemporalidad y validez absoluta de juicios y valores lógicos y éticos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pues bien, la misoginia metafísica de Weininger consiste en que él niega que el tipo ideal femenino, la mujer absoluta o total, posea tal “yo nouménico” o subjetividad trascendental, es decir, niega que la mujer absoluta posea lo que comúnmente llamamos alma y, por tanto, no está capacitada para hacer valer en su vida y comportamiento la ley lógica y la ley ética. Todas las polaridades cargadas de valor -es decir, que pueden ser comprendidas como una oposición entre el valor y el disvalor- derivadas del dualismo metafísico se resumen en la polaridad básica varón (ideal)-mujer (ideal), donde el hombre representa el valor y la mujer el disvalor. Así tenemos que el varón es el polo que significa lo inteligible, lo ideal, lo racional puro, la validez absoluta, lo intemporal, lo permanente, la perfección, la forma, la sustancialidad, el bien y, en definitiva, el Ser; y la mujer significa lo sensible, lo cambiante, lo imperfecto, lo pulsional, la materia, el mal y en definitiva la Nada.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Al carecer de memoria como facultad “transcendental” (condición de posibilidad de la lógica y de la ética), la mujer absoluta está condenada a vivir en la incoherencia y en la amoralidad. La incapacidad lógica y ética hace que la mujer absoluta solo tenga sensibilidad para lo que potencia y acrecienta el mundo sensible inferior, esto es, para la sexualidad, y que solo pueda desarrollarse y realizarse fenoménicamente como puta o como madre. La mujer absoluta es toda ella pura sexualidad, su pensamiento está dominado enteramente por la sexualidad, todos sus afanes psicológicos son sexuales, aunque ella no sea consciente d ello al no poder desdoblarse, distanciándose de la sexualidad y de tal manera objetivarla sintiéndola como algo distinto de ella misma, por lo que todo su afán sexual dominante permanece inconsciente para la propia mujer absoluta.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Sobre el antisemitismo de Weininger, que como queda dicho era él mismo judío, hay que decir que el capítulo de <i>Sexo y carácter </i>dedicado al tema es más bien una crítica de la religión judía como religión “materialista”, en sentido práctico, por lo que más que de antisemitismo racialista se trata de antijudaísmo religioso. A la religión judía entendida en sentido “materialista” opone nuestro autor el “idealismo” (ético-práctico) del cristianismo, religión a la que se convirtió Weininger recibiendo el bautismo protestante.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Por tanto el antisemitismo de nuestro filósofo vienés suicida no tiene nada que ver con las vulgaridades y tonterías cientificistas de signo racialista biologicista en las que consistía el antisemitismo histórico que se nos suele venir a la cabeza cuando se trata del tema. Y ni que decir tiene, que siendo el propio Weininger judío, de él están ausentes las intenciones horrendamente criminales que desde sus inicios, digamos que “teóricos”, tuvo ese otro antisemitismo histórico que está en la mente de todos. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero sin duda es el antisemitismo judío de Weininger el asunto desde el que mejor se puede apreciar que en toda la filosofía de nuestro autor hay una motivación psicológica profunda que no puede ser menospreciada (tal y como se suele hacer en el gremio filosófico) como un mero factor subjetivo “externo” e irrelevante con respecto al contenido esencial interno del pensamiento puramente “lógico-intelectual” ante el que estaríamos. El pensamiento de Weininger es, sin duda, testimonio de una personalidad especial, psicológicamente singularizada, pero ello tiene más valor que la universalidad vacía o trivial a al que llegan los sitemas filosóficos de la razón impersonal con pretensiones de “cientificidad estricta” o de validez para la intersubjetividad de individuos pura y abstractamente racional-comunicativos, desprendidos de su subjetividad psicológica personal. En la individualidad señera y singularizada se descubre lo “puramente humano” (por decirlo con una expresión muy querida por Wagner) mejor que en los grandes sistemas filosóficos donde queda “segregada” la subjetividad viva y sintiente que los ha creado. Esto es acorde con la filosofía del propio Weininger, que considera que el individuo en el que es máxima la vigencia de la ley lógica y la ley ética no queda subsumido, e tanto ser pensante y actuante, en una razón universal impersonal, sino que constituye una “mónada”, una unidad omniabarcante, que contiene en sí todas las posibilidades humanas y es capaz de comprender su sentido singular. Esta es la teoría del genio sostenida por Weininger: el individuo máximamente singular, el genio, contiene en sí todo el mundo de lo humano y lo comprende de manera concreta. Ni que decir tiene que Weininger identifica el genio con el hombre absoluto y lo considera la antítesis total de la mujer absoluta.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">De todas formas, si la cosmovisión misógina de Weininger puede considerarse una “racionalización” de motivaciones psicológicas, tal vez patológicas, también es cierto que en <i>Sexo y carácter </i>está expresada esa cosmovisión mediante una teoría filosófica, todo lo endeble que se quiera, pero que al plantear como tema intelectual de fondo el problema del dualismo y sus consecuencias, tiene más interés que muchas florituras académicas que no ofrecen resultados que puedan ser relevantes para una actitud espiritual concreta en su alcance existencial.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">La filosofía de Weininger es una cosmovisión concreta que su autor sentía y vivía como verdadera, que él no ofrecía como una simple <i>ars combinatoria</i>de ideas que pueden ser expuestas y razonadas con independencia de toda implicación personal, como es el caso de lo que hacen muchos profesores de filosofía, y precisamente esto refuerza el valor de la personalidad de Weininger, que él fue capaz de expresar filosóficamente. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">No obstante, la pretensión de Weininger de poder identificar todo lo metafísicamente negativo con lo femenino, con la “mujer absoluta”, según su terminología, tendría que haberse basado en la idea de que es posible una intuición de esencias más allá de lo empírico -en este caso, más allá de las mujeres empíricas, todas ellas “no absolutas”, no enteramente femeninas, según el principio de la bisexualidad psicológica de todos los individuos- intuición que permitiría la aprehensión infalible de lo femenino como una de tales esencias metaempíricas, que, en este caso, representaría todo lo marcado como disvalor o valor negativo por la tradición metafísica occidental, que tendría sus momentos fundamentales en el platonismo, el cristianismo y el kantismo. Pero Weininger no va por este camino en <i>Sexo y carácter</i>. Tendría que haber desarrollado nuestro joven filósofo suicida una gnoseología de la intuición de esencias y una teoría de los valores como entidades ideales para haber proporcionado auténtico estatuto filosófico a su libro, que, más bien, se queda en una arbitraria asignación a lo femenino, por un punto de vista particular del autor no fundamentado, de todo lo metafísicamente negativo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"> III<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Pasamos ya en esta tercera sección a enunciar y comentar las principales alusiones a Wagner que se encuentran en la obra de Weininger.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Digamos lo primero<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[13]</span></span></span></a>que Alex Ross en su importante y reciente libro <i>Wagnerismo (Arte y política a la sombra de la música)</i><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[14]</span></span></span></a>llama a Weininger el más extremo de los wagnerófilos judíos y le dedica varios extensos párrafos.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Nos informa Ross<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[15]</span></span></span></a>de que Leopold, el padre de Otto Weiniger, le llevó a este a ver <i>Los maestros cantores de Weininger </i>cuando su hijo contaba tan solo con ocho años de edad. Leopold Weininger era un judío profundamente admirador de la cultura germánica y en quien ya estaba presente la relación conflictiva con el propio judaísmo, relación que su hijo llevaría hasta el extremo, igual que llevaría hasta el extremo su wagnerismo heredado: Otto llamó a Wagner “el hombre más grande desde Cristo” y escribió que la obra de Wagner “deja atrás todas las demás impresiones, incluidas las que pueden provocar Miguel Ángel, Bach o Goethe”. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Precisamente en el capítulo de <i>Sexo y carácter </i>dedicado al judaísmo<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[16]</span></span></span></a>, al hablar Weininger de que, al igual que ocurre con lo femenino en relación a las mujeres empíricas, no hay que confundir el judaísmo con los judíos, pone nuestro autor el ejemplo de Richard Wagner, al que llama el artista más grande de la humanidad. Según Weininger, el judaísmo también puede estar presente en los no judíos, igual que lo femenino, la esencia femenina ideal, puede estar presente en los varones, y nos dice Weininger a continuación que ni siquiera Wagner, “el más profundo antisemita” y que en <i>Siegfried</i>habría creado “lo menos judíos que pueda imaginarse”, estaría libre de judaísmo. Igual que la hostilidad de Wagner hacia las óperas y hacia el teatro convencional puede estar basada en que se sentía poderosamente atraído hacia ellos, nos dice Weininger, en la música de Wagner habría algo (“cierta pesadez”, cierto “exceso de sonoridad”, cierta “falta de distinción”) que la haría poderosamente atrayente tanto para los antisemitas judíos “incapaces de librarse enteramente del judaísmo” como para los antisemitas indogermánicos que “temen caer en él”. Wagner habría visto claro en su propio judaísmo y esto le sirvió para luchar y llegar a las cumbres espirituales que significan <i>Siegfried </i>y <i>Parsifal</i>. El deseo de superar el judaísmo solo puede surgir, nos sigue diciendo Weininger, en la lucha contra el propio judaísmo, entendido como temple caracteriológico contra el que se debe luchar para superar el propio ”materialismo”. “Quien odia al judío”, nos dice literalmente Weininger, “odia en primer término al judío que lleva en él”. Y añade, “y cuando lo persigue en los demás es un intento para librarse de su carga localizándola en quienes le rodean”. Esta aquí Weininger explicando el antisemitismo por un mecanismo psicológico de proyección de lo que se ve en uno mismo como odioso, lo cual viene a coincidir con lo que desde instancias más o menos psicoanalíticas se ha dicho sobre el antisemitismo cunado se lo ha querido analizar para condenarlo y prevenirlo. Es indiscutible que en el propio Weininger, judío antisemita, estaba actuando un principio de odio hacia sí mismo como el que fue explicado por Theodor Lessing en su famoso libro <i>El autoodio judío<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><b><span style="font-size: 12pt;">[17]</span></b></span></span></a>.</i><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Pero no es en <i>Sexo y carácter </i>donde hay más alusiones explícitas de Weininger a Wagner, sino en su libro póstumo <i>De las últimas cosas</i>, una colección miscelánea de apuntes y aforismos donde nuestro autor complementa y prolonga lo dicho por él en <i>Sexo y carácter</i>, siempre en ese sentido metafísico marcadamente dualista y de moralismo podemos decir que especulativo, intensificando notablemente las ideas de culpa, pecado y necesidad de redención que tal dualismo asocia a la existencia mundana del hombre.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En una sección de este libro (<i>De las últimas cosas</i>) titulada “Sobre Parsifal”<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[18]</span></span></span></a>tiene Weininger palabras de reconocimiento admirado para la forma en que en su época se representaba esta obra en Bayreuth, y describe muy vivamente y con entusiasmo el pasaje del diálogo entre Parsifal y Kundry del acto II, tal y como había podido verlo en la representación del 2 de agosto de 1902 a la que había asistido. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Weininger interpreta las palabras finales de <i>Parsifal</i>( “Redención al redentor”), de manera poco ortodoxa, como expresión de que Jesucristo al redimir al mundo se redime a sí mismo de la culpa. El deseo de redención del mundo habría estado presente del modo más vivo y más intensificado en Jesucristo en tanto que personalidad religiosa genial omniabarcante de todo el mundo y en la que estaba presente el más alto sentimiento de responsabilidad universal. Lo propio del genio, según la teoría que Weininger desarrolla en <i>Sexo y carácter, </i>es precisamente la capacidad de albergar en sí mismo todo lo humano y de sentirse responsable en la propia voluntad de toda la humanidad. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">También en esta sección del libro<i>De las últimas cosas </i>dedicada a <i>Parsifal</i>nos dice Weininger en un corto aforismo, aludiendo a la herida de Amfortas provocada por la lanza (que se supone que le fue infringida por Klingsor en sus órganos genitales cuando Amfortas había sido seducido por Kundry), que las relaciones sexuales son experimentadas por la moralidad como pecado. Insiste así nuestro autor en la idea desarrollada en <i>Sexo y carácter </i>según la cual la sexualidad en tanto supone utilizar como medio a otro ser humano (para el placer o para la procreación) es intrínsecamente inmoral. Recuérdese que para Kant, referencia filosófica fundamental de Weininger, la utilización del otro como medio y su no consideración como fin en sí mismo es el resumen de toda inmoralidad. Además, el hombre cuando realiza el acto sexual se hunde en lo material-sensible, dando realidad a la mujer para justamente convertirla en su pecado.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Cuando Kundry, nos sigue diciendo Weininger, trata de despertar el instinto de Parsifal por su madre estaría buscando la redención por el amor, que el propio Wagner defendió habitualmente con anterioridad a Parsifal. Pero para el Wagner de <i>Parsifal</i>la única redención posible es que el hombre niegue su deseo, que convierte a la mujer, en principio una nada metafísica, en su pecado.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En otro apunte de esta sección, Weininger hace una interpretación del personaje de Klingsor. El mago malvado de la última obra de Wagner se había castrado, como se recordará, para poder resistir sus tentaciones carnales. Pues bien, Weiniger afirma que al hacerlo Klingsor pretende forzar la moralidad, poseerla de una vez por todas, y olvida algo de lo que Weininger está convencido siguiendo los pasos de Fichte y del mismo Kant: que la moralidad no es posesión definitiva, sino “acción eterna, creación eterna”. Klingsor quiere ser Dios, para no ser molestado ya más por sus tentaciones, y con esto, nos dice Weiniger al final del apunte, Klingsor está queriendo usar la divinidad para un fin, hedonista y egoísta, con lo cual estaría trayendo a Dios al tiempo. La temporalidad está unida, según el dualismo metafísico de Weininger, a lo mundano-material, a la culpa, al pecado, a la condena del hombre. En este libro, <i>De las últimas cosas, </i>esta idea de dualismo metafísico sobre la temporalidad está muy presente y recibe unos desarrollos muy interesantes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En una serie de cortos aforismos sigue Weininger interpretando el sentido religioso de <i>Parsifal,</i>siempre en esta línea dualista y de puritanismo metafísico, podemos decir. Todo va a resumirse en lo que nos dice en uno de estos aforismos: “Kundry es el símbolo de todo lo sensual, no lo moral, de la naturaleza; con ella es absuelta la naturaleza; el hombre como redentor de sí mismo, es el redentor del mundo”. Pero nos dice también Weininger que como Kundry se resiste a la redención y no puede tener otra función, como mujer, que ser la culpa del hombre y de hacerle consciente a este de su culpa, tiene que ser condenada por Wagner a morir. