Ricura y hermosura de tu cuerpo
con la alegría de esas tus tetas
y el travieso coñito quitapenas,
poderoso santuario de mi miembro.
Qué maravilloso es el folleteo
que me das sin pamplinas de burguesa
y me venga de tanta tía buena
que no me tiré cuando era tiempo.
¡Vaya marcha que tienes, niña mía!
Son nuestros polvos la Gloria Bendita
o bendición de Dios en nuestros días.
Me como feliz esa tu almejita
para que estés contenta de la vida
gozando celestial filosofía.
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