domingo, 20 de marzo de 2016

ODA A LA GRUTA (discoteca de los años ochenta en mi pueblo)




No cantarás lo oscuro ni profundo,
no cantarás los sublimes anhelos
de almas en luminosos vuelos,
solo lugar inmundo
de ritmo y ruido sin alto dolor
donde nunca sucedió el gran amor,
de lo femenino elemental
noche oculta por el vulgar furor.
Canta solo el pasado entusiasmado
por alcohol banal,
noche turbia del deseo aturdido.
Como alegría oscura
era extraño tu soñar abrumado,
entre suave dolor de anhelo herido,
de la Palabra que salvara el ruido.
Los reflejos de luces macilentas
sobre ritmos de graciosas mujeres
hacían imposibles horas lentas
para germinar de altos saberes
sobre el valor social
del tiempo entonces gozado y perdido,
solo certeza del cuerpo querido
de la incluso allí mujer ideal.
Ya buscabas sentido espiritual
para el fracaso y la repetición
de la política del sufrir solo
y ser intelectual.
Todo aquello no debía ser vida,
sino grave problema cultural,
pero nunca llegaba la venida
de tu gran revelación señorial,
porque eras la miseria y torpeza
de una degenerada tristeza
en medio de inocencia
que sí era sana triunfante vida.





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