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">En un pasaje<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[19]</span></span></span></a>del mismo libro que comentamos, anterior a la sección sobre <i>Parsifal</i>y donde Wagner establece una comparación entre esta obra wagneriana y el <i>Peer Gynt</i>de Ibsen, nos dice nuestro autor que en <i>Parsifal </i>Wagner, revocando su anterior pensamiento sobre la mujer como redentora del hombre a través del amor (Elizabeth de <i>Tannhäuser</i>por ejemplo) niega a la mujer afirmando la completa castidad del hombre. La mujer ya no puede ser la redentora, sino, en todo caso, ser redimida por el hombre, en este caso Parsifal. Y en una interpretación del personaje de Kundry muy poco favorecedor del mismo, Weininger dice que, a pesar de que Parsifal quiere redimir a Kundry, ella se resiste, por lo que ya no tiene cabida en el “reino de Dios”, y ya no puede seguir existiendo después de haber visto el Grial: por eso Kundry muere al final del drama escénico-sagrado. Si la mujer ya no puede ser el pecado del hombre, el objeto a través del cual el sujeto-hombre toma conciencia de su culpa y a través de esa conciencia quiere alcanzar la castidad, tiene que morir.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">La sección dedicada a la interpretación de <i>Parsifal </i>está precedida por otra<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[20]</span></span></span></a>dedicada al “contenido del pensamiento de la obra de Richard Wagner” que está encabezada por un bello panegírico de la obra del Maestro. Comienza así este panegírico:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">“Nunca antes ha sido un arte tan capaz de fascinar y de satisfacer tan completamente las exigencias artísticas de una época como las creaciones de Wagner. Todos los esfuerzos por promover una nueva literatura, por fundar un nuevo arte, parecen artificiales y falsos comparados con lo que admiramos en sus obras. Que tantas personas hayan encontrado esta satisfacción únicamente en Wagner corresponde al hecho absolutamente indudable de que nunca antes hubo un hombre con una necesidad de <i>expresión</i>tan enormemente poderosa como él”.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Continúa Weininger exaltando con palabras no técnicas el poder musical de Wagner para crear el “concepto más elevado de la obra de arte que nunca haya tenido un artista”. Los temas de Wagner tendrían, según Weininger, “un máximo de densidad musical, (…) nunca se diluyen, sino que siempre lo dicen todo”. En la música de Wagner habría un sentimiento de la naturaleza inigualado por otras cumbres expresivas de la cultura literaria y musical alemana. La música de Wagner es más que matemáticas, más que un lenguaje de espacio y tiempo, expresa lo que Weininger llama la “física” del Universo. La intensidad y la amplitud de la Tierra en su atmósfera y en su interior aparecen en Wagner “como no han aparecido en ningún hombre en tal medida como aquí”. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Se muestra en este hermoso y exaltado panegírico escrito por Weininger cómo Wagner, para que le sea hecha justicia y para ser aprehendido en toda su grandeza, necesita ser considerado elevándolo por encima de las “tecniquerías” (Unamuno) de músicos y de musicógrafos con su esteticismo formalista. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">La sección dedicada a <i>Parsifal</i>termina con una alusión en una breve anotación a la necesidad de pasar en la interpretación del <i>Anillo </i>desde lo natural a lo moral, para lo cual sería necesario entender a Alberich, en paralelo con el Klingsor de <i>Parsifal,</i>como expresión de la psicología del sacrilegio. Y propone también Weininger el paralelo entre Wotan y Amfortas y entre Siegfried y Parsifal. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">También en el libro <i>De las últimas cosas </i>incluye Weininger una sección<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[21]</span></span></span></a>-que forma parte del mismo capítulo donde aparecen las secciones sobre el pensamiento de Wagner y sobre <i>Parsifal</i>(titulado “Sobre caracteriología”)-donde se establece una distinción entre “buscadores” y “sacerdotes”, distinción que Weininger ilustra diciéndonos en qué sentido y en qué obras Wagner sería un “buscador” y en qué otro sentido y otras obras habría sido un “sacerdote”.