Un horrible latido del placer
expande la carne en anochecer
con estrellas ebrias de oscuridad
y refulgente luna de maldad.
Siniestro gozo de ajada inocencia
inunda la piel de maldita inmanencia
en el furor de mi alma tardío
y su esfuerzo de júbilo baldío.
Todo el fracaso del amor sublime
se cerciora en negación que reprime
el impulso del pasado perdido
y el espíritu en la miseria hundido.
Triunfa con asco el sinsentido oscuro
de la procreación del dolor futuro
y se pierde en libidinal orgía
entusiasmo que el Cielo prometía.
Es del amor eterna inconsistencia
que de inútil placer tiene querencia
y la absurda materia multiplica
en vida que estúpida se complica.
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