sábado, 12 de febrero de 2022

A UN POETA DAIMIELEÑO

 Mal estro cuando cantas, trago largo,

los tristes secarrales de tu pueblo,

embaucando a novísimos paletos

cháchara surreal de cuarta mano.

 

Cultista de ignorancias, literato,

en átonos renglones vas poniendo

tu cansino detritus posmoderno,

tras sensistas juergas de poetastros.


No ha mucho tiempo que en Madrid vi

un huero libro tuyo dedicado 

en pública almoneda despreciado.


Autonómico a la violeta añil,

olvida ya tu verbo desolado,

calla de una vez tú inútil canto. 


A UNA DAMA DE LA QUE EL POETA ESTUVO ENAMORADO


Atípica burguesa no querías,

tras pecado de tu creyente amado,

e infrecuente de la goma fallo,

acudir a la urgente vicaría.

Pero ahora ya con niño y futbolero,

aunque leas a Delibes todavía,

maruja vulgar eres objetiva,

y aunque ciencia estudiaras largo tiempo.

Eres de frívolo temperamento,

pues cuando malhablada me dijiste

lo mucho que te gusta tu galeno

también entonces allí me admitiste

que a ese tu aplicado filisteo

sin amarlo primero lo elegiste.


1999