Alto fuego de amor entusiasmado,
agua profunda oscura se serena
en noche de inquietud solemne y plena,
triunfo del querer reverenciado.
Claridad leve del temor sagrado
hacia los horizontes de la pena,
donde lloran estrellas la luz buena
del cielo por un dios abandonado.
Culminan los esfuerzos del dolor
en júbilo del alma conformada,
donde cesa el engaño del sopor.
De dulce esfera ya tranquilizada
se escucha el sonido sin temblor
en el alma dichosa y sublimada.