Dulce cuerpo entristecido,
en ti busco sin templanza
las señales de tu olvido,
la carne y la sangre huidizas,
el grave placer perdido.
Desespero en tu silencio,
sufro el dolor sin sentido
de tu alma despiadada,
quiero el don enfurecido
de tu amor siniestro y loco,
pero oscuro y maldecido
encuentro la soledad
de un clamor desvanecido.
Juan Gregorio Álvarez Calderón
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