domingo, 24 de enero de 2021

CARTA DE AMOR (DESUBLIMADO) A UNA FOLLAMIGA

 Querida follamiga:


La palabra con la que te nombro es un feliz descubrimiento lingüístico; expresa que disfrutamos juntos sin ningún tipo de complicaciones psicológicas o sociales de carácter burgués o pequeñoburgués. Simplemente nos echamos unos polvos muy ricos que nos dan magnífico placer sin ningún tipo de justificación banalmente sentimental o adobada con sensiblera ideología personalista. Tenemos claro lo que cada uno quiere del otro, nos lo damos y somos felices de manera concreta práctico-material. 

     Nosotros no nos dejamos engañar por el uso auténticamente cursi e inculto de la palabra “romántico”. Eso que el vulgo de los ignorantes literarios y estéticos llama “romanticismo” no es sino farsa psicologista pequeñoburguesa. En nuestro desinteresado placer mutuo hay más valor humano que en las cursilerías “románticas” y en las “psicogilipolleces” de los que hacen del amor un proyecto de integración en la normalidad social burguesa. Frente a la falsa sublimación de los amantes orientados a la ideología monogámica, que queda intacta en los actuales sucedáneos de la familia tradicional, nosotros hemos elegido una desublimación que no interfiere sentimentalmente en nuestros respectivos proyectos personales libres, basados no en la posesión sentimental de otro individuo, sino en el desarrollo personal al margen de aspiraciones burguesas. 

        La relación de pareja es hoy el principal mecanismo de “normalización” y “subjetivación” estandarizada que funciona en la sociedad burguesa. Nosotros luchamos por librarnos de ese mecanismo. La mejor alternativa a él sería la castidad absoluta. No, desde luego, para los muchos, que están hechos para ser burgueses y deben serlo, sino para el hombre con voluntad y posibilidades de individualización singular. Así se podría vivir idealmente despreocupado tanto del sexo como de las psicogilipolleces sentimentales. Pero la carne es débil. Hay que buscarse alguna forma de descargar las pulsiones de la libido, para que ellas no perturben, al quedar insatisfechas, nuestra dedicación intelectual y cultural a lo que realmente es valioso y superior: el desarrollo espiritual de la personalidad sin ningún tipo de tonterías sentimentales ni burguesas.  

   Para que veas lo mucho que te quiero como compañera sexual, sin pamplinas seudorománticas pequeñoburguesas, te dedico el siguiente soneto, modesto pero sentido y lleno de agradecimiento sincero y entusiasta:


Ricura y hermosura de tu cuerpo

con la alegría de esas tus tetas

y el travieso coñito quitapenas,

portentoso santuario de mi miembro.


Qué maravilloso es el folleteo

que me das sin pamplinas de burguesa

y me venga de tanta tía buena

que no me tiré cuando era tiempo.


¡Vaya marcha que tienes, niña mía!

Son nuestros polvos la Gloria Bendita

o bendición de Dios en nuestros días.


Me como feliz esa tu almejita 

para que estés contenta de la vida

gozando celestial filosofía. 


      EL CASTIGADOR DE LA CURSILERÍA 


      

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