lunes, 14 de diciembre de 2015

DE LO PERSONAL A LA CRÍTICA RADICAL DE LA SOCIEDAD


                       




Yo sé que todas las mujeres que me han gustado en mi juventud eran y son unas tontas de espíritu.
Entendía yo su conquista como una lucha contra la vulgaridad filistea y contra la insustancialidad de espíritu, para conseguir que ellas no cayeran en la miseria cultural pequeñoburguesa. Pero debía fracasar, porque ellas estaban condenadas a eso, y era lo que según su naturaleza se merecían y en lo que al final han desembocado sus vidas, aunque ellas se crean otra cosa; por ejemplo, engañadas por una seudocultura cientificista, teatrera, peliculera y seudo-progre o pequeño-progre, que les puede hacer creer que en sus vidas no se da tal miseria pequeño-burguesa.
Si hubiera tenido éxito, ello no habría significado la redención espiritual de ellas, sino mi aburguesamiento. Pero yo no estoy hecho para la vida burguesa, y tal éxito no podía tener lugar.
Quiero proclamar aquí mi certeza vital, que no puede fundar ciencia ni filosofía pero que es suficiente para mi autoafirmación en la vida y eso es suficiente, de que la vida burguesa es una vida espiritualmente miserable y de que la seudocultura de los creadores artísticos y literarios pequeño-progresistas no es un remedio o un atenuante de esa miseria, sino que la agrava, más cuando con ella se mezcla una dedicación acrítica y beata a algo tan problemático y alejado de todo verdadero espíritu como es la tecnociencia moderna, de efectos culturales empequeñecedores y trivializadores, y cuyos efectos materiales no sabemos si no van a significar la destrucción de la Tierra. Pero estas certezas vitales de las que hablo no pueden ser argumentadas, son cuestión de intuición vital que se tiene o no se tiene.
Toda esa seudocultura afilosófica, presa de las modas e imposiciones de los medios de comunicación pequeño-progresistas, ignorante de la historia de las ideas y de la alta cultura en que se ha reflejado la crisis del mundo moderno-burgués, que sigue siendo el nuestro, es un simple ornamento de una vida espiritualmente no esencial y cuyo núcleo determinante sigue siendo un amar y trabajar pequeño-burgués que es impuesto por una sociedad que podría estar organizada de tal manera que hiciera posible formas de amar y trabajar liberadoras del potencial sublimador de las pulsiones humanas.
La verdadera cultura no puede ser un ornamento de la vida burguesa, sino que tiene que ser un elemento motivador de cuestionamiento y crisis de la vida burguesa. El que el amar y trabajar burgueses nos parezcan lo natural y algo a lo que el individuo está éticamente obligado es una prueba más de que vivimos en una sociedad culturalmente totalitaria que no puede concebir que haya formas de vida no burguesas o que no sean un  sucedáneo más o menos superficialmente ácrata de lo burgués; cuando tantas formas de vida históricas ha habido que no estaban basadas en el amar y trabajar burgueses. Basten algunos ejemplos: las vidas de los aristócratas, de los bohemios, de los sacerdotes tradicionales y de los ascetas, de los filósofos cínicos, del hombre libre de la antigüedad, del guerrero, del genio, del héroe y del santo. Si se piensa que esas formas de vida eran parasitarias y que ahora, cuando todo el mundo está obligado a una vida con núcleo esencial en el amar y trabajar, vivimos en una sociedad más justa, es que no se ha entendido que lo propio del hombre no es la dedicación al mantenimiento biológico de la existencia, sino que lo que nos humaniza es la búsqueda de la vida buena, no del mantenimiento del simple vivir. Y una sociedad que funciona para el simple mantenimiento de la vida y no para que sea posible la vida buena, la vida que está orientada a fines no biológicos, es una sociedad no humana.
Lo progresista seria pensar que esas formas de vida orientadas a los fines humanos superiores ahora serían posibles para todos, dado "el actual desarrollo de las fuerzas productivas". Pero tal vez sea cierto que la vida humanamente eminente, liberada de la servidumbre a los fines biológicos de conservación y reproducción, solo pueda existir siempre para una minoría. El capitalismo lo que ha hecho ha sido reducir esa minoría tendencialmente a cero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario