miércoles, 27 de noviembre de 2013

DON FRANCISCO PÉREZ FERNÁNDEZ SOBRE LAS "BRUJERÍAS" DAIMIELEÑAS





El recordado y admirado don Francisco Pérez Fernández, que fue profesor y luego catedrático del Instituto Laboral de Daimiel entre 1951 y 1968, escribió una serie de artículos sobre historia de la provincia de Ciudad Real en forma de efemérides ( publicadas originalmente en el diario“Lanza”), artículos que han sido reeditados recientemente en 2 volúmenes por la Diputación de Ciudad Real en la Biblioteca de Autores Manchegos (libros que os recomiendo a todos los que estéis interesados en la historia no solo de Daimiel sino de toda la provincia).
La efeméride correspondiente al día 13 de Diciembre (2ª serie) la dedica don Francisco a recordar ese día del año 1575, en el que se inició la redacción de la “Relación topográfica” de Daimiel mandada hacer por Felipe II. Se refiere en concreto don Francisco Pérez al relato del suceso con el que se cierra esta “Relación”: el nacimiento en Daimiel de un “monstruo que tenía un ojo solo en la frente ”en enero de 1575. Tuvo lugar este suceso en la calle Calixto Hornedo, conocida durante mucho tiempo como calle “Ojo gordo”. Según el autor de la efeméride, en la leyenda popular se debió de atribuir tal nacimiento a la influencia del “mal de ojo”, la creencia en el cual me da la impresión de que todavía está algo extendida en toda nuestra comarca y no solo en Daimiel.
Habla acertadamente don Francisco Pérez en esta nota de la “neurosis de brujería” que se propagó por Europa en el siglo XVI, pero a continuación, en un arrebato de clericalismo excesivo, dice que ello sucedió “pese a bulas de los Papas y rigores inquisitoriales”, cuando muchos piensan, con su buena parte de razón, que fueron esas bulas y esos rigores inquisitoriales (como claramente fue el caso de la influencia producida por la publicación en 1487 del famoso “Malles maleficarum” o “Martillo de las brujas” de los inquisidores alemanes Heinrich Kramer y Jacob Spranger) los que alimentaron la creencia en brujas y la consiguiente represión de los presuntos casos.
Dice don Francisco comentado esta y otras creencias: “¡Brujerías! ¡Mal de ojo! ¡Castigos satánicos! Supersticiones que quizá equivalgan a incultura y retraso intelectual. Pero ¿quién está libre de ellas? Seamos sinceros. También se discute ahora sobre el poder a distancia de Uri Geller [las efemérides están escritas entre 1970 y 1975] “el de los relojes”, y se celebran congresos de “Brujología” en la que participan historiadores, psiquiatras, psicólogos, sociólogos, etnógrafos y antropólogos. ¿Es esta una ciencia? Si no es verdad, no es ciencia”.
Hay que decir que aquí don Francisco parece confundir lo que es la pervivencia de la creencia en brujerías y cosas semejantes con el estudio histórico, psicológico y antropológico del fenómeno cultural de la brujería, que no implica la creencia en brujas, sino que más bien implica una actitud escéptica o, al menos, la “suspensión del juicio” sobre su realidad.
Termina diciendo don Francisco Pérez, gran amante de Daimiel: “¿Daimiel, “pueblo de brujas”? ¡Cuántos pueblos de nuestra provincia, de nuestra Mancha, de España toda y hasta del extranjero merecerían tal apelativo!”.
Lo cual es cierto, pues procesos inquisitoriales por brujería hubo por todas partes. Pero también es cierto que se dan una serie de circunstancias que justifican la vinculación de Daimiel con la creencia en brujerías. Algunas ya han sido mencionadas en este foro y otras no, como es la de la topografía daimieleña relacionada con el tema, señalada por don Jesualdo Sánchez Bustos en una intervención en la charla del I Fin de Semana Daimiel Pueblo de Brujas: existe en el término de Daimiel un camino llamado “Carril de las brujas”, algún otro camino con nombre relacionado con lo “paranormal” y varios nombres de calles del casco urbano relacionados con ánimas y duendes.
A algunos daimieleños parece que no les gusta o que les da algo de miedo todavía que a nuestra localidad se la asocie con el tema brujeril. En mi familia me han contado que hace ya muchos años, antes de que se empezará a tomar el tema por el lado turístico y “folclórico” (en lo que fue pionero el popular hotel-restaurante al que se le dio el nombre de “Las brujas”),lo de “pueblo de las brujas” era un absoluto tabú para los daimieleños.
A mí me parece, por el contrario, que es un honor para los daimieleños que nuestra localidad tenga que ver con este tema de tanto interés antropológico y que ha sido estudiado seriamente por tantos científicos sociales, desde el punto de vista, desde luego, de su significado social y cultural, no desde el punto de vista “parapsicológico”. En la brujería daimieleña hay un campo de investigación, para ser tratado desde ese punto de vista antropológico serio, que no ha sido todavía lo suficientemente cultivado.