lunes, 3 de diciembre de 2018

ESCRITO DE AUTOCLARIFICACIÓN IDEOLÓGICA

PUNTUALIZACIONES SOBRE MI ACTUAL SITUACIÓN IDEOLÓGICA. 



-Soy anticapitalista y antiburgués, y creo que el capitalismo nos lleva al desastre o al menos a la más implacable de las decadencias.

-Esto no significa que sea marxista, pues, a pesar del monopolio del anticapitalismo que la izquierda pretende, hay formas de anticapitalismo que no son de izquierdas ni marxistas ; por ejemplo, el anticapitalismo romántico, es decir, un anticapitalismo basado en la convicción de que el capitalismo favorece y está detrás de todo el "materialismo" de nuestras sociedades y de la disolución de todos los valores nobles y elevados. Mi anticapitalismo ha sido siempre de esta clase, y mi pretensión juvenil de ser marxista era un "auto"-malentendido y,en cualquier caso, un vano intento por mi parte de aparentar confianza en la "cientificidad" social de las previsiones marxistas sobre la inevitabilidad del socialismo, confianza que en realidad estaba reñida con mi naturaleza más profunda y auténtica.

-Creo que uno de los peores efectos del capitalismo es el progresismo ideológico y cultural que padecemos. Este progresismo no hace otra cosa que acelerar e intensificar los efectos destructores de todo lo espiritual y tradicional que ya ha producido en su historia el capitalismo. 

-Los defensores de los valores tradicionales y espirituales, de los valores comunitarios y enraizados, los enemigos del "materialismo" moderno, deberían tener como principal enemigo el capitalismo destructor de todo lo venerable por espiritual y tradicional. Pero como el capitalismo hoy es inatacable y su desmontaje tendría consecuencias imprevisibles o en todo caso no asumibles éticamente ( como la experiencia bolchevique nos ha enseñado), solo queda oponerse a sus consecuencias " superestructurales" ( culturales, ideológicas) y, entre ellas, en primer lugar al progresismo revestido de humanitarismo hipócrita, de esa corrección política simplista y totalitaria a la vez, de esa sensiblería de la razón filantrópica abstracta que nos quiere homogeneizar a todos en un pensamiento afeminado y falazmente moralizante, que quiere acabar con todo lo que es profundo, viril arraigado, elevado en su irracionalidad tradicional y con todo lo que tiene grandeza emocional y orgánica. El progresismo es solo un aliado del proceso de racionalización burguesa de la vida que ha sufrido la sociedad occidental, y hoy el globo entero, impulsado por los intereses del capitalismo. Por eso oponerse al progresismo es anticapitalista y antiburgués. 
Por otra parte, el capitalismo no es un simple poder malvado que haya surgido por las maquinaciones de una clase social perversa, sino que forma parte del "bloque histórico" del racionalismo occidental, que incluye también la tecnociencia y la visión burguesa de la vida. Por lo tanto los que defendemos el espíritu deberíamos oponernos también a la tecnociencia y su imperio cultural y a la mentalidad burguesa mezquina y filistea. Pero esto es un proyecto inviable políticamente por el grado de desarrollo que ha alcanzado ya el proceso de racionalización del mundo, y, por lo tanto, solo queda oponerse a este proceso no políticamente sino en la esfera del proyecto personal privado de vida. 
La única perspectiva política que se abre es la de combatir el progresismo en tanto aliado y consecuencia del proceso de racionalización tecnocientífico- burgués-capitalista. Por eso estoy hoy con el antiprogresismo.



-Pero como sí es cierto que en el estado de animo ideológico que acabo de mostrar hay peligro de fascismo, no perdamos la perspectiva de que la alternativa a la barbarie anti-espiritual reinante hay que buscarla solo a nivel del proyecto vital privado y apolítico. 

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