El constante fuego ebrio de nuestra pasión
bajo las estrellas que son el entusiasmo de la noche.
El misterio de la plenitud de la vida
en el bosque lleno de nuestra unión sagrada.
Conciencia suprema de la exaltación
en nuestro ser común sin apariencia, insondable.
La lejanía de la luz es gozo de la paz
de la certeza recíproca de nuestros cuerpos.
En el silencio nuestro anhelo es música
y sosiego exuberante de nuestro placer.
Placer santo de la voluntad liberada
donde el espíritu excita la confusión de pensar y sentir.
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