viernes, 8 de febrero de 2019

NOTA CRÍTICA CONTRA LA POESÍA ACTUAL

La mayor parte de la poesía actual es un blablablá insustancial incapaz de transmitir ningún contenido superior espiritual o vital, ninguna idea esencial. Puede que esta poesía tenga en algunos casos algunos valores formales, pero todo se queda en ella en un esteticismo banal basado en lo que podemos llamar un misterio de la significación construido con imágenes absurdas que lo único que consiguen es disimular la falta de referencias culturales superiores de los sedicentes poetas. Pero igual que los compositores atonales han conseguido que nos parezca hortera cualquier música actual tonal, los efectos verbales de la poesía "de vanguardia" pueden hacer aparecer como mala la poesía que tiene algo que decir. Si bien el prosaísmo acecha a una poesía basada en lo discursivo más que en imágenes de sensorialidad ocurrente, está poesía actual es una simple retórica de lo absurdo que con la ambigüedad ingeniosa de las imágenes pretende aludir a una profundidad "metafísica" de la que en realidad carece por completo. Y esa sensorialidad misteriosa pero insustancial en su esteticismo trata de compensar también la ausencia de ritmo, que es el resultado del abandono de la métrica y la rima, no una libertad del verbo, que, en cualquier caso, si se logra, no sirve para nada y se queda en algo meramente negativo, porque los sedicentes poetas actuales son incapaces de transmitir significados espirituales que hagan de la poesía algo esencial y no algo meramente decorativo para la vida no espiritual de ciertos snobs culturales. 
En cuanto a la llamada "poesía de la experiencia", que parece ser el último grito o uno de los últimos gritos en el tema que tratamos, habría que ver hasta qué punto no se trata de la comunicación de experiencias banales, también muchas veces con apariencia de profundidad que se trata de conseguir igualmente con la extrañeza y la vaguedad de las imágenes. Una experiencia que sea valiosa en sí misma y para su comunicación tiene que estar mediada por ideas que puedan ser expresadas con elementalidad y sencillez, aunque sea a través de un "conceptismo pobre". Si no, la experiencia se queda en la irrelevancia de lo subjetivo arbitrario,que no por estar enmascarado con efectos verbales no sentimentales sino de estirpe surrealista, que ha sido la fuente más profunda de la poesía actual, o pretendidamente realistas se convierte en algo de valor literario intersubjetivo. 

Y frente a tanta falsa profundidad y tanta falsa esencialidad divagantes y siempre herederas de la expresión del descentramiento y el extrañamiento vanguardistas, hay que afirmar una poesía que no se toma en serio a sí misma y conserva siempre cierta autoironía de fondo como la única forma de poesía que sí puede ser escrita hoy, sin engañar al lector con pretenciosidades seudometafísicas o de expresión de una experiencia que no se sabe muy bien por qué motivos se presenta como privilegiada. 

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