UNAS PALABRAS SOBRE LA ÓPERA "WOZZECK" DE ALBAN BERG
Estuve el sábado por la noche viendo la ópera "Wozzeck" de Alban Berg, que es una ópera del siglo XX con música atonal (que suena "mal" al oído) y que cuenta la historia de un soldado desquiciado (esquizofrénico) que termina comentiendo un crimen pasional. aquí va un comentario sobre esta obra.
“Wozzeck” es una verdadera carga de profundidad con significación tanto psicológica como social. En realidad, “Wozzeck” está basada en el tópico del criminal y el loco como víctimas de la sociedad, pero la fuerza dramática de la obra y el uso expresionista de la música atonal que Berg hace consiguen darle a este tópico un especial y profundo poder de sugestión.
No se trata en esta obra de una simplista visión romántica del problema que reivindique la genialidad del individuo frente a la convencionalidad moral sino que el drama de la individualidad anormal está expuesto en toda su crudeza y, lejos de la ilusión romántica de la individualidad triunfante sobre el sufrimiento psicológico y social, se expone sin contemplaciones el fracaso al que toda individualidad no normalizada está condenada en una sociedad cuya exigencia de funcionamiento “racionalizado” pasa por encima de integrar y salvar al inadaptado.
Creo que es fundamental para entender la obra, tanto en su perspectiva dramática como en su música, está oposición suya a un tratamiento romántico del tema. Yo entiendo todo el arte de vanguardia del siglo XX como una reacción frente al romanticismo, cuyos efectos en la cultura, sobre todo en la música, se hicieron sentir hasta mucho después de la época clasificada escolarmente como romántica. Las vanguardias intentaron acabar con la asimilación burguesa del romanticismo como un ornamento sentimental e inocuo de la vida culta en la sociedad del humanismo autocomplaciente que llegó a su final catastrófico con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Creo que este motivo ideológico en la intención de las vanguardias hay que tenerlo mucho más en cuenta que otros motivos puramente formalistas sobre el desarrollo del arte autónomo con los que habitualmente se consideran las razones del surgimiento del arte vanguardista.
Este motivo antirromántico del arte de vanguardia tiene además algo que ver con un aspecto de mi vida psicológica, pues me gustaría decir que yo utilizo la música vanguardista atonal en algunas ocasiones para enfriar y contener el entusiasmo emocional, creo que profundamente malsano, que produce en mí la audición de música romántica, especialmente la de Wagner. Metafóricamente podríamos decir que la música atonal me ayuda a eliminar toxinas románticas.
En todo caso, después de la experiencia de las vanguardias y de las terribles experiencias políticas del siglo XX no podemos ser ingenuamente románticos y un arte que, como todo el de la época burguesa, nos haga creer en la realidad y el triunfo de valores superiores positivos -o que, como la música de la actual cultura de masas, simplemente nos ponga “contentos”- tiene mucho de falso y engañoso. El arte en un mundo desgarrado y conflictivo como el nuestro debe mantenerse firme en la expresión de la negatividad de ese mundo sin reconciliar que es el nuestro. Creo que en la fidelidad a esta actitud y en el rechazo de toda ilusión romántica está la fuerza de una obra como “Wozzeck”.