Mal estro cuando cantas, trago largo,
los tristes secarrales de tu pueblo,
embaucando a novísimos paletos
cháchara surreal de cuarta mano.
Cultista de ignorancias, literato,
en átonos renglones vas poniendo
tu cansino detritus posmoderno,
tras sensistas juergas de poetastros.
No ha mucho tiempo que en Madrid vi
un huero libro tuyo dedicado
en pública almoneda despreciado.
Autonómico a la violeta añil,
olvida ya tu verbo desolado,
calla de una vez tú inútil canto.