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">El buscador busca, ante todo a sí mismo, y le acompaña siempre el sentimiento de imperfección; el sacerdote, por el contrario, no busca sino que informa, y está convencido de la existencia de la perfección. El sacerdote, podemos decir, posee ya lo absoluto, la deidad; al buscador, por el contrario, solo le es dado lo absoluto como objetivo. El sacerdote tiene ya la luz, mientras que el buscador trata de buscarla en lo elevado, pero aún está ciego. El sacerdote encarna ya la perfección y solo se esfuerza por entenderla y expresarla completamente. Pues bien, nos dice Weininger que los hombres más grandes son ambas cosas, buscadores y sacerdotes, siendo las más de las veces buscadores al principio y luego sacerdotes. Esto es lo que habría ocurrido con Goethe y también con Wagner. Este habría sido buscador en <i>El holandés errante, </i>en <i>Tannhäuser </i>(y Weininger cita el coro de peregrinos como una magnífica representación de lo que significa buscar) y también en <i>Tristán e Isolda,</i>sobre todo en el acto II. Sacerdote habría sido Wagner ya en <i>Lohengrin,</i>por su sentido de la fiesta y de la celebración, y sobre todo en el tercer acto de <i>Siegfried</i>, donde, nos dice Weininger, es enormemente grande el sentimiento de haber encontrado lo que se busca, el triunfo de la satisfacción. <i> </i><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"> IV<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;">En el Diario de Weininger<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[22]</span></span></span></a>que aparece como añadido a la edición alemana reciente de <i>Sexo y carácter,</i>nuestro autor confiesa abiertamente que el odio a la mujer no es otra cosa que odio no resuelto hacia la propia sexualidad. El antisemitismo del filósofo suicida vienés tampoco puede ser otra cosa que odio a sí mismo, dada su condición de judío. Toda la misoginia y también, y principalmente, todo el antisemitismo de <i>Sexo y carácter </i>pueden verse como un intento por parte de Weininger de exorcizar lo que en él no le gustaba, sus tendencias pulsionales hacia dirigidas a lo sensible y material, proyectándolas sobre las mujeres y sobre los judíos. Cuando se está filosóficamente convencido de un dualismo metafísico entre lo ideal superior y lo material-sensible inferior, parece que tiene que surgir la animadversión hacia todo lo que nos recuerda que vivimos, al menos por el momento, en lo inferior sensible, y se trata de dar salida a esa animadversión eligiendo un objeto ante el que se pueda descargar, y en Weininger le toca ese papel de objeto odiado a las mujeres y a los judíos. La tradición metafísica dualista, con su idea de verdad absoluta espiritual y de minusvaloración de este mundo, alberga una carga potencial de violencia y odio que aflora plenamente, y seguramente también patológicamente, en Weininger. La razón metafísica especulativa, con su seguridad de poseer el secreto último del valor y del disvalor, se ofusca contra lo sensible, lo particular, lo contingente, lo temporal, lo pulsional. Y de manera que no puede ser calificada sino de irracional, Weininger, aunque su punto de partida sea un extremo racionalismo filosófico antiempírico, identifica todo eso categorizado como inferior con la concreción sensible del carácter femenino y también, aunque no olvidemos que esto ocupa mucho menos espacio en su libro, con el carácter judío. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> Pero también es cierto que en la obra de Weininger hay mucho más que expresión psicopatológica. Como ha puesto de relieve el crítico literario izquierdista Hans Mayer <a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[23]</span></span></span></a>(que, por cierto, se ha ocupado ampliamente de Wagner<a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 12pt;">[24]</span></span></span></a>), la obra de Weininger es expresión también de “estados traumáticos de concienica de la clase burguesa de Europa Central” en la época de transición del siglo XIX al siglo XX. La imagen de la mujer que tiene Weininger es enteramente deudora de la situación de hecho de la mujer burguesa de su circunstancia, a la que se le obligaba a ser “furcia o sirvienta”. En Weininger, además, hay una socialmente típica mezcla de crítica romántico-regresiva de la cultura moderna, como cultura judía y marcada por una decadencia femenina, con el sueño ilustrado-racionalista, convertido ciertamente en delirante, de una humanidad liberada de toda atadura a la irracionalidad metafísica de lo fáctico-sensible. Una mezcla explosiva de contrailustración e ilustración, de racionalismo e irracionalismo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;">Pero en el pensamiento de Weininger hay por lo menos concreción cosmovisional, todo lo arbitraria y delirante que se quiera, pero que se agradece por contrastar poderosamente con las vaciedades formalistas del trascendentalismo o seudotrascendentalismo fenomenológico o hermenéutico o de la racionalidad comunicativa de la ética del discurso, derroteros por los que discurre buena parte de la filosofía continental actual. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm; text-indent: 35.4pt;"> <i> </i> <i> </i><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; margin: 0cm;"> <o:p></o:p></p><div><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><div id="ftn1"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[1]</span></span></span></a>Otto Weininger, <i>Sexo y carácter, </i>traducción de Felipe Jiménez de Asúa, Península, Barcelona 1985<o:p></o:p></p></div><div id="ftn2"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[2]</span></span></span></a>Cf. Josep Casals, <i>Afinidades vienesas (Sujeto, lenguaje, arte)</i>, anagrama, Barcelona 2003, pg.63<o:p></o:p></p></div><div id="ftn3"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[3]</span></span></span></a>Para una visión de Weininger en este sentido véase David Abrahamsen (doctor en medicina), <i>the mind and death of a genius, </i>Columbia University Press, New York 1946. Véanse también las dos cartas de Freud dirigidas al autor de este libro e incluidas en Jacques Le Rider, <i>Der Fall Otto Weininger, </i>Löcker, Wien- München 1985, pg. 96 <o:p></o:p></p></div><div id="ftn4"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[4]</span></span></span></a>Cf. David G. Stern y Béla Szabados (eds.), <i>Wittgenstein reads Weininger</i>, Cambridge University Press, 2004<o:p></o:p></p></div><div id="ftn5"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[5]</span></span></span></a>De Strindberg véanse las cartas dirigida a Arthur Gerber, incluida en Otto Weininger, <i>Geschlecht und charakter</i>, Matthes & Seitz, Múnchen 1980, pgs. 650-651. Sobre la ambigua y co pleja relación entre Weininger y Karl Kraus véase la tesis doctoral de Noemí Calabuig Cañestro, <i>La teoría del sujeto de Otto Weininger y su influencia en la filosofía de Wittgenstein, </i>Universitat de València, “Contexto intelectual. Inspiraciones, coincidencias e influencias”, pg. 158. De Cioran véase “El romanticismo de la prostitución (Carta a Jacques Le Rider a propósito de Weininger)” en E. M. Cioran, “Ejercicios de admiración y otros textos”, Tusquets, Barcelona 1992 (1995), pg. 177 <o:p></o:p></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p></div><div id="ftn6"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[6]</span></span></span></a>Noemí Calabuig Cañestro, op. cit., disponible online en https://roderic.uv.es/handle/10550/27992<o:p></o:p></p></div><div id="ftn7"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[7]</span></span></span></a>Josep Casals, op. cit., pgs. 63-84<o:p></o:p></p></div><div id="ftn8"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[8]</span></span></span></a>Roberto Calasso, <i>Los cuarenta y nueve escalones, </i>Anagrama, Barcelona 1994 (2016), pgs. 289- 294, “El hombre superior y la cocotte absoluta”<o:p></o:p></p></div><div id="ftn9"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[9]</span></span></span></a><i>Las conversaciones privadas de Hitler</i>, Crítica, Barcelona 2004, pg. 113<o:p></o:p></p></div><div id="ftn10"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[10]</span></span></span></a>Otto Weininger,<i>De las últimas cosas,</i>traducción, introducción y notas de José María Ariso,<i></i>Antonio Machado Libros, Boadilla del Monte (Madrid) 2008<o:p></o:p></p></div><div id="ftn11"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[11]</span></span></span></a>Hay que dejar también muy claro que Weininger en ningún momento extrae un antifeminismo práctico de su misoginia metafísica. Más bien lo contrario: la moralidad del hombre exige que este trate siempre a las mujeres empíricas como seres morales (lo cual incluye el reconocimiento de su igualdad jurídica total), aunque la “mujer absoluta”, como veremos, no lo sea. Además Weininger afirma estar a favor de la emancipación de las mujeres, pero la entiende como emancipación de las mujeres respecto a la feminidad, a la esencia femenina, cargada par él, como también veremos, de disvalor metafísico. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn12"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[12]</span></span></span></a>He intentado tratar este tema del apoyo que Weininger buscó en Kant en mi artículo “En torno a <i>Sexo y carácter</i>de Otto Weininger”, que apareció originalmente en la revista <i>Meta </i>(enero de 1989, N. 4), publicada por un grupo de estudiantes de la Facultad de Filosofía de la UCM, y que puede encontrarse también en mi libro (autoeditado) <i>Mis panfletos intelectuales,</i>Caligrama 2015, pg. 292<i><o:p></o:p></i></p></div><div id="ftn13"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref13" name="_ftn13" title=""></a><o:p> </o:p></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[13]</span></span></span>Ya en su tesis doctoral <i>Eros und Psyche, Weininger,</i>tal vez en un momento en el que su wagnerismo no se encontraba suficientemente asentado, había dicho: “Al mismo tiempo, la música puede sustitur de forma vicaria al acto sexual: la pasión wagneriana especialmente no es, con frecuencia, más que un sucedáneo mejor para el coito”. Cf. Otto Weininger, <i>Eros und Psyche,</i>Österrreichischen Akademie der Wissenschaften, Wien 1990, pg.148<o:p></o:p></p></div><div id="ftn14"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[14]</span></span></span></a>Alex Ross, <i>Wagnerismo (Arte y política a la sombra de la música)</i>, traducción de Luis Gago, Seix Barral, Barcelona 2021. Este libro es de lectura obligada para cualquier wagneriano no limitado culturalmente o no anclado en una visión ideológicamente estrecha o sectaria del Maestro. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn15"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[15]</span></span></span></a>Alex Ross, op. cit., pg. 313<o:p></o:p></p></div><div id="ftn16"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[16]</span></span></span></a>Otto Weininger, <i>Sexo y carácter</i>, cap. XIII “El judaísmo”, pgs. 298-327<o:p></o:p></p></div><div id="ftn17"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[17]</span></span></span></a>Theodor Lessing, <i>Die jüdische Selbsthass,</i>Matthes & Seitz, München 2004<o:p></o:p></p></div><div id="ftn18"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[18]</span></span></span></a>Otto Weininger, <i>De las últimas cosas,</i>pgs. 132-139<o:p></o:p></p></div><div id="ftn19"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[19]</span></span></span></a>Otto Weininger, <i>De las últimas cosas, </i>pgs. 80-82<o:p></o:p></p></div><div id="ftn20"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[20]</span></span></span></a>Ibd., pgs. 129-132<o:p></o:p></p></div><div id="ftn21"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[21]</span></span></span></a>Ibd., pgs. 121-124<o:p></o:p></p></div><div id="ftn22"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[22]</span></span></span></a>Otto Weininger, <i>Geschlecht und charakter, </i>Matthes & Seitz, München 1980, pg. 686. “Der Hass gegen die Frau ist immer nur noch nicht überwundener Hass gegen die eigene Sexualität”. <o:p></o:p></p></div><div id="ftn23"><p class="MsoNormal" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 12pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[23]</span></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt;"> Hans Mayer, <i>Historia maldita de la literatura, </i>Taurus, Madrid 1977, pgs. 111-118. Hans Mayer llega a decir en su excurso sobre Weininger incluido en este libro que en la lucha de Weininger contra el empirismo, en cuanto centrado y limitado a lo particular-sensible y cerrado a la elevación a lo ideal-inteligible-nouménico, pueden encontrarse atisbos de una anticipación nada menos que de la diatriba de Adorno contra el positivismo en nombre de una filosofía social especulativa.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><o:p> </o:p></p></div><div id="ftn24"><p class="MsoFootnoteText" style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 10pt; margin: 0cm;"><a href="applewebdata://1C638B1E-FA39-4E3D-8EDA-5C0B018C6293#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align: super;"><span style="font-size: 10pt;">[24]</span></span></span></a>Hans Mayer, <i>Richard Wagner</i>, Suhrkamp, Frankfurt am Main 1998<o:p></o:p></p></div></div>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-70143712382235103142022-02-12T13:11:00.001-08:002022-02-12T13:11:13.906-08:00A UN POETA DAIMIELEÑO <p> <span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">Mal estro cuando cantas, trago largo,</span></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">los tristes secarrales de tu pueblo,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">embaucando a novísimos paletos</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">cháchara surreal de cuarta mano.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"> </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Cultista de ignorancias, literato,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">en átonos renglones vas poniendo</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">tu cansino detritus posmoderno,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">tras sensistas juergas de poetastros.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">No ha mucho tiempo que en Madrid vi</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">un huero libro tuyo dedicado </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">en pública almoneda despreciado.</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Autonómico a la violeta añil,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">olvida ya tu verbo desolado,</p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">calla de una vez tú inútil canto. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-41749990232074232632022-02-12T13:05:00.002-08:002022-02-12T13:05:38.376-08:00A UNA DAMA DE LA QUE EL POETA ESTUVO ENAMORADO<p></p><p><br /></p><p>Atípica burguesa no querías,</p><p>tras pecado de tu creyente amado,</p><p>e infrecuente de la goma fallo,</p><p>acudir a la urgente vicaría.</p><p>Pero ahora ya con niño y futbolero,</p><p>aunque leas a Delibes todavía,</p><p>maruja vulgar eres objetiva,</p><p>y aunque ciencia estudiaras largo tiempo.</p><p>Eres de frívolo temperamento,</p><p>pues cuando malhablada me dijiste</p><p>lo mucho que te gusta tu galeno</p><p>también entonces allí me admitiste</p><p>que a ese tu aplicado filisteo</p><p>sin amarlo primero lo elegiste.</p><p><br /></p><p>1999</p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-79378337770198826322022-01-22T12:59:00.002-08:002022-01-22T12:59:25.791-08:00CARTA DE AMOR A TODAS LAS MUJERES<p> </p><p><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;"><br /></span></p><p><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">(Para presentar al concurso de cartas de amor de San Valentí de mi pueblo) </span></p><p><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;"><br /></span></p><p><span style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px;">Amadas mujeres,</span></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px; min-height: 13.1px;"><br /></p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Vosotras sabéis muy bien que no hay sobre la Tierra nada más importante ni más valioso para el ser humano que la reproducción y el mantenimiento de la vida puramente biológica. Y la parte principal del peso de la responsabilidad y el trabajo que exige esa tarea ha descansado siempre sobre vosotras. Con vuestra maternidad y vuestra secular dedicación a las tareas del hogar habéis sido la porción principal de la Humanidad. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Por eso es necesario defenderos de las muchas calumnias y menosprecios que sobre vosotras han vertido innumerables varones blancos muertos considerados interesadamente como genios del espíritu por el malhadado sistema social y cultural patriarcal que ha dominado la civilización occidental. Se ha dicho de vosotras que representáis todo lo que desde la, por supuesto patriarcal, tradición metafísica occidental ha sido considerado como inferior y malo: la materia frente a la forma, lo sensible frente a lo inteligible, lo oscuro frente a la luz, lo pasivo frente a lo activo, en suma, lo irracional frente a lo racional. Este dualismo metafísico con participación de la mujer quedó ya sentado cuando Pitágoras en el siglo VI a.C. dijo aquello de “ hay un principio bueno que ha creado el orden , la luz y el hombre; y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer”. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Pero todo eso han sido solo prejuicios sexistas de unos filósofos de dudosa salud mental. Hasta en los Padres de la Iglesia se encuentra la pretensión de que representáis lo material, y animal frente a lo superior espiritual del hombre. Pero nada, todo desvaríos machistas de varones blancos muertos elevados a figuras universales del pensamiento por el patriarcado opresor de Occidente. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ahí está también, por ejemplo, el perturbado de Otto Weininger, filósofo vienés suicida a los veintitrés años, que en su libro “Sexo y carácter” afirma que la mujer absoluta o total ( que nunca coincide con las mujeres empíricas, pues estas, como todos los seres humanos, según Weininger, son psicológicamente bisexuales y por lo tanto pueden tener también rasgos masculinos) representa la nulidad más absoluta, pues es incapaz de darse a sí misma como sujeto poseedor de un yo inteligible o alma racional la ley lógica y la ley ética, y por eso solo tiene sensibilidad para lo puramente biológico, para lo instintivo-reproductivo, y por lo tanto solo puede realizar su verdadera naturaleza como puta o como madre. Para que veáis lo retorcidos y malísimos que son los hombres, recordad que el libro de Weininger, publicado en 1903, alcanzo en pocos años veintitrés ediciones, se supone que leído por legiones de misóginos. </p>
<p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Yo, contra todos estos desvaríos filosóficos, afirmó que vosotras representáis todo lo excelso, noble y selecto de la existencia, frente a la trivialidad, vulgaridad y nimiedad a la que muchas veces nos condena la vida cotidiana. Vuestra esencia no es lo anti-espiritual, sino que con vuestra maternidad, con vuestros filantrópicos cuidados y con vuestro sano realismo frente a las aventuras y locuras idealistas de los hombres, que sólo han producido conflictos y filosofías locas, representáis la parte más egregia y elevada de la Humanidad. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-830770844231651751.post-88576360121431157452021-11-06T13:46:00.002-07:002021-11-06T13:46:33.585-07:00AUTOEROTISMO <p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Ebrio de presente, inmenso de energía, </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">soledad de alegría,</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">ardiente el egoísmo del amor,</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">gozo del no al dolor. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Es trabajo de pasión que sufría,</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que vencida moría, </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">pero ahora produce sin acedía </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">el supremo momento vencedor,</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">solipsista de la carne fervor. </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">Culpa y pecado y melancolía</p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">empujan el furor </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">que intensifica el maldito sopor </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">de mi triste manía, </p><p style="font-family: "Helvetica Neue"; font-size: 11px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin: 0px;">obsesivo hundimiento en lo inferior. </p>Juan Gregorio Álvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/11017190793960102585noreply@blogger.com0