sábado, 22 de enero de 2022

CARTA DE AMOR A TODAS LAS MUJERES

 


(Para presentar al concurso de cartas de amor de San Valentí de mi pueblo) 


Amadas mujeres,



Vosotras sabéis muy bien que no hay sobre la Tierra nada más importante ni más valioso para el ser humano que la reproducción y el mantenimiento de la vida puramente biológica. Y la parte principal del peso de la responsabilidad y el trabajo que exige esa tarea ha descansado siempre sobre vosotras. Con vuestra maternidad y vuestra secular dedicación a las tareas del hogar habéis sido la porción principal de la Humanidad. 

Por eso es necesario defenderos de las muchas calumnias y menosprecios que sobre vosotras han vertido innumerables varones blancos muertos considerados interesadamente como genios del espíritu por el malhadado sistema social y cultural patriarcal que ha dominado la civilización occidental. Se ha dicho de vosotras que representáis todo lo que desde la, por supuesto patriarcal, tradición metafísica occidental ha sido considerado como inferior y malo: la materia frente a la forma, lo sensible frente a lo inteligible, lo oscuro frente a la luz, lo pasivo frente a lo activo, en suma, lo irracional frente a lo racional. Este dualismo metafísico con participación de la mujer quedó ya sentado cuando Pitágoras en el siglo VI a.C. dijo aquello de “ hay un principio bueno que ha creado el orden , la luz y el hombre; y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer”. 

Pero todo eso han sido solo prejuicios sexistas de unos filósofos de dudosa salud mental. Hasta en los Padres de la Iglesia se encuentra la pretensión de que representáis lo material, y animal frente a lo superior espiritual del hombre. Pero nada, todo desvaríos machistas de varones blancos muertos elevados a figuras universales del pensamiento por el patriarcado opresor de Occidente. 

Ahí está también, por ejemplo, el perturbado de Otto Weininger, filósofo vienés suicida a los veintitrés años, que en su libro “Sexo y carácter” afirma que la mujer absoluta o total ( que nunca coincide con las mujeres empíricas, pues estas, como todos los seres humanos, según Weininger, son psicológicamente bisexuales y por lo tanto pueden tener también rasgos masculinos) representa la nulidad más absoluta, pues es incapaz de darse a sí misma como sujeto poseedor de un yo inteligible o alma racional la ley lógica y la ley ética, y por eso solo tiene sensibilidad para lo puramente biológico, para lo instintivo-reproductivo, y por lo tanto solo puede realizar su verdadera naturaleza como puta o como madre. Para que veáis lo retorcidos y malísimos que son los hombres, recordad que el libro de Weininger, publicado en 1903, alcanzo en pocos años veintitrés ediciones, se supone que leído por legiones de misóginos. 

Yo, contra todos estos desvaríos filosóficos, afirmó que vosotras representáis todo lo excelso, noble y selecto de la existencia, frente a la trivialidad, vulgaridad y nimiedad a la que muchas veces nos condena la vida cotidiana. Vuestra esencia no es lo anti-espiritual, sino que con vuestra maternidad, con vuestros filantrópicos cuidados y con vuestro sano realismo frente a las aventuras y locuras idealistas de los hombres, que sólo han producido conflictos y filosofías locas, representáis la parte más egregia y elevada de la Humanidad.