sábado, 5 de abril de 2014

Breve noticia acerca de un libro recién publicado sobre D. Tiburcio Ruiz de la Hermosa(1875-1959), párroco daimieleño.

Ha sido publicado recientemente un libro biográfico ( su autora es  Maria de los Ángeles Martín de Almagro)sobre la figura de D. Tiburcio  Ruiz de la Hermosa ( 1875-1919), sacerdote daimieleño que dejó en el pueblo una persistente fama de santidad por su sencillez y bondad, manifestadas tanto en una abnegada labor caritativa como en la atención y dedicación prestadas a las necesidades religiosas de sus feligreses. Por la lectura de este libro me entero que ha sido denegada fulminantemente por parte de las autoridades eclesiásticas romanas la apertura del proceso de su beatificación. El tema me interesa bastante aunque sea solo desde un punto de vista antropológico y sociológico, dado mi interés creciente por todos los asuntos religiosos tomados como partes integrantes de un "fenómeno cultural" de primer orden, tal y como suele decirse en estos casos. Por algunas anécdotas que se cuentan en este libro he podido comprobar que D. Tiburcio tenía una conciencia favorable bastante clara sobre la idea de libertad religiosa, cosa no muy frecuente en la España de su época. Por ejemplo, parece ser que unos agricultores procedentes de Zamora compraron una finca en Daimiel y al ser protestantes eran vigilados por las autoridades en tiempos del Estado confesional. Don Tiburcio se desplazó hasta el Gobierno Civil para defender  el derecho de los zamoranos a tener sus propias creencias religiosas y para que no los tratarán con desconfianza. Pero además también se nos cuenta que D. Tiburcio fue gran amigo de un vecino del pueblo de origen francés que profesaba la religión judía y que incluso, dato desde luego sorprendente, cuando murió una hija de este vecino el párroco manchego no tuvo inconveniente en hacer las veces de rabino, actuando en un rito funerario con los correspondientes cantos y con su "casquete" (kipá) en la cabeza.
Este asunto me planeta algunos interrogantes:
¿Qué influencia en la negativa a su beatificación ha podido tener el que durante la Guerra Civil no alcanzará la palma del martirio sino que fuera protegido por el mismísimo "Comité Revolucionario" de Daimiel debido a la buena fama que tenía entre todo tipo de elementos políticos del pueblo, principalmente por su constante labor caritativa?
¿Qué papel puede jugar en todo este casó el asunto de "la Josefilla", una vecina del pueblo de gran piedad a la que D. Tiburcio reconoció, en el único escrito que de él se conoce, haber recibido la gracia de tener revelaciones privadas? La fama de santidad de "la Josefilla" ha originado en el pueblo un culto popular a su memoria que es una manifestación de religiosidad popular interesantísima y que mercería ser objeto de un estudio antropológico sin fines confesionales.
¿Es incompatible con la santidad el gesto digamos que de generosidad interconfesional que tuvo con su amigo judío?
Leo también en el libro recién publicado que la figura de D.Tiburcio tenía relación con un tema que a mí personalmente me apasiona, el de las creencias apocalípticas. Hacía al final de su vida parece que tenía una clara inclinación hacia este tipo de ideas e incluso anteriormente, hacia el final de los años cuarenta, dio pábulo en un sermón a una profecía sobre el final del mundo, causando el comprensible temor entre sus feligreses. Mucha gente del pueblo llenó su casa de velas y agua bendita y algún bromista tiró petardos y soltó globos el día anunciado por tal profecía como día último de la Creación.