Yo no sé si la sucesión apostólica de la jerarquía eclesiástica ha sido interrumpida por las reformas en la ordenación sacerdotal y episcopal introducidas después del Concilio, y tampoco sé si la misa nueva instituida por Pablo VI es herética, tal y como se dice en el manifiesto de las monjas, pero me gustaría que los medios, recurriendo también en este caso, y no sólo cuando está la ciencia por medio, a los famosos expertos, estuvieran hablando de estas cosas y no de si Rojas tiene criada con cofia o vive en un piso de 300 m o si se cree grande de España o el Sursum Corda. Esos son chismorreos y sensacionalismos psicologistas y a mí, que no soy teólogo, me interesa el problema objetivo de fondo y quiero que se me informe y se me forme sobre él, igual que cuando sale una cuestión científica se llama a los especialistas correspondientes para que los espectadores de los medios puedan hacerse con una opinión fundada sobre el particular.
Es mas que demagógico, es populachero y plebeyista, descalificar una pretensión de verdad aduciendo que la intención de quien la sostiene es interesada o incluso inmoral. Además eso es una falacia “ad hominem” como una catedral. Lo que hay que hacer es, si se quiere mantener esa descalificación, presentar argumentos o comprobaciones empíricas que refuten tal pretensión de verdad. Alguien puede tener una intención absolutamente malvada con lo que dice y estar diciendo la verdad. Los cismáticos de Belorado han presentado argumentos de teología dogmática y sacramental y de derecho canónico en su manifiesto y lo que yo quiero ver es contraargumentos y refutaciones del mismo carácter y no las gansadas y frivolidades chabacanas de las tertulias televisivas.
CONTEXTO DE LA JUSTIFICACIÓN Y CONTEXTO DEL DESCUBRIMIENTO
Recuerdo, porque es pertinente para el asunto de la discusión de las pretensiones de los cismáticos de Belorado, la distinción, empleada en filosofía de la ciencia, entre “contexto del descubrimiento” y “contexto de la justificación”: el contexto del descubrimiento se refiere a la génesis psicológica, social, política, histórica, en definitiva, fáctico-empírica, de una determinada afirmación; y el contexto de la justificación se refiere a la comprobación teórica, lógica, puramente racional en sus procedimientos. Un juicio científico es verdadero si cumple con los requisitos procedimentales racionales de su comprobación con total independencia de cuál haya sido la vía fáctico-empírico-psicológica para llegar hasta él. Lo que dicen los cismáticos de Belorado puede ser cierto si se aducen argumentos racionales válidos que lo fundamenten y que puedan ser aducidos en la discusión sobre el particular, con independencia de la psicología y la moralidad fáctico-empírica de tales cismáticos.
SOBRE INTERESES MATERIALES Y MOTIVACIÓN IDEOLÓGICA.
Creo que Marx no niega la motivación ideológica de los contenidos y actitudes “superestructurales”, lo que Marx dice es que esa motivación es una apariencia subjetiva que oculta y a la vez manifiesta ( dialécticamente) un problema socioeconómico objetivo que incluso puede ser inconsciente para los sujetos de los contenidos o actitudes “ superestructurales”. Pero lo que el marxismo no explica es por qué precisamente el problema material ( socioeconómico) objetivo adquiere la forma justamente de un problema ideológico, espiritual, intelectual. Al elegir una forma ideológica para manifestar su interés económico, el actor social en cuestión está implícitamente reconociendo el valor de lo ideológico, al menos en sentido social. Cabría preguntarse por qué la contradicción económica se presenta con una apariencia precisamente p.e. religiosa. Que se adopte esta apariencia y no otra cualquiera o ninguna y la contradicción económica se revele como una simple lucha de intereses materiales no es algo gratuito, sino algo que demuestra que la ideología tiene un valor propio que hace que tenga que pasar por ella quien quiera defender su interés material, que lo ideológico es algo que tiene efectividad y valor en la vida de la gente, y que al menos en la valoración social está por encima de lo económico manifestado crudamente, sin revestir ideológicamente.
Pongamos un ejemplo: si los hindúes prohíben matar a las vacas para comérselas por una razón de ecología de su sistema económico productivo ( porque si las mataran se quedarían sin el abono necesario para sus cultivos, según explica Marvin Harris en su análisis de materialismo cultural) pero lo hacen presentando su prohibición con un sentido religioso es porque lo religioso es lo único que puede motivar a la gente a no matar a las vacas para comérselas. Si la prohibición se manifestase como una simple prohibición económica, la gente no la acataría, se necesita que esa prohibición adquiera un sentido religioso, por lo tanto lo religioso tiene un valor esencial, no de mera excusa, para la población, es una fuerza actuante efectiva en la sociedad de referencia, es algo con su propio valor de motivación, no es una mera patraña o un simple delirio que pueda ser abolido sin más, sino que se tratara de una apariencia necesaria para la motivación efectiva de la gente. Lo sagrado es una fuerza real de motivación, algo que responde a una realidad, si no esencial objetiva, al menos esencial para los sujetos que actúan socialmente.
“Oportet et haereses esse”.
Es bueno que haya herejes.
I Corintios 11, 19
Sobre todo cuando la Iglesia se ha convertido en una masa de creyentes utilitarios a los que sólo importa la funcionalidad social burguesa de la religión y les da lo mismo ocho que ochenta.