Sombras sosegadas por mi silencio,
noche triunfante de placer y deseo,
alma que ignora el fondo del sopor,
reposo de inquieta imaginación.
La oscuridad es calma del misterio,
alegría del amor es el fuego
que ilumina los cuerpos en pasión,
donde vence el júbilo del fulgor
y se demora la ebriedad del beso,
embriagado de ahora nuestro exceso.
El presente es gozo y culminación
de afirmada y bendecida pulsión,
que estalla en transfigurado recuerdo
de la siniestra vida del esfuerzo,
del trabajar, del deber y del dolor,
ya negados por el carnal fervor.
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