Un cielo soñador, sosiego de la tarde,
cubre el deambular de tu inquieto anhelo,
la soledad inflama los recuerdos
en una llama de pasión y sangre.
Huye toda vileza razonable
en el arrebol del bello misterio
del ocaso y su santo silencio,
y se anuncia el placer de noche amante.
Regresan los deseos del pasado,
la sublime pureza entusiasmada
del juvenil dolor transfigurado.
Renace la fiel verdad exaltada
del odio al vivir aburguesado
y todo es ilusión recuperada.
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