No veo otra manera positiva y efectiva de ascender al mundo inteligible (“cosmos noetos”) que la práctica de las matemáticas y de las ciencias matematizadas de la naturaleza. Porque el presunto ascenso dialéctico a partir de cuestiones morales, estéticas y de cosmovisión metafísica sólo lleva a la proliferación de perspectivas relativizantes y a la “diafonía ton doxon” ( disonancia de las opiniones) y no a una verdad que pueda aparecer como evidencia que fuerza sin violencia al consenso.
Jesús Mosterín en su “Historia de la filosofía” habla de que algunos filósofos judíos como Maimónides y Gersónides creían en la inmortalidad condicionada a la práctica en este mundo sensible de las ciencias y las matemáticas. Pero no sé qué vamos a hacer los que estamos negados para esa práctica ( no solo de las matemáticas en general sino también de esa parte suya que es la música), como no sea terminar pudriéndonos con lo sensible. Para salvarnos tendría que ser verdad la creencia Cristiana de que hay un camino hacia el “mundo verdadero” que no es ni Logos ni Número, sino Amor, Perdón, Palabra en la Historia, Providencia, Comprensión, Misericordia. Pero esto es muy bonito y tiene toda la pinta de ser un “wishful thinking”. Los que quieren asegurar filosóficamente su creencia en el Dios cristiano con el platonismo y el neoplatonismo no se dan cuenta de que se trata, en el cristianismo y en el platonismo, de dos realidades enteramente diferentes y que la reunificación de ambas recurriendo a una interioridad emocional que descubriría el ser ideal inteligible en el alma introspectiva, como en San Agustín, es muy problemática e incierta. En la psique es muy difícil encontrar el ser verdadero, absoluto, ideal, inteligiblemente cierta y evidente, y más bien lo que se encuentra allí es caos y confusión de opiniones, instintos enmascarados y disimulados, abigarramiento de las imágenes sensibles, creencias son evidencia lógica, perspectivas que no dan ( como creía Ortega) la verdad, sino que hunden en apariencias mudables y sin fundamento sustancial. Por eso los negados para la única y auténtica vía hacia lo ideal-inteligible, la vía científico-matemática, nos esforzamos filosóficamente en negar toda sustancialidad, toda subsistencia, todo ser verdadero, a los supuestos entes ideales matemáticos y buscamos la manera de reducirlos a creaciones mentales ( conceptualismo) o lingüísticas ( nominalismo radical) que no tienen ninguna realidad objetiva sustancial, que no firman ningún “cosmos noetos”, nos esforzamos por negar el ser ideal y reducirlo a apariencia psicológico-lingüístico. Y dicho sea de paso, insisto en que cualquier filosofía que admita esa realidad del ser ideal, la llame como la llame ( Mundo 3, Tercer Género de Materialidad) no es un materialismo. Éste, y más si quiere ser “filosófico”, tiene que resolver el ente ideal en contenido psicológico ( Mundo 2, Segundo Género de Materialidad). Si no, se está admitiendo un ser que al no tener extensión y al estar al margen del espacio y del tiempo, no es ser material sino ideal. Gustavo Bueno admite, al menos en “La fe del ateo” que los contenidos de M3 no son espáciales ni temporales. Son por tanto ser ideal, no material. Gustavo Bueno admite, al menos en “La fe del ateo” que los contenidos de M3 no son espáciales ni temporales. Son por tanto ser ideal, no material.
Otra forma de deslegitimar el valor “metafísico” de las matemáticas sería la doctrina convencionalista sobre sus fundamentos:como sistema formal axiomático las matemáticas no estarían fundadas en “verdades de razón”, sino en principios elegidos por conveniencia y utilidad.