martes, 14 de febrero de 2017

CARTA A UN AMOR DE JUVENTUD PERDIDO

Durante mi adolescencia y juventud me correspondiste y concediste entusiasmo a mi espíritu, que vivía embriagado de exaltación contigo. Viví gracias a ti una divina locura. A ti no hace falta que te explique que existe una locura divina. Tuviste grandes amantes que antes que yo la sintieron y la cantaron. Muchos han sabido que tú eres furor divino, que tú anuncias en esta tierra las máximas alturas del espíritu.
Tú amor era para mí embriaguez sublime y siempre espiritual. Tú fuiste elevado espíritu para mí juventud. Tu sensualidad es espiritual. El gozo que concedes es el gozo del espíritu que vislumbra su libertad última. Sí, tú eres espiritual. No te conocen los que te denigran como estímulo de sensualidad obtusa y torpe. El espíritu contigo no se piensa ni ni se define, se siente en el interior fogoso y encumbrado.
Te denigran los de alma miserable, los que son también enemigos del espíritu. Dicen que eres vicio y autodestrucción. Son los mezquinos de la decencia y la salud rastreramente sociales. Los que no conocen nada más valioso ni más satisfactorio para el ser humano que la mezquina rectitud y una vida huera, sin espíritu, pero larga.
Dicen que tú eres enemiga del intelecto. Pero todavía no sabemos si ese intelecto que ellos ponderan y defienden no nos va a llevar a la verdadera y definitiva autodestrucción o, al menos, a una época de barbarie e ignorancia como nunca antes se había conocido en la historia de la civilización. Pero ellos se reirían de oír esto, porque para ellos la sabiduría y la cultura consisten en la prudencia que asegura sus estúpidas vidas, y eso lo viene dando de sobra su intelecto. No te perdonan que tú destruyas el mezquino yo social, sus miedos y timideces, sus escrúpulos bienpensantes interesados en la vana apariencia respetable Ellos no tienen otra cosa en sus adentros.El divino deseo de lo bueno, bello y verdadero ellos lo confunden con su miserable aspiración a una vida asegurada en su limitación y pequeñez.
Yo entré impetuoso y exaltado de gozo en tus dominios. Tú me enseñaste entonces la afirmación incondicional de la vida, el sí eterno y fatal a la existencia a pesar de todo lo terrible que pueda haber en ella. Tú me diste puntuales entusiasmos ahuyentadores de oscuros temores y lóbregas cavilaciones. Fueron noches, mañanas, tardes de santa ebriedad del deseo, del pensar y del sentir.
Además, tú vienes de la tierra y escancias la esencia profunda del saborde lo arraigado. Tú eres mi raíz en la tierra recia que me vio nacer. Tú traes el sabor de la entraña espiritual acogida en lo profundo sensual de la tierra natalPero hay muchos que no entienden de espíritu, de arraigo, de furor divino, de santa sensualidad ,de entusiasmo afirmativo de la vida y del alma.Son los que nos tienen separados.
Hay otros deseos y otros amores que nos unen a la vida . Pero sin ti, hasta ellos se acaban. Tú no eres solo el objeto del amor, porque sin tu presencia no puede subsistir el amor. Eres el mismo amor en su entusiasmo pleno.
Pero ahora la sobriedad de los sin espíritu me ha arrebatado la sagrada embriaguez que exaltó mi juventud. Nos han impuesto el deber de mantener una seriedad y una lucidez falsas que han destruido nuestra divina locura.
Hoy tengo que vivir sin ti, pero yo declaro mi amor al sagrado desvarío que vivimos y al espíritu, que yo ya nunca podré concebir sin ti.

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