viernes, 8 de abril de 2016

AUTOCRÍTICA DE MI LIBRO


Autocrítica del libro "Mis panfletos intelectuales", autopublicado en megustaescribirlibros.com y que contiene los artículos que aparecían antiguamente en este blog.



Estoy algo preocupado porque, dejando aparte la crítica cultural del burguesismo y todo eso, en el libro es evidente que hay contradicciones filosóficas de fondo y me preocupa en especial la relacionada con el problema de la verdad y en conexión con ella la referida a la postura sobre la objetividad de los valores. Es claro que en el libro apuesto por un irracionalismo vitalista, pero no tengo claro si ese irracionalismo nos permite alcanzar una verdad sobre la vida y los valores de lo que aparece en la vida (personas, obras culturales, actitudes, ideologías, hechos de relevancia moral, etc.) o solo es posible desde ese irracionalismo ofrecer una interpretación perspectivística que solo podemos defender como relativa. En algunos textos del libro abogo por la idea de “verdad subjetiva”, pero esto ta vez solo equivale a confesar que nuestros juicios sobre la vida solo son opiniones subjetivas y no podemos mantenerlos como válidos intersubjetivamente, que es el único criterio posible de verdad. Este problema filosófico está en conexión desde luego con todos los temas de crítica cultural, pues lo que está en juego y lo que me preocupa es si los juicios de crítica cultural y vital que hago pueden ofrecerse con una pretensión de verdad y en qué fundar esa pretensión. En el libro oscilo entre la defensa de que sí se puede mantener esa pretensión basándola en una intuición esencial de valores (defendida por Max Scheler, católico en una etapa de su pensamiento) y la posición según la cual esos juicios hay que considerarlos no con una pretensión de verdad sino solo como relevantes en tanto puedan ser culturalmente y vitalmente interesantes, como expresión de una perspectiva que no da la verdad pero que puede ser fructífera y sugerente como actitud cultural y vital especial o estimulante. Defender tales juicios como juicios cuya validez universal (intersubjetiva) no puede ser defendida pero que constituyen mi “verdad subjetiva” no deja de ser reconocer simplemente que ellos son puro producto del subjetivismo. Esta idea de la “verdad subjetiva” procede de Kierkegaard, pero en él parece como si lo que se quisiera decir no es que lo que yo piense sea verdadero por el hecho de ser precisamente yo quien lo piensa, sino que el contenido de la verdad, lo que es verdadero, es que somos sujetos condenados a ver el mundo desde una óptica particular no universalizable.
El problema que estoy planteando también es el de la filosofía de Nietzsche, pues en su caso se plantea también qué legitimidad filosófica puede él tener para hacer los tremebundos, digámoslo as,í juicios sobre la vida y la cultura que hace, cuando el defiende una filosofía según la cual todo es interpretación perspectivística, visión relativa, y no existe la verdad objetiva. Él pretendería salir del paso diciendo que el criterio no es el de la verdad sino el de considerar mejor lo que estimula la vida y la hace más intensa. Pero el problema de la verdad reaparece pues deberíamos poder contar con un criterio que nos permitiera establecer que es verdadero que tales o cuales juicios favorecen la vida y otros la perjudican.
 En él, las posiciones de crítica cultural y vital creo que son claras (aunque también hay algunos titubeos en lo refrene a la postura  adoptar sobre la cultura de masas y en lo refrene a considerar sin la gente podría ser de otra manera a como es por culpa de esa cultura de masas), pero donde no consigo alcanzar claridad es en la manera de justificar filosóficamente esas posiciones o si hay que olvidarse de cualquier pretensión de verdad de la mismas.
Me asalta a veces el desánimo en relación con mis posturas tanto vitales como filosóficas y la verdad es que necesito ayuda para resolver mis dudas sobre el valor de mis posiciones.  